CAPÍTULO 9
Bruno había ido a primer hora de la mañana al loft de Micaela. Habían tenido relaciones prácticamente toda la mañana hasta que la rubia decidió ir a la editorial. Sabía que probablemente Matt se estuviera volviendo loco sin comprender del todo sus tareas.
Se estaba vistiendo cuando se detuvo a pensar en algo al observar a Bruno.- ¿Vos no le contaste lo nuestro a nadie no? - inquirió mientras lo veía atarse las zapatillas con tranquilidad.
- ¿Te preocupa que alguien se entere que te encamas con un pobre mecánico? - Retrucó con diversión él provocando que Micaela frunciera el ceño.
- No jodas. Respondeme - exigió ella con la firmeza que la caracterizaba.
- Ni a mi mejor amigo - le aseguró Bruno - No tenemos nada serio como para que le cuente alguien sobre esto o sobre vos. Quédate tranquila que sé muy bien lo que somos, mejor dicho lo que NO somos.
Bruno podría haber sonado duro, tal vez con otra mujer no hubiera sido tan franco y directo pero sabía que con Micaela no había problemas. Él podía decir las cosas como le parecían sin tener que considerar los sentimientos de ella. A ella él no le importaba. A él tampoco le importaba ella. Sólo tenían buen sexo cuando se les daba la gana y eso era todo. Así estaban perfectos.
- Bien. Es bueno tener secretos. - afirmó Mica dándose una última mirada en el espejo.
Era bueno tener secretos, ella tenía muchos. Importantes secretos que estaba dispuesta a callar por siempre.- ¿Salimos al mismo tiempo? - le preguntó él. A Micaela le agradaba que Bruno respetaba su espacio y su modo de vida, nunca la juzgaba por su soberbia o mal humor, ignoraba sus defectos y eso le gustaba de él.
- No hay nadie hasta hora - concluyó ella. - Yo voy hasta el garage y vos anda saliendo - aclaró despidiéndose con un apasionado beso.
Micaela llegó poco antes del mediodía. Matt había tenido que salir hacer una diligencias y entonces al verla llegar, todos los empleados fueron hacia ella en busca de órdenes y respuestas.
- Voy a escucharlos a todos. Sólo que uno a la vez - les pidió - y más vale que sea importante y urgente.
- La figura que íbamos a entrevistar para la nota central canceló la cita - habló con rapidez una mujer de edad madura y traje sofisticado - parece que enfermo y recién va a poder juntarse la semana entrante.
- ¿Ven? A esto llamo un caso urgente - señaló Micaela a los demás empleados que seguían esperando hablar con su jefa. - Marina pasa a mi oficina así vemos como solucionamos esto. - Le dijo a la periodista que le habló antes - Los demás pueden ir esperando su turno. Sofía, llama alguno de los asistentes que puedan colaborar en una solución - fue la única orden que dejo a su empleada antes de entrar a su despacho.
Micaela y Marina hablaron largo y tendido. Juntas buscaban como sustituir la nota central para la siguiente edición de la revista. Nada se les ocurría.
Media hora después entró la asistente que había requerido Micaela. Pero no la conocía. La observó de arriba a abajo.
Era alta, delgada y de cabello castaño oscuro. Aunque se notaba que era de origen humilde la chica frente a sus ojos tenía apariencia sofisticada y refinada. Micaela pensó que si aquella muchacha hubiera nacido en una familia bien, posiblemente hubiera sido una modelo de alta costura.-Buenas tardes. ¿Me mandaron a llamar puede ser? - preguntó con amabilidad la joven.
- ¿Sos asistente periodística? - indagó la rubia y su empleada asintió - ¿Quien sos?
- Dalila. Dalila Martinelli - Se presentó la castaña. - Matías me contrató ayer - le explicó un poco nerviosa después que Matt le contará el mal genio de su socia.
- La salvadora - resumió Mica recordando que él le había dicho que contrató a la joven que lo había salvado en el banco. - Bien, sos nueva y está va a ser tu prueba de fuego. Si la superas yo misma firmó tu contrato definitivo - le aseguró.
- ¿Qué necesita señorita Viciconte?
- Un tema. Algo. Para la nota central del siguiente número de la revista Gold.
Dalila asintió. Le estaba pidiendo que pensará una temática. Rápido. Necesitaban una nota ya. Era un desafío pero era ese el sueño de ella. No podía desaprovechar la situación.
Marina, la periodista principal, le señaló unos papeles que estaban en el escritorio y le hizo señas para que se sentará a su lado a hojearlos. Era el boceto de la revista, iba a tener que revisarlo para saber de que iba ese número.
Micaela se quedó observandola. Le cayó bien, parecía una amable y humilde chica. Y supo que Matt no la había contratado por haberle salvado la vida. No. La contrato porque Dalila Martinelli le había gustado ni bien la vio.
Martinelli. Le sonaba ese apellido a Micaela, lo había escuchado antes. Y fue mientras observaba a Dalila revisar el boceto de la revista cuando se dio cuenta de donde conocía el apellido.
Fue unos segundos después en los que se dio cuenta que la llegada de Dalila Martinelli a su vida iba a provocar el fin de sus secretos. El reloj se había activado. Sólo era cuestión de tiempo antes que todo se supiera.
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Dueña de mi silencio, esclava de mis palabras
Dla nastolatków"Las palabras se pueden manipular, pueden perder su valor o tener demasiado. En cambio el silencio es más noble. El silencio es algo que se puede compartir. El silencio es estar en control. El silencio es poder. Dicen que somos esclavos de nuestras...