VEINTISIETE: Enferma

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- ¿Alguien puede explicarme porque Martinelli no viene a trabajar hace dos días? - Preguntó Micaela a los gritos llamando la atención de todos los empleados.

Marissa, de recursos humanos, fue quien se acercó a su jefa para darle los motivos de la ausencia de la joven empleada.

- Señorita Viciconte, la empleada Dalila Martinelli se reportó enferma presentando certificado médico y se le otorgó una licencia de 7 días para que pueda recuperarse.

- Oh, ahora me siento una idiota. - opinó la rubia sintiéndose mal por haber gritado cuando su operaria se hallaba enferma. - Gracias por informarme Marissa, podes volver a tus labores.

Micaela le pidió a Gabriel, otro de sus empleados de igual rango al de Dalila, que se ocupará de las tareas de la morocha hasta que está pudiera reincorporarse.
Después fue hasta la oficina de Matt, creyendo firmemente en que debería ponerlo al tanto de la situación.

- De golpear la puerta o anunciarte ni hablemos. - murmuró Matías al ver a su socia irrumpir en su lugar, como siempre lo hacía.

- ¿Sabías que Dalila se estuvo ausentando estos días? - le preguntó Micaela.

- No, ¿le paso algo? - interrogó alarmado Matt.

- Me informaron que está enferma, no se que tiene pero le dieron una semana de reposo - le contó la rubia a su compañero.

- ¿Porqué no nos avisaron antes? - Exclamó indignado Matt levantándose y buscando su abrigo.

- ¿A donde vas ahora? - cuestionó molesta Micaela al ver que nuevamente su socio iba a retirarse y dejarla con todo el trabajo.

- A verla, para saber que tiene y brindarle apoyo - contestó como si fuese lo más obvio.

- Nunca vamos a visitar a nuestros empleados cuando se enferman Matías - puntualizó ella.

- Pero es Dalila. Dale, vamos - la invito él tomandola del brazo y casi llevándola a rastras hasta su auto.

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- Conozco este barrio - comentó inconscientemente Micaela desde el asiento de co-piloto.

- ¿Vos conoces por acá? - preguntó sorprendido y divertido Matt. Le resultaba extraño que su socia supiera sobre un barrio así, Micaela era de mundo no de calle.

La rubia decidió guardar silencio, tenía miedo de meter la pata nuevamente. Nadie sabía de su historia con Bruno y no tenían porque enterarse justo ahora que acabo.

Matt estaciono su auto frente a la humilde casa de Dalila y ayudo a bajar a Micaela.

Paulina, la madre de Dali, les abrió la puerta y ellos se presentaron.
Ella los guió hasta la habitación de la joven que se encontraba en reposo por una leve neumonía detectada a tiempo.

- Hola - se acercó primero Mica.

La morocha se sorprendió al ver que sus jefes habían ido a visitarla. Estuvo charlando un poco con Micaela que se había sentado a un costado de la cama. Mientras Matt permanecía al margen, parado al lado de la puerta.

- Permiso, ¿puedo ofrecerles un café? - propuso Paulina ingresando a la habitación.

- Por supuesto. Un café siempre es bienvenido. - aseguró la rubia levantándose rápidamente. - voy a la cocina con usted, los dejo - dijo para Matt y Dali saliendo junto a la madre de esta última.

El silencio reino entre Matías y Dalila.

- ¿Fue tu idea? - le preguntó la morocha.

- Si - afirmó él tomando coraje y acercándose de a poco - estoy preocupado. Quiero que estés bien.

- Voy a estarlo. No es grave. - lo tranquilizó ella. - En unos días vuelvo, no era necesario que se tomarán la molestia de venir.

- Si lo era. Yo... No puedo seguir así. Cuando Micaela me comentó que estabas ausente por enfermedad... pensé muchas cosas. Todas con un mismo denominador: no quiero perderte - confesó finalmente Matt. - Te quiero, y te quiero en mi vida.

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Micaela estaba tomando café en la cocina con Paulina cuando sintieron que alguien llamaba.

- Hoy es el día de visitas. - dijo Paulina sonriendo y yendo abrir.

Micaela le sonrió y siguió bebiendose su café. Unos segundos después, volvió la mamá de Dalila con alguien muy conocido para Micaela, quien se tenso al verlo.

- Hola - murmuró él al reconocerla.

- Ah Bruno, ella es la señorita Micaela Viciconte, es una de las jefas de Dali que vino a ver como estaba. - se la presentó Paulina. - Micaela, él es Bruno un amigo de toda la vida.

La rubia asintió y sólo esperaba que Matt saliera cuanto antes así se iban.

Dueña de mi silencio, esclava de mis palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora