"(...) te amo directamente, sin problemas ni orgullo (...)".
Hermione volvió a hundirse en la espesura de sus ojos negros, observándolo totalmente absorta y en silencio.
"No", le había dicho. Ya no volvería a rechazarla, a decirle que se alejara. Aquello sí que era el comienzo de algo.
No supo qué decir.
Él no dejaba de mirarla, apreciando cada segundo a su lado, como si no existiera nada más que pudiera hacer en ese momento. Quería abrazarla, besarla y decirle tantas cosas, pero su cuerpo ya no respondía. Estaba demasiado aturdido.
De pronto, ella se puso en puntas de pie y depositó un suave beso en sus labios. El profesor cerró los ojos ante el contacto, sintiendo cómo se le erizaba la piel y un escalofrío sacudiéndolo por completo, hasta los huesos. Estremeciendo su alma.
Pasó un brazo por detrás de la cintura de la chica, atrayéndola hacia él con delicadeza, preguntándose si a ella le gustaría tanto como a él. No estaba muy seguro de cómo besarla. ¿Lo haría bien? Y si no, ¿ella no le diría nada para no herir sus sentimientos?
Decidió dejar de pensar por un segundo para disfrutar... luego habría tiempo para lo otro.
A ninguno pareció importarle el polvo en su ropa y cabellos, o la estrechez de la chimenea. Seguían perdidos en aquel espiral de nuevas sensaciones.
Hasta que unos golpes en la puerta del apartamento los sobresaltó, haciendo que se separaran abruptamente, como si lo que estaban haciendo fuese indebido.
Hermione se sonrojó a más no poder y miró hacia la puerta.
"No, no, no... ahora no", pensó desesperada. Había olvidado que Ginny iría a visitarla. Consideró fingir que no estaba en casa, mandarle una carta luego excusándose y juntarse otro día con ella. Sin embargo, Snape habló antes de que se le pudiera ocurrir algo:
—¿Tiene visita? — preguntó mientras se sacaba el polvo de los hombros. Hermione volvió la vista hacia él, parecía tenso, incómodo.
—Eh...
—No se preocupe— dijo Severus, comprendiendo que era momento de marcharse, que estaba sobrando. Granger estaba en todo su derecho de verse con quien quisiera....y por supuesto que eso que sentía no eran celos, se dijo—. De todas formas, tengo que volver. — Buscó en todas direcciones el recipiente con los Polvos Flu y, por suerte, los encontró rápidamente en el suelo (no podía recordar cuándo llegaron ahí) antes de que la situación se tornara más extraña. Se puso de pie al tiempo que Hermione salía de la chimenea con pasos vacilantes sin dejar de mirarlo.
Ella quería disculparse por la interrupción... pero la expresión en el rostro de Snape no dejaba lugar a justificaciones. Le dio la impresión de que sólo quería largarse cuanto antes.
Además, ¿cómo debía decirle ahora?: ¿Profesor? ¿Señor? ¿Severus?... no tenía la más mínima idea. Todo le sonaba raro.
—Lo siento mucho... olvidé que... lo siento— murmuró, mirándose los pies. Otro golpe en la puerta los hizo volver a la realidad.
—Buenas noches— dijo Snape en un murmullo apenas audible, y al ver el rostro compungido de ella, añadió: —. Nos vemos.
Hermione vio cómo el profesor esbozaba algo parecido a una "sonrisa" tranquilizadora y no pudo evitar ruborizarse aún más y sonreírle de vuelta.
—Nos vemos— se despidió justo antes de que él arrojara los polvos al suelo y desapareciera.
La chica permaneció de pie unos segundos, percatándose de lo terriblemente acalorada que se sentía. Se echó aire con las manos para poder respirar mejor y que el rubor se esfumara de sus mejillas. Sabía que Ginny tenía muy buena intuición como para no darse cuenta de que algo le pasaba.

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Sentir
Fiksi PenggemarLa guerra ha terminado. Pero vivir no es lo mismo que sentirse vivo y Severus Snape lo sabe a la perfección. Mientras Harry, Ron y Hermione deciden terminar sus estudios, el reencuentro pareciera ser la única forma de salvarlo. El mundo de Harry P...