18. Segunda

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Había pasado una semana desde nuestra primera cita y esta noche iba a ser nuestra segunda. Durante los siete días que pasaron, Grant me mandaba mensajes siempre que podía y me llamaba cuando tenía descansos. Al principio de la semana, me había dicho que me reservara el viernes porque quería cocinar para mí. Cada vez que hablábamos me decía que no podía esperar a verme y que me extrañaba, siempre lograba hacerme sonrojar y sonreír como una tonta. Nos habíamos visto dos veces más, por unos pocos minutos entre tomas, para ir a por un café. La primera vez me sentí como una adolescente viendo a su platónico (Grant siempre me hacía sentir como una adolescente) y los dos nos la pasamos diciendo tontería tras tontería, nerviosos. La segunda vez casi nos besamos en público, pero para nuestra suerte nadie pareció reconocernos.

Me paré frente a su puerta, esperando a que abra. Una sonrisa inmensa se dibujó en mi cara cuando lo vi, y en el pasó lo mismo.

-Hey –me saludó mientras me abrazaba-. Te ves hermosa.

Sentí como mis mejillas tomaron color y reí ante su comentario.

-Bueno, gracias –le dije frunciendo las cejas-. La verdad es que no sabía muy bien que ponerme, y como íbamos a estar aquí, pensé en venir cómoda.

Tenía puesto un jean y un cárdigan, pero empezaba a pensar en que si hubiera ido en pijama Grant igual me hubiese dicho que me veía bien.

-Para mí siempre te ves hermosa, sin importar que te pongas –dijo, como leyéndome la mente.

Al pasar al interior, Jett y Nora me recibieron con sus ladridos.

-Te extrañaban -me dijo Grant.

-Y yo a ellos –dije, acariciándolos a ambos.

-Espero que no tengan que extrañarte tanto a partir de ahora...

Sonreí para mis adentros, aun agachada junto a los caniches. Cuando me paré, vi que Grant se encontraba apoyado contra la pared, de brazos cruzados. Se veía realmente bien, solo con un jean oscuro y una remera blanca. Y me miraba, con una mirada picara. Nunca me cansaría de verlo, de eso estaba segura.

-Voy a asegurarme de que no se haya quemado nada, no te muevas de aquí, ¿entendido? -asentí.

Nora lo siguió hasta la cocina y yo me senté en su sillón junto a Jett. Después de unos minutos, volvió, sonriendo. Noté que detrás suyo todo estaba oscuro, salvo por una luz muy tenue. Grant estiró su mano en modo de invitación.

-¿Vamos?

La tomé sin dudarlo. El piso del pasillo que daba a la cocina estaba bordeado de velas encendidas y cuando llegamos a ella me quedé sin aliento. Mirase donde mirase me iba a encontrar con un montón de velas. Sobre la mesa, la comida estaba servida junto a dos copas de vino. Grant se acercó a una silla y la corrió, esperando a que me sentara. Él se sentó frente a mí y me regalo una sonrisa de oreja a oreja. Tenía esa expresión en la cara que todo niño tiene cuando recibe el regalo que siempre había soñado.

-No dejas de sorprenderme –le dije, negando con la cabeza.

-Me gusta sorprenderte -contestó, encogiéndose un poco de hombros.

Comimos en silencio, no nos hacía falta hablar. Una de las cosas que más disfrutaba de estar con Grant era que el silencio entre nosotros no era incomodo, al contrario. Solo nos bastaba con mirarnos. Cuando terminamos de comer, Grant levantó todo, rechazando mi ayuda. Luego se sentó al lado mío y me sirvió un poco más de vino. No había dejado de sonreír ni un segundo, lo que hacía que yo tampoco dejase de hacerlo. Me miraba fijo, como si quisiera decirme algo.

-¿Qué? –le pregunté.

-Nada –me contesto, riendo por lo bajo y negando con la cabeza.

-Me pones nerviosa e incomoda cuando me miras así –le dije sintiendo el calor en las mejillas-. Además, conozco esa mirada, quieres decirme algo.

-Solo quiero decirte que eres hermosa.

Y con esas palabras mi corazón se derritió por completo. Grant se paró de su silla y se inclinó un poco para darme un beso. Nada me hacía sentir más plena que sus labios sobre los míos.

-Ven –dijo, tomando mi mano.

Tomamos nuestras copas y nos dirigimos hacia el living. Grant se sentó en el sillón y me tomó por la cintura, colocándome entre sus piernas. Yo posé mis manos sobre sus mejillas, sin dejar de mirarlo, y me incliné, como había hecho el, para besarlo.

-¿Por qué eres tan hermosa? –preguntó al separar nuestros labios.

-Te puedo hacer la misma pregunta –le dije mientras acariciaba su pelo.

Grant me dio un pequeño beso y dijo:

-Quiero que salgamos.

Lo miré entrecerrando un poco los ojos, confundida.

-¿No es eso lo que estamos haciendo?

-Si, pero quiero que salgamos como una pareja. –No sabía que decirle-. Y no estoy diciendo que tengamos que ser novios, pero quiero poder salir contigo y besarte sin preocupaciones, y también quiero poder decirle a la gente de nuestro alrededor que eres mía y solo mía. –Terminó de decir mientras acariciaba mi cintura.

Mi corazón iba a mil por hora y la sonrisa no desaparecía.

-¿Entonces? –quiso saber Grant.

-¿Sabes que nunca podría decirte que no, verdad?

Nos besamos una vez más, entre sonrisas.

-Solo para que quede claro –le dije-, me encantaría que fuésemos novios algún día, pero no sé si aún estoy lista y aprecio mucho que respetes mis tiempos.

Tomó mis manos y las besó en el dorso.

- Voy a esperarte todo el tiempo que sea necesario.

Nos pasamos la noche tirados en el sofá, hablando. El vino que había tomado empezaba a hacer efecto, así que me recosté sobre las piernas de Grant y cerré mis ojos por un momento. No había notado lo cansada que estaba hasta ese momento.

-Creo que mejor me voy –le dije tras un bostezo.

-Quédate –me pidió.

-Grant...

-Por favor –me dijo con esa mirada a la cual no podía decir que no.

Suspiré.

-Esta bien –me rendí-, pero solo un rato más.

Grant asintió y comenzó a acariciar mi pelo. Ese tacto suyo hacía que todo mi cuerpo se relajara. Podía sentir la pesadez sobre mis parpados y poco a poco fui perdiendo los sentidos.


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♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥ [Muchos corazones por todos sus comentarios lindos y sus favs]



La luz en mi vida [Grant Gustin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora