Amor Prohibido - Melepe

Capitulo 22 - Get away from Her

Narra María

Sin más, esa noche caí rendida en los brazos de Morfeo. Pero eso no era todo. Esa noche vi a Melo levantarse, pues ella me acompañaba en los brazos del antes nombrado. Resultó un poco raro. Se vistió, yo nisiquiera sabía donde iba. Cojio sus llaves y su móvil y salió de allí.

¿Qué estás haciendo, Melo?

Narra Melo.

Me fui de allí, coji el primer taxi que vi y le indiqué la calle al taxista. Yo y Juan nos veríamos en la entrada de un antro.

Una vez que llegue allí lo vi. ¿De verdad lo iba a hacer?

Bajé del taxi y pague al taxista. Me dirigía a Juan cuando este fijo su mirada en mí.

—Hey, Melo.—dijo este. ¿Como se atreve a saludarme después de todo?

—Hola Juan.—alcé la mirada hacia la puerta del antro y volteé de nuevo para verle.—¿Entramos?

Este solo asintió con la cabeza. Fuimos dentro, pedimos unas copas y empezamos a charlar. Estaba nerviosa, en cualquier momento iba a explotar. Este hijo de puta fue quien le pegó, quien la humillo. Vas a pagar por todo esto.

—Y bueno.. ¿que tal con María?—cuestioné con pasotismo.

—Oye, no sé si eres una mandada. Te hablas con ella. Quizás le digas.

"Si joder, me la follo, y le encanta.".-dijo mi conciencia.

—Que va, Juan. Solo es amiga.—tomé aire—No soy una mandada. Dime.

—Ah, bueno.—tomó un trago—Me tiré a su amiga Marta. Brutal.

Mi cara era un puto poema, joder. Tenía ganas de matarlo ya.

—¿María lo sabe?—cuestioné.

—Que va. Pero sé que ella también se está tirando a alguien.—volvió a tomar.

—No le vuelvas a hablar.—solté.

—¿Por qué?—dejó el vaso.

—No te vuelvas a acercar a María, ¿te enteras?.—grité y me levanté.

—¿Que cojones dices, Melo?.—gritó.

—Que te vayas de su puta vida, Juan. Que te vayas tío.

Salió del lugar y yo fui tras de él. Ando unas calles más adelante, y le empujé al suelo.

Cayó pero luego se levantó a tirarme a mí. Le pegué un puñetazo y el a mi otro en el estómago lo que hizo que yo me retorciese del dolor en el suelo. Se puso encima mía y me di la vuelta dejándolo a el en el suelo. Coloqué mis manos apretándole el cuello.

—NO TE VUELVAS A ACERCAR A ELLA—grité.

Finalmente empecé a pegarle puñetazos en la cara. Consiguió tirarme hacía atrás y me pego puñetazos en la cara. Esta sangraba, la de él igual. Mis nudillos estaban al punto de sangrar. Pero una vez más me acordé de todo lo que le había echo a María. Me levanté y el estaba tirado en el suelo retorciéndose del dolor, hasta que llegue yo y le pegué patadas en la espalda. El sólo se quejaba. Resistió y me pego un último puñetazo en el ojo derecho dejándome en el suelo.

Narra María

Tomé un taxi hasta Le Queen Club, aquel antro al que iba Juan. Sabía que algo pasaba allí, que Melo había ido allí. Vi a los dos tirados en unas calles más antes, dije al taxista que parase, le pagué y fui corriendo hasta allí.

Me acerqué a Melo y automáticamente mis ojos empezaron a llorar, aumentando por segundos. Le abracé y hablé, esta solo me miraba fijamente inconsciente con una mano en mi mejilla quitándome las lagrimas. Alcé la mirada hasta a él, ya nisiquiera me preocupaba. Levanté a Melo y llamé a su hermana.

María: Lois, si, soy yo María. Ven con tu coche porfavor. Es urgente, tu hermana.. tu ven.

Lois: Ahora mismo voy.

Después de 10 minutos Lois estaba allí, montamos en su auto y nos fuimos de vuelta a casa. Yo estaba cuidando a Melo, ella me miraba, solo me miraba a mí.

Llegamos a casa y Lois se encargó de preparar las cosas para curarle las heridas. Yo le quité la ropa y le dejé en la cama tumbada. Ella me miraba fijamente con culpabilidad, le di un vaso de agua y eso le ayudó a aclarar su garganta. Sostenía mi mano en todo momento.

Lois vino con las cosas, hasta que Melo habló.

—Loi..s, Lois, deja-ja, que lo haga María por-porfavor.

—Está bien Melo, estaré en la cocina. Si necesitas algo llámame.

Su hermana salió de allí, yo estaba dispuesta a hablar con Melo de lo ocurrido.