TREINTA Y CUATRO: Decisiones

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Bianca se encontraba disfrutando de su vida de princesa en la casa de los Ferrario.
Estaba muy feliz del lugar que estaba ocupando y de cómo era consentida por Lucas. Todavía no sabía cómo iba a continuar con su mentira, puesto que no estaba embarazada y todos creían que sí; incluso Paio, el hombre que tanto amaba, lo que más le había dolido era tenido que mentirle a él, hacerle creer que está esperando un hijo de otro, cuando no era así.
Pero ya había elegido, no podía dar marcha atrás.

Lucas por su parte aún albergaba dudas respecto al estado de su novia, desconfiaba de ella y nada que Bianca dijera o hiciera lo haría volver a confiar como al principio. Estaba el hecho de qué con Micaela las cosas eran diferentes, él siempre estuvo enamorado de Micaela pero nunca sintió tener chance, pero en el último tiempo, especifícamente después de compartir ese beso en el bar, las perspectivas habían cambiado para él. Le sirvió para darse cuenta que no estaba tan enamorado de Bianca como él creía y, que no había dejado su amor platónico de la adolescencia atrás. Todavía ese amor seguia latente y parecía haber vuelto con más fuerza.
Por un momento se planteó luchar por ese amor, aunque sabía que era unidireccional. Pero justo reapareció Bianca con la noticia del embarazo, justo cuando él había descubierto que en realidad no estaba enamorado de ella.

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- Hola Micaela - la saludó Ignacio cuando ella ingresó a su oficina. - Me sorprendió cuando me dijeron que querías verme.

- Sí... - murmuró la rubia sentándose enfrente del mellizo. - Estuve pensando mucho y... quiero contar todo lo que sé.

Nacho abrió los ojos asombrado. Si bien sospechaba que Micaela sabía más de lo que decía, ahora ella mismo se lo confirmó y además, estaba dispuesta a hablar.

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Bruno se había encontrado con su amigo Paio en un café. Hace mucho no se juntaban y tenían mucho que contarse.

- Todavía no me dijiste dónde estas parando boludo - insistió Pablo. - Cuando me entere que te fuiste de tu casa me preocupé. Hubieras ido a mi casa, siempre hay lugar para vos.

- Ya sé, fue todo muy rápido. Estoy bien, tranqui. Una amiga me ofreció su departamento por un tiempo - dijo sin entrar más en detalle.

- ¿Una amiga? - preguntó sugestivo Paio haciendole burla.

- Bien, una amiga especial, pero nada serio. - afirmó él. - Fue muy considerada conmigo pero tengo que empezar a buscar donde irme.

- Podemos alquilar algo los dos. - Propuso Paio. - También es mi hora de salir del nido, tal vez buscar otro trabajo, conocer otras personas... olvidarme para siempre de Bianca.

- Excelente decisión amigo, era hora - lo apoyo Bruno. - Y si, busquemos algo juntos. Un departamento de solteros.

Dueña de mi silencio, esclava de mis palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora