Dueña de mi silencio, esclava de mis palabras

DOCE: Una pequeña mentira piadosa (Parte 1)

CAPÍTULO 12

Dali iba de un lado a otro, haciendo los recados que le habían encomendado. No había parado en toda la mañana pero a ella no le importaba, estaba feliz con su trabajo y con todo lo que iba aprendiendo de los grandes periodistas que trabajaban allí.

- Hey, veo que estas atareada - le dijo Matt deteniendola en uno de los pasillos.

- Me pidieron que sacara unas fotocopias y se las llevará a la señorita Viciconte - respondió lo más profesional que podía al sentir que él estaba sosteniendola de la cintura.

- Relájate. Toma un respiro, no te presiones tanto.

- Quiero hacerlo bien.

- Lo haces estupendo - le aseguró su jefe. - Créeme, Mica y yo estamos satisfechos con tu labor.

Dalila había comenzado a trabajar con ellos hace poco más de una semana. Quería ser una buena empleada y cumplir todo al pie de la letra. Pocas veces se había cruzado con Matt en ese tiempo pero cuando lo hacían era complicado controlar su ritmo cardíaco.

- Hola - los interrumpió Lucas llegando a la editorial. Él iba y venía y eso molestaba a Micaela, quien no podia recriminarle nada ya que Lucas también era dueño.

- ¿Qué onda? - lo saludo su hermano. - Que raro por acá.

- De hecho, estoy buscándola a ella - mencionó Lucas señalando a Dali quien lo miró sorprendida mientras Matt fulminaba con la mirada a su hermanito. Celos. Era obvio.

- ¿A mi? - se cuestionó la morocha teniendo en cuenta que nunca habían cruzado palabra y ella sólo sabía quien era él porque sus compañeros le habían dicho.

- Sí, creo que conoces alguien que necesito ubicar. - Matt suspiro relajado ante las palabras de Lucas. Ahora entendía todo, su hermano le había contado sobre la moza que conoció en la fiesta.

- Bueno, si puedo ayudarte. - concluyó no muy segura Dalila. No creía conocer alguien que él pudiera estar buscando.

- Voy a seguir con mi trabajo -anunció Matt despidiéndose para que Dali y Lu hablarán tranquilos -Los veo después.

- Bien... decime en que te puedo servir - Dijo Dalila una vez que vieron a Matt entrar a su oficina.

- Bianca - habló Lucas. - ¿La conoces cierto?

- ¿Di Pascuale? - Dalila no comprendía de donde él podía conocerla.

- Esa misma. Necesito su número o su dirección. - Le pidió.

- ¿Para que? - cuestionó ella.

Lucas rodó los ojos. - Dale, no me la compliques.

- Bianca está de novia con uno de mis mejores amigos. Llevan muchos años juntos. - Puntualizó ella.

- Por favor, por favor, por favor - casi le suplicaba Lu. - Prometo que no es para lo que pensas - Si, mintió el muy descarado, pero otra no le quedaba, Dali no iba a darle su número para que la conquistara y Bianca rompiera con su novio.

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Bianca estaba en su habitación, acomodando su ropa por colores. La morocha suspiro frustrada. Quería gritar, patalear, llorar. A sus ojos, su armario era pequeño y su ropa escasa, ella merecía muchas más cosas, una habitación más grande, una casa más bonita, en fin, otra vida.

A su mente vino Lucas, el chico con el que se había chocado dos veces. Evidentemente él podría brindarle todas las cosas que ella deseaba. Se lamentaba no haberle pedido su número.
Pero al parecer el destino comenzaba a sonreirle. Un WhatsApp le llegó interrumpiendo sus pensamientos.

Hola linda, soy Lucas. Como estas?

Bianca sonrió y le respondió al momento, quería saber como era que había conseguido su número. Él le confesó que a base de mentiras piadosas, le aclaró, Dalila accedió a darle su número. Se estuvieron escribiendo por largo rato, conociendose y finalmente quedaron en verse a la tarde y reunirse en un Starbucks personalmente.

Bianca volvió a sacar la ropa que había organizado y desparramandola por toda la cama se puso a probarse conjuntos adecuados para una primera cita con el chico con el que había decidido que se casaría.

***

Hola, los invitó a pasar por la nueva novela que estoy subiendo (una adaptación Nachoela) Imposible NO enamorarse.