Capítulo 4

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-Muy bien, ya que te quedaras aquí hasta que me aburra de ti y acepte tu desesperada petición de matarte, creo que lo justo es que nos conozcas, nosotros ya sabemos que te llamas Luhan, así que... me llamo Oh Sehun-se presentó con una dulce sonrisa que Luhan no creyó ni por un segundo.

-Yo soy Kim Jongdae pero me puedes decir Chen y espero seamos buenos amigos-sonrió divertido, Luhan no aceptó la mano que le ofreció haciendo que el castaño frunciera el ceño-¿Quién mierda te estás creyendo tú estúpido mocoso?-preguntó molesto sujetando con fuerza el rostro del pequeño para obligarlo a verlo a los ojos.

-Déjalo ya Chen-intervino Chanyeol alejando a su compañero de Luhan-Tranquilo-susurró suavemente ayudando al menor a ponerse de pie.

-Él es Chanyeol-señaló Sehun-Ahora, escucha atentamente Luhan, te quedaras aquí y harás cada una de las tareas que se necesiten, cocinaras, limpiaras y lavaras, además de cumplir cada cosa que te pidamos que hagas, básicamente ahora eres nuestra bonita sirvienta-Luhan apartó el rostro cuando el rubio quiso tocarlo-Una muy rebelde por lo que veo-sonrió-No podrás salir de aquí a menos que nosotros así lo decidamos y créeme que eso jamás va a pasar, y si consigues escapar de aquí, te haré algo peor que matarte y te dejare sufriendo día a día la misma tortura una y otra vez-esa era la verdadera cara de ese hombre, Luhan ya lo sabía, esa mirada despiadada cargada de veneno y odio que trataba de inyectarle con solo su mirada.

Le tenía miedo, mucho, mucho miedo, Luhan se encogió en sí mismo evitando la mirada de esa persona, los otros dos se alejaron dejándolo solo con el pelinegro que lo miraba con mucha pena, Luhan miró a su alrededor dándose cuenta que a diferencia de la horrible fachada externa que ese lugar tenía por dentro era un palacio, su mirada regresó al pelinegro que sonrió para él.

-Me llamo Park Chanyeol-se presentó el pelinegro con una cálida sonrisa.

-Soy...

-Lo sé Luhan, lamento mucho esto-lo miró apenado, Luhan no dijo nada-Luhan yo...

-Chanyeol te buscan-informó Chen, Chanyeol asintió y luego miró a Luhan dedicándole una linda sonrisa antes de mirar a Chen amenazadoramente.

-¿Qué me ves?-Luhan apartó rápidamente la mirada al escuchar las palabras de Chen-Nosotros siempre cenamos a las tres y pues, te estás tardando con la comida así que mueve tu insignificante existencia a la cocina-ordenó, Luhan solo lo miraba temeroso-¡Muévete!-alzo la voz provocando que Luhan saliera prácticamente corriendo a la que distinguió como la cocina.

La cocina era amplia y estaba muy bien equipada, le recodaba mucho a la de su casa en la cual había pasado horas comiendo las galletas que su madre preparaba para él, cerró los ojos conteniendo sus lágrimas y miró a todos lados mordiéndose el labio inferior muy nervioso, él no sabía cocinar, nunca había tenido la necesidad de hacerlo y en ese momento no sabía bien que hacer pero si no hacía nada era más que seguro que Sehun le iba a hacer daño.

Pensó un momento tratando de aclarara su mente y que se le ocurriera una forma de salir de eso, una idea cruzó por su mente; podía hacer pasta eso no era muy difícil o eso pesaba él. Buscó en los estantes hasta hallar un paquete de pasta, sacó una olla donde pensó que podría poner agua a hervir y abrió el paquete de pasta vaciándolo dentro, buscó algunos vegetales y comenzó a partirlos para agregarlos a la pasta.

Después de un rato y de hacerse varios cortes en los dedos tenía tres platos servidos con lo que había hecho, su pasta, que realmente se veía espantosa, escuchó las voces de los tres hombres que habían entrado al comedor y los nervios comenzaron a hacerse presentes, tuvo una repentina idea y se apresuró a poner queso sobre la pasta cubriendo así el mal aspecto que tenía rogando internamente porque supiera bien.

360°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora