Juegos peligrosos parte 2

1K 96 24
                                    

-Will, realmente necesito que hablemos- dijo Jack aquel día por teléfono. Era de mañana temprano y Will apenas se despertaba, con Hannibal durmiendo a su lado. -Que pasa Jack?- preguntó el agente con voz un tanto molesta, ni siquiera se preocupó en susurrar, sabía que apenas se había movido, Hannibal se había despertado aunque no dijera una sola palabra. -Ha aparecido una víctima más y realmente necesito tu ayuda...- le explicó Jack con voz tensa. -Tiene que ser justo ahora?- murmuró Will, de lo que mas tenía ganas en las mañanas era de hacer el amor con Hannibal o de tomarse un buen café también preparado por Hannibal, no ir a ocuparse de casos de los cuales ya sabía la respuesta.


-Es trabajo, no te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando.- dijo Jack secamente antes de cortar la comunicación.


Will suspiró y se levantó, empezando a vestirse. -Ya se que estás despierto Hannibal- le advirtió Will a su psiquiatra que seguía fingiéndose dormido.


Apenas dijo esto el doctor se incorporó a medias sobre la cama con una leve sonrisa. -Pretendia seguir haciéndome el dormido para no ver mientras te cambias o no podría resistirme...- murmuró Hannibal mirando como Will empezaba a ponerse la ropa, ya que había dormido desnudo como siempre, al igual que su doctor, después de una apasionada noche.


-Lastima que tengo que ir al trabajo, parece que encontraron tu víctima de ayer.- dijo Will algo molesto -O mejor dicho tu víctima y la de Abigail.- añadió, aunque a pesar de todo se subió la ropa interior de manera muy lenta mientras miraba a su psiquiatra.


-Dejaras de estar celoso cuando nos acompañes en lo que hacemos.- dijo Hannibal algo burlón aunque sus ojos no se despegaban del cuerpo de Will.


-Sabes muy bien que no me gusta en absoluto lo que hacen... Y no participaré de ello... Lo único que intento es convencerlos de que lo dejen de una maldita vez! No está bien!- explotó Will malhumorado, llevaba las últimas semanas cada vez más confundido y aterrado por lo que veía, por lo que su familia hacia, y por lo que sentía crecer en su interior.


Hannibal se levantó de la cama tranquilamente sin molestarse en ocultar su desnudez, y no tenía motivos, tenía un cuerpo envidiable y perfectamente proporcionado que con solo verlo hizo a Will olvidarse un poco de la semi-discusion que estaban teniendo.


El doctor se acercó a Will y puso sus manos en las caderas de él, acariciandolas suavemente. -Todo lo que yo hago está bien...- le susurró sensualmente al oído deslizando sus manos sobre el vientre de Will y apretando su pecho contra la espalda de él. Era inevitable que con tanta cercanía Will no sintiera el miembro algo duro de Hannibal apretarse suavemente contra la tela de su ropa interior, justo en la hendidura de sus nalgas. Solo ese contacto le hizo sentir que empezaba a tener una erección.


-No... No lo está... Y aléjate.. no puedo hacer nada ahora... Tengo que ir al trabajo...- susurró Will intentando alejarse pero Hannibal lo tenía firmemente sujeto por la cintura.


-Sera rápido...- le aseguró Hannibal con una leve sonrisa antes de lamer y morder el cuello de Will suavemente, metió la mano por adentro de su ropa interior y empezó a acariciar muy despacio el miembro del agente hasta sentirlo completamente duro, Will apoyó ambas manos contra la pared, jadeando y gimiendo. Era imposible resistirse a tener sexo con él aún cuando no tenía tiempo o estaba enfadado.


Hannibal le bajó la ropa interior con algo de prisa y empezó a masturbarse entremedio de las nalgas de Will, jadeando con fuerza, más excitado aún al oír los gemidos de su amante. Lamió su mano por completo y empezó a pasarla con suavidad por entre las nalgas de Will hasta empezar a meter un par de dedos por su entrada, ahora el agente soltaba pequeños quejidos de dolor aunque no dejaba de sonar muy excitado. Después de esa poca preparación, el doctor empezó a introducir la punta de su miembro en la estrecha entrada de Will haciendolos jadear y gemir a ambos de placer. Will no podía negar que le encantaba estar siendo penetrado a las apuradas y contra una pared. Todo con Hannibal era excitante.

HannibalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora