Capitulo 27

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La mañana llego rápidamente y los dos jóvenes aun estaban acostados. Él fue el primero en despertar y admiraba la maravillosa figura que tenía su esposa dormida, su expresión calmada, su belleza matinal y la belleza de su cuerpo desnudo.

Se sentía muy feliz, toco levemente su mejilla y ella reaccionó de inmediato despertando con una sonrisa de oreja a oreja, y en sus ojos esmeralda una chispa distinta. Los dos desayunaron y se alistaron para ir a cabalgar juntos, cerca de un lago.

Todo era felicidad, el día no había cambiado su aspecto al del anterior asi que era maravilloso. Pero por supuesto ya no habían nervios pero si muchas sorpresas por descubrir, ya que era el primer día de millones que esos dos jóvenes vivirían juntos.

—Candy... Tenemos que alistarnos, nuestro barco parte dentro de una semana. Y también hay que ir al teatro para presentarte a Robert Hathaway como mi esposa— le explico Terry a Candy tocandole la mejilla.

—Lo sé pero... No quiero ir estoy un poco cansada y... Esta bien siempre y cuando este a tu lado— respondió besandolo.

—Vamos no seas exagerada... De todos modos irías si quieres ser la Duquesa de Grandchester—Le dijo con un tono de broma.

—Basta...— Contestó divertida.

—Te amo.

—Yo igual.

Y así pasaron horas y horas, encontraron un árbol de duraznos y comieron hasta ya no poder más. Juntos vieron como el sol se ocultaba tras las montañas y recordaron que el día anterior tenían mucho miedo de lo que se aproximaba al caer la noche.
Pero ahora ese miedo se había esfumado, y las intensas ganas de volver a repetir lo que ocurrió la noche anterior se apoderaron de ellos.

Cuando llegaron a la mansión, todos se preguntaron que donde se metieron, pero ellos solo se rieron divertidos. La cena familiar fue todo un manjar, el duque agradeció la hospitalidad por parte de los Andley y anuncio que dentro de dos días partiría junto con su hijo y nuera, por supuesto Eleanor también viajaría, rumbo a Inglaterra para que los ahora esposos, tomarán poder del titulo otorgado.

La noche transcurrió tranquilamente, todo era serenidad y amor, sobre todo en la más hermosa habitación que tenía la mansión Andley...

Rápidamente pasaron dos días y Candy se tuvo que despedir de sus amigos que por supuesto los vería pronto ya que también viajarían para ser testigos de un momento épico en la vida de la joven. Albert, la familia Andley y Cornwall llegarían un semana después de ellos.

El barco era un modelo no muy antiguo pero con simplemente verlo se podía reconocerlo. Terry y Candy al observar la embarcación donde viajarian se quedaron pasmados, era el mismo barco donde se conocieron.

Muchas imágenes pasaron por las mentes de esos jóvenes, el momento en el que ellos se vieron por primera vez así como en el que su amor comenzó a florecer.

Eran tan solo dos adolescentes pero ahora, ahora son todos unos adultos, están casados y formarán una familia o eso es lo que más deseaban. ¿Quien iba a pensar que ese momento fuera a terminar en un matrimonio?

La noche no era fría ni mucho menos, el cielo estaba completamente despejado, la luna brillaba con todo su esplendor y ellos dos miraban a la nada, solo podían vislumbrar el agua marina chocando con la superficie sólida del barco donde viajaban.

No había neblina, todo se veía con claridad, tantos recuerdos, tantos sentimientos. Se miraron el uno al otro, y después de besaron, dejando salir todos su pasión escondida.

Pasaron días y pronto llegaron a su destino: Inglaterra. Candy recordó cuando viajo ahí por primera vez. Ya que lo primero que hizo fue buscar el rostro de Terry entre la multitud, y ahora hacia lo mismo.

Amor sin alas [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora