Capítulo 48

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El día se prestaba para quedarse acostado bajo millones de frazadas. La ciudad se encontraba invadida por paraguas. Sus habitantes, se encontraban corriendo de un lado a otro, emponchados y sufriendo el frio viento que lo golpeaba, acompañado de una leve llovizna.

La familia Sardelli se encontraba sumamente preocupada por las actitudes que estaba teniendo Ayelen últimamente. No quería salir de su casa, solamente deseaba estar todo el tiempo con sus papás y hermanos. Claro, ellos no se imaginaban que Ashe había hecho un pacto con el mismísimo diablo hecho mujer.

Ayelen sabía que ella fue la que le había disparado. Aunque su familia nunca se lo había dicho para no preocuparla, la misma Rebecca se lo había contado.

Patricio no daba más de la culpa que tenía, sentía que su vida era una mierda, el desastre de la familia que ni siquiera reconoce a su hermana menor que es sangre de su sangre. Su relación con Melisa básicamente se basaba en falsedad, solo eran amigos que se hacían pasar por novios ante las cámaras. Patricio se replanteaba una y otra vez por qué sigue con ella, si no la quiere. Pero al parecer, ella lo "ama" y no quiere romperle el corazón. Ahora, ¿Por qué entonces se basa en falsedad? Nadie lo sabe, ni los propios protagonistas de esta historia de "Amor"

Por otro lado, también sentía envidia de Guido. Él siempre fue el nene querido y mimado de todos, el que hacia las cosas bien, excepto dejar la secundaria, el que con tan solo 10 años había encontrado su pasión por la música. Pero más envidia le generaba ver como Ayelen se moría por Guido y no por él, que confiara en el rubio y no en Patricio. En su alma había una mezcla de sentimientos. Sentía envidia, tristeza, culpa y rabia por no poder hacer nada. Sentía la necesidad de ir y arreglar las cosas con su hermanita antes de que se la lleven de viaje, pero su conciencia le decía que lo iba a rechazar y que la iba a cagar mucho más.

Su celular no dejaba de sonar por las pesadas e insistentes de parte de Melisa, pero él no quería hablar con nadie. Lo peor, se estaba acercando para él.

Por otra parte se encuentra Gaston, preocupado por Guido que últimamente no se puede concentrar en nada. También está preocupado por Pato, porque lo ve perdido y tiene miedo que el pasado aceche a su hermano, y que esta vez, no pueda escapar.

Gasty siempre fue de concentrarse en su familia más que en él mismo. De hecho, casi ni se le da por experimentar nuevas relaciones porque tiene que encargarse de sus hermanos aunque ya están bastantes crecidos, y de que a sus padres no les falte nada.

Pero hay algo que él lo tiene guardado muy dentro de su alma que le está comiendo la cabeza y que no lo compartió con nadie. Su abuela Blasa en su lecho de muerte, le hizo jurar que iba a proteger a su familia hasta el final de sus días y que iba a encontrar a Ayelen. Todo bien hasta ahí. Pero, a su familia ahora le está faltando algo, mejor dicho le faltará, y es Ayelen. Ella se tendrá que ir por un tiempo hasta que detengan a Rebecca definitivamente y ya no sea un peligro para todos.

No hay un día que no deje de pensar en cómo hacer para que ella no se vaya, que no abandone a su familia. Sentía bronca e impotencia ver que al final fue en vano haber luchado por encontrarla si al final ahora otra vez se alejaría.

Estaba en una situación bastante complicada porque, por un lado sabía que esto era lo mejor para ella, no quería que ella pasa por lo que él pasó. Pero por otro, sentía que a sus padres les faltaría ella y le había jurado a su tan amada abuela darles todo y luchar por encontrar a su hermana. Estaba confundido, perdido. Solo queda esperar a que el tiempo haga lo suyo.

Por ultimo esta Guido, que está sufriendo muchísimo. No quiere separarse de su hermana, no otra vez, la adora tanto como a su abuela Porota. Ayelen para él es su princesa, su confidente, su enana, su fiel compañera, su payasita, su todo. Aunque tengan sus peleas o discusiones, su relación no se perjudicaba. Es más, hasta me animo a decirles que era cada vez mejor.

No había un día en que no le pida a su abuela que no permita que ella se vaya. Guido nunca había tenido un lado tan... religioso, como lo es ahora. Acostado en su cama se iba al país de los recuerdos, pensando en cada momento que vivió junto a su enana y no podía evitar derramar un par de lágrimas. Lo que Guido más valoraba de ella, es que fue la única que se dio cuenta cuando él estaba cayendo en una depresión, nuevamente. Fue la única que estuvo dándole todo su apoyo, cariño y comprensión cuando más lo requería. Y eso, eso jamás lo olvidaría.

No podía imaginarse sus días sin la presencia de esa nena simulando ser adulta, dando sus consejos, contando sus cosas, haciendo reír a la familia con sus locuras y hasta cuando se enoja. No podía y no quería alejarse.

Todos ellos tenían distintos pensamientos referidos a la misma situación. ¿Son muy diferentes no? 

Pero si hay algo que no tienen de diferente es que, ninguno se imagina lo que sucederá, ni en sus más máximas locuras se dan una idea.


Hermana De Los SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora