24. Nada más

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[Cuando vean esto (*) ponganle play a la canción]

Tomé una ducha después de una tarde agotadora. Al poco tiempo de que Grant se fuera, llegaron mis cosas desde Nueva York, por lo que me puse a desempacar. Había perdido toda noción del tiempo, no había parado ni por un segundo, y lo único que me hizo parar había sido el sonido de mi celular.

> En camino :)

Era un mensaje de Grant. Miré la hora, sorprendida ante su mensaje, pensando que no había pasado tanto tiempo desde que se había ido en la mañana.

>> Recién me doy cuenta de que son las siete de la tarde, estuve todo el día desempacando D: Voy a dejarle las llaves al portero, ¿sí? Necesito una ducha!

> Bien, ¿ya has comido?

>> No... y ahora que lo mencionas, muero de hambre.

> Suerte para ti, compré comida para llevar :) nos vemos en un rato!

El agua caliente caía sobre mi cuerpo, relajando cada músculo, llevándose todo el cansancio. Mi rostro mostraba una leve sonrisa y me invadía una sensación de satisfacción. Estaba muy feliz con el apartamento que había conseguido; sus pisos de madera, su moderna cocina y su amplio living-comedor era lo que más me gustaba (aparte de que estaba a solo unas cuadras del apartamento de Grant). No podía pedir más.

Escuché el ruido de la puerta al abrirse mientras secaba mi pelo.

-Liz -me llamó Grant desde la entrada.

Dejé la toalla sobre la cama y me asomé por la puerta de mi habitación.

-Aquí estoy -dije mientras Grant alzaba las bolsas que había traído con la comida-. Ah, mi caballero andante. -Me acerqué para darle un beso sobre los labios.

Grant dejó las bolsas sobre la barra y guardó unas cervezas en la heladera. Yo lo seguí y le rodeé la cintura con mis brazos desde atrás.

-Gracias -le dije depositando un beso sobre su espalda.

-¿Por qué me agradeces esta vez?

-Por ser tan bueno conmigo, por estar aquí... y por el regalo que me hiciste -le respondí, mirando hacia el florero que estaba sobre la mesa, con un gran ramo de rosas y al portarretratos digital, que en ese momento mostraba una foto de ambos recostados en su cama, junto a Jett.

Se dio vuelta y pasó también sus brazos a mí alrededor.

-Lo que sea por ti -dijo dándome un beso sobre la frente.

Grant miró a su alrededor.

-Esto es un gran desorden.

Y tenía razón, lo era. Todo el piso estaba lleno de cajas, con cosas que aún faltaba guardar en sus correspondientes lugares.

-Lo es... Pero creo que lo voy a dejar por hoy y seguiré mañana.

-Seguiremos mañana -me corrigió-. No voy a dejar que hagas esto sola.

Le sonreí en forma de agradecimiento.

(*)

Después de unos minutos nos encontrábamos sentados en la mesa, cenando. Se me hacía tan natural estar así con él, los dos juntos, en la tranquilidad del hogar, compartiendo una charla... y en ese momento, quise decirle a Grant que estaba lista, que estaba lista para ser su novia, que estaba lista para estar en una relación formal si era con él, porque él era el único que me hacía sentir segura acerca de mi futuro. Pero cuando me preguntó en que estaba pensando, no fui capaz de decirle lo que en verdad pensaba.

-En nada... solo en lo feliz que soy en este momento -le dije sonriendo.

Él también me sonrió y tomó mi mano sobre la mesa.

-Yo también lo soy -me contestó, devolviéndome la sonrisa.

Terminamos de comer y Grant se encargó de levantar todo, como el caballero que era.

-Estas son las fotos que nos tomó Tyler, ¿no? -le dije mientras el portarretratos mostraba una foto de ambos sonriéndole a la cámara.

Grant se acercó con otras dos botellas de cerveza. Miró de cerca la foto y asintió.

-Si, son esas -me respondió.

-¿Pusiste todas las fotos en donde estábamos juntos? -le pregunté.

-Si... no lo sé, me pareció una buena idea, regalarte algo que sea de nosotros, ¿sabes? Pero puedes poner las fotos que quieras, no tiene por qué...

-No -lo interrumpí-. También quiero que sea algo de nosotros. -Grant pareció complacido ante mi respuesta.

Después de tomar nuestras cervezas y de estar tirados por un rato en el sillón viendo la tele, me paré para tirar las botellas vacías. Estaba por servirme un vaso con agua cuando sentí sus manos por debajo de mi remera, sobre mi cintura. Su tacto me hizo estremecer, al igual que sus besos sobre mi cuello.

Me di la vuelta y lo besé en los labios, acariciando su pelo. Nuestros labios se movían en perfecta sincronización, nuestros cuerpos pegados, ejerciendo presión uno con el otro. No había desesperación en nuestro beso, no tenía por qué haberla; estábamos allí, sin que nada importase más que nosotros dos, teníamos todo el tiempo del mundo. Y a medida que el beso se iba alargando, iba subiendo la pasión. Grant me tomó por los muslos y me alzo sobre la encimera, yo rodeé mis piernas en su cintura.

Estaba totalmente desconectada de la realidad, no podía pensar en otra cosa que no fuera él. En algún momento de la desconexión, Grant me quitó la remera y empezó a darme besos en el cuello una vez más. Mi respiración era cada vez más agitada.

-Es-espera -le dije, con la voz entrecortada. Grant levantó la mirada, preocupado.

No estaba segura de por qué lo había hecho detenerse, pero lo había hecho, y temí haber arruinado el momento.

-¿Está todo bien? -me preguntó, acariciando mi mejilla. Asentí, sin decir una palabra-. Lo siento, no tenemos que hacer esto ahora, no si no quieres, no quiero presionar-

-No, está bien, todo está bien -le dije, interrumpiéndolo-. Quiero hacerlo, de verdad.

Me dio un suave beso en los labios, podía sentir su sonrisa sobre los míos.

No nos tomó mucho tiempo retomar el ritmo y, antes de que pudiera darme cuenta, Grant me llevaba hasta el dormitorio, con mis piernas alrededor de su cintura, nuestros labios sin despegarse. Podía jurar que nunca me había sentido más plena en mi vida, tan llena de felicidad, de seguridad, pero siempre me sentía así cuando estaba con él, y de alguna manera cada ocasión lograba superar a la otra.

Al final, solo quedaron nuestras respiraciones agitadas, las sabanas revueltas, su brazo rodeándome, mi cabeza y mano sobre su pecho. Y al estar así con él, nuestros cuerpos unidos, siendo uno, me di cuenta de que no quería nada más en el mundo, nada más que él, dejándonos llevar por el momento, por el placer, por la pasión, transportándonos a otra realidad, donde solo existíamos nosotros, nadie más y nada más que esto, amor.

***

[Fotos del apartamento de Liz y canción de la genia de Alessia Cara, si tienen un tiempito lean la letra, va muy bien con la historia ;)]

La luz en mi vida [Grant Gustin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora