Lo Inminente

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Lo Inminente

Se avergonzó de sí mismo por el comportamiento descontrolado que había tenido momentos antes. Apenas y logró dormir unos minutos, pero se sintió algo más confortado. Le dolía muchísimo el cuello como para seguir acostado, aunque era lo de menos. Con el temple bastante más sereno, había logrado por fin tomar una decisión, que por lo demás no era tan difícil.

A paso firme se encaminó hacia el Gran Salón nuevamente. Los destrozos a su alrededor no llamaban su atención, había visto cosas peores y no lo impresionaba en demasía.

Al atravesar las puertas del salón, sus ojos se dirigieron automáticamente hacia la mesa que ocupaban cuatro chicos. Hablaban sin la exaltación con la que solían hacerlo, pero de todas formas parecían estar alegres. ¿Cómo podían hacerlo? Internamente se dijo que era obvio: eran mucho más jóvenes que él y tenían más energías. Desearía volver a tener aquella fuerza. Se sonrió apenas curvando sus labios en una mueca.

Repentinamente el sol le pegó en los ojos y los arrugó. Examinó el lugar y encontró a McGonagall reprendiendo a Filch por algo. Se acercó a ellos sin importarle si interrumpiría o no:

-Minerva- Ésta se sobresaltó al escuchar la profunda voz del profesor a sus espaldas, mientras el celador se alejaba murmurando improperios por lo bajo.

-¡Severus!- Se puso la mano en el pecho, ciertamente sorprendida-. ¡Qué susto me has dado!

-No era mi intención- Declaró Snape muy erguido frente a ella.

-¿Qué ocurre?-inquirió McGonagall, curiosa-. ¿Pasó algo?- El profesor pensó que sus temores eran totalmente injustificados dado el contexto de la situación, aun así prosiguió:

-No es nada. Te voy a tomar la palabra- Le soltó sin más rodeos. La profesora abrió los ojos con exageración. La tomó desprevenida el rápido cambio de postura de su colega-. Seguiré trabajando aquí. De todas formas no creo que haya muchos postulantes- "Mejores", pensó con sorna. Había logrado recobrar su habitual carácter arrogante y de superioridad.

-Bueno... claro que con todo lo que ha sucedido, no he tenido tiempo de pensar en ello, pero te lo agradezco. Por supuesto que el puesto es tuyo, siempre lo ha sido- Asentía con la cabeza muy rápido.

-Bien. Luego aclararemos los detalles- Dio por finalizada la conversación girando sobre sus talones y caminando hacia la salida.

-¡Profesor, Snape!- Se giró lentamente, como si no estuviera seguro de haber oído. Vio al chico Potter acercándosele con determinación. Snape se cruzó de brazos y esperó al muchacho-. Profesor- Harry hablaba mirándolo a los ojos. El hombre se sorprendió de descubrir en su voz un dejo de timidez. El chico siempre se había dirigido a él de forma decidida, podría decirse que hasta insolente.

-¿Qué quieres, Potter?- preguntó bruscamente para que Harry recobrara la actitud a la que él estaba acostumbrado.

-Sólo quería darle las gracias, profesor- Le extendió una mano al hombre sin dejar de mirarlo a los ojos. Snape no extendió la suya, simplemente asintió una vez con la cabeza. Sin quererlo desvió la mirada hacia los muchachos sentados a la mesa, que también lo observaban con detenimiento. Granger fue la única que le dedicó una radiante sonrisa y se forzó a volver la vista al muchacho frente a él.

-Sólo espero que ahora dejen de meterse en problemas, Potter. Ya no estaré ahí para...-reculó cuidadosamente sus palabras-...hacerles de niñera- Y le dio la espalda retomando su camino. Harry esbozó una media sonrisa. Era típico de su profesor rechazar ese tipo de cercanías. De todas formas, no esperaba más.

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