TREINTA Y SIETE: Nuestra despedida

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Miércoles - 17:40 horas

Micaela ingreso por la puerta de su departamento llevándose la sorpresa que Bruno estaba terminando de juntar sus cosas. 

- Hola desaparecida - le sonrió él mirándola para luego focalizar su atención en embalar la última caja.

- Hola - murmuró ella. - ¿Y esto? - preguntó señalando las cajas.

- No pude contarte antes, pero voy a mudarme. - Le contó él. - Con mi amigo Paio conseguimos en un departamento. 

- Departamento de solteros - bromeó la rubia.

- Algo así, esta mañana firmamos el contrato y queremos aprovechar esta tarde y lo que resta de la noche para mudarnos. Como no tenemos muchas cosas, no va a ser difícil. 

- Espero que no estés desesperado por mudarte a causa mía, te dije muchas veces que no es problema que te quedes el tiempo necesario.

- Lo sé Mica, y estoy muy agradecido con vos. Te debo muchas. 

- Así que... es nuestra despedida. - pensó ella en voz alta y sonriéndole con nostalgia. 

- No necesariamente - sonrió con picardía él. 

- De hecho... sí - afirmó la rubia. - Es mejor que sea el fin. 

- De acuerdo, si el lo que queres. - concordó Bruno.

- Es lo que quiero - le aseguró la rubia dejándole un último beso y entrando a su habitación. - Cuando salgas deja las llaves en la mesa de la cocina - le gritó desde adentro de su cuarto. 



Miércoles - 10:28 horas

- Voy ayudarte, lo juro. - Le prometió Ignacio Nayar a su lado. - Quédate tranquila.

- Viciconte, Micaela Lorena - la anunciaron por alta voz. La rubia tomo una gran bocanada de aire y camino a paso firme y con su ímpetu característico.

Se adentraron a una oficina del juzgado, donde el juez a cargo del caso de sus padres los esperaba. 

Después de las debidas presentaciones, Ignacio procedió a leer la causa, las acusaciones y demás ítem que se fueron desarrollando durante su trabajo. 

- Excelente señor Nayar, siempre tan eficiente - lo felicitó el Juez Archimendi. - Entonces, señorita Viciconte, ¿está consciente de las consecuencias de su acto? 

- Sí señor - respondió ella manteniéndose fuerte y sintiéndose segura al tener a Nacho a su lado. 

- Ocultar evidencia a la justicia en un delito la convierte en cómplice del mismo, deberá cumplir un escarmiento penal a convenir a la hora del juicio. Puede pasar muchos años en prisión por su error señorita Viciconte. 

- Lo sé. 

- Señor Juez. - lo interrumpió Nacho. - Creo que no esta en discusión el error que cometió Micaela, pero ahora esta ayudando a que la causa se resuelva rápido. Esta siendo colaborativa y tuvo razones emocionales para encubrir lo que sabía. Además todavía no sabemos que tan relevante es para el caso la carta que la señorita escondió - intentó persuadir al juez para reducir la condena a la rubia. 

- Nayar, vamos hablar luego en privado - aseguro Archimendi. - Pueden retirarse. 

Dueña de mi silencio, esclava de mis palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora