Adaptarse.

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Lo primero que hizo Will al ver a su hija en ese estado fue correr hacia ella y abrazarla a pesar de la sangre que la cubría.
-Estas bien?? Te hicieron daño? Estas herida?- fueron las únicas preguntas que salieron de la boca de Will en tanto Hannibal seguía paralizado al lado de la puerta, aun sin saber si Will lo había escuchado todo o no.
Abigail cambió una rápida mirada con Hannibal antes de empezar a mentir.
-Habia salido a divertirme- eso era verdad –Pero un chico me atacó… Con todas las cosas que han estado pasando siempre llevo un cuchillo… y… lo maté…- relató Abigail llorando de manera muy convincente.
Will cerró los ojos, sentía que le iba a estallar la cabeza, pero lo importante era que ella no estaba herida.
-Y unos policías me vieron… Pensaron que yo era la asesina que buscaban… Tenía tanto miedo de que dijeran que Hannibal o tu me estaban ayudando a hacer cosas asi… solo… solo podía pensar que no quería meterlos en problemas… No se bien que pasó… Perdí la cabeza por un instante… Y los maté…- susurró Abigail como si estuviera horrorizada de si misma mientras Will se ponía cada vez más y más pálido al escuchar esa historia… era tan parecido a lo que le había pasado a él mismo con Hannibal cuando habían matado a esos dos policías…
Pero ella… ella sola… su pequeña Abigail… había matado a tres hombres en una sola noche… Era horrible…
Will miró a Hannibal casi desesperado. –¿Dejaste alguna huella?- fue la siguiente pregunta que salió de los labios de Will incluso para su propia sorpresa.
-No lo sé bien… estaba asustada… ahora pensaran que soy como mi padre… me van a dar la inyección letal lo sé…- siguió mintiendo ella y Will la abrazó para calmarla.
-Hannibal tenemos que ocuparnos de esto…-
-No iremos a la policía…- empezó a decir Hannibal de manera terminante pero una mirada de Will bastó para silenciarlo.
-Nadie habló de ir a la policía, tenemos que solucionarlo… Sin que queden huellas.-
Tanto Hannibal como Abigail se lo quedaron mirando con la boca ligeramente entreabierta, no habían esperado esto…. Que él… se lo tomara con esta calma…
El agente soltó a Abigail y caminó hacia la puerta. –Vamos, rápido. No hay tiempo- los apresuró a ambos que parecían haberse vuelto de piedra.
Hannibal por fin reaccionó, reprimiendo una sonrisa bajo una mascara de preocupación y ansiedad, y caminó hacia la puerta también, haciéndole un gesto a Abigail de que los siguiera. No había tenido tiempo siquiera para limpiarse la sangre pero no importaba, realmente no había tiempo.
Afuera estaba el auto de Hannibal, con las llaves puestas y una notita de Bedelia que Will tomó en el acto antes de que el psiquiatra pudiera hacer nada.
-“Te devuelvo tu auto, espero que sigamos viéndonos. Bedelia”- leyó Will en voz alta y con sarcasmo antes de arrugar la nota y tirarla. –Parece que no fui lo suficientemente claro esta noche con ella-
Hannibal sonrió y ante la mirada de extrañeza de Abigail solo se encogió de hombros y subió en el asiento del conductor.
-Ustedes dos volvieron a estar juntos?- preguntó ella subiéndose en la parte de atrás luego de que Will se sentara en el asiento copiloto.
-Si- respondió Will algo secamente. –Asi que espero que no vuelvan a ver a esa mujer- dijo refiriéndose a Bedelia. –No quiero tener que matarla.-
Otra vez tanto Hannibal como Abigail se quedaron mudos de la sorpresa, Will parecía completamente distinto… y Hannibal solo esperaba que no se estuviera tomando todo tan bien por estar en medio de uno de sus desordenes temporales. Aunque tal vez sería mejor así… si después de todo esto no se acordaba de nada…
Abigail guardó silencio solo por un segundo antes de ponerse a indicarle a Hannibal donde había sucedido toda aquella “tragedia”
El psiquiatra de inmediato puso el auto en marcha y fueron los tres juntos en silencio hacia el lugar de los hechos.
Todavía llovía aunque no con tanta intensidad, si había algún rastro de adn de Abigail o alguna huella que pudiera incriminarla la lluvia se encargaría de que todo eso desapareciera, pero lo mejor era estar seguros.
Will se masajeaba las sienes constantemente, no podía creer que le doliera tanto la cabeza y ese dolor lo ponía de un humor que incluso a si mismo lo aterraba. Posiblemente de haberse cruzado a Bedelia por alguna circunstancia del destino en ese momento la habría matado sin pensarlo dos veces.
Cuando llegaron divisaron el coche patrulla de los policías, dos cuerpos al lado del auto que se notaba que habían intentado defenderse y un tercero al costado del camino que apenas si se veía.
Will jadeó un poco, algo aterrado, parecía una película de terror. Pero la radio seguía sin funcionar por la tormenta y tendrían tiempo para ocuparse de esto.
Hannibal lucia preocupado y eso alertó un poco a Will.
-Si vemos que alguien viene, corran de inmediato hacia los arboles- ordenó el psiquiatra con voz tensa mientras detenia el motor de su auto.
-No haré eso. Nadie va a vernos, y si alguien lo hace va a ser lo ultimo que vea.- respondió Will con voz absolutamente calmada mientras sacaba su arma.
No era su arma reglamentaria, era el arma del policía que había matado y había hecho desaparecer junto con su compañero con ayuda de Hannibal.
Al psiquiatra otra vez le brillaron los ojos ante esas palabras y ese detalle. Will en definitiva había nacido para esto…
Si usaba ese arma para matar acabarían inculpando de sus crímenes a alguien que no podría ser encontrado jamás… era fascinante.
Ambos bajaron, al igual que Abigail que ya no sabía si seguir fingiéndose asustada o dar rienda suelta a todo lo que sentía y pensaba al ver el cambio de actitud de Will, pero una mirada de Hannibal alcanzó para convencerla de que lo mas prudente por el momento era que ambos siguieran actuando.
Will se acercó en silencio a los cuerpos de los policías, Abigail los había degollado de una oreja a la otra. Los salpicones de sangre que tenia ella eran justamente por eso.
Por un momento y con el fuerte dolor de cabeza que sentía, Will cerró los ojos y visualizó dentro de su mente lo que en verdad había sucedido en ese lugar.
Solo había escuchado una que otra palabra de Hannibal con Abigail antes de aparecer en la sala al principio, pero algo le había quedado bastante claro, Abigail solo había empezado a sonar asustada y arrepentida cuando él había aparecido.
Y en su mente pudo verla con toda claridad, empuñando un cuchillo y matando a su primera victima justo como lo hizo con Nick Boyle… lo había…. Destripado… en efecto. Las manos de Will empezaron a temblar al sentir como una verdad que no había querido ver y que había estado todo el tiempo frente a sus ojos se hacia presente para él. Vio también como llegaban los policías, como la chica les mentia y actuaba a la perfeccion para que ellos pensaran que ella era la victima.
Aun asi todos los policías estaban alertas gracias a su idea de que el destripador de chesapeak ahora tenia un ayudante que mataba de manera menos cruel. Y los policías pacíficamente dieron su descripción por la radio antes de que un trueno potente desgarrara el aire y se cortaran las comunicaciones.
Habían querido llevarla de inmediato a la comisaria, e intentado pedir una ambulancia para el otro chico aunque ya estaba muerto. Pero como si el destino hubiera estado a favor de Abigail no había posibilidad alguna de comunicación gracias a la tormenta.
Y al saber que la llevarían a la comisaria… ella con toda la calma y frialdad del mundo… los había asesinado.
El primero había sido fácil…
Se vio a si mismo haciéndolo.
Sacando un elegante bisturí que no era descartable y que solo podía pertenecer a una persona.
Había disfrutado al matarlos, no tanto como con el primer chico, que era… "alguien que se lo merecia".
Pero lo había disfrutado. Podía sentirlo en cada parte de su mente mientras se veía a si mismo haciéndolo… todo ese placer y todo ese poder… Siendo ejecutados a través de su fina mano de mujer y de un elegante bisturí...
"Tenía tanto miedo de que dijeran que Hannibal o tu me estaban ayudando a hacer cosas asi…" escuchó en ese instante decir a la voz de Abigail... Claro que tenía miedo de eso... Por eso mismo había matado a los policías... Para que no supieran que ella era la aprendíz del Destripador de Chesapeak... La aprendiz de Hannibal Lecter...
Will abrió los ojos de golpe, de regreso a la oscuridad reinante y a la escabrosa escena. El agente jadeaba con fuerza, intentando sacudir de su mente las horribles sensaciones que lo embargaban a cada latido de su corazón.
-Lo ves?- murmuró la voz de Garret Jacob Hobbs a su lado... Una voz y una persona que parecía que jamás lo dejarían en paz...
Will se volvió con lentitud hacia Hannibal y Abigail que estaban detrás de él, el primero ya se imaginaba lo que estaba sucediendo dentro de la mente de Will, lo había llevado allí con ellos por ese mismo motivo... Abigail no sabía nada pero se daba cuenta de que algo andaba mal.
-Estas bien Will?- preguntó el doctor con toda la calma del mundo.
-No...- susurró Will sin siquiera querer mirarlo. Abruptamente levantó el arma y los apunto a ambos con ella.
-Puedo verlos... Puedo verlos a los dos...- susurró el agente con voz temblorosa pese a ser sólo un susurro.
Abigail retrocedió un paso, asustada, pero Hannibal ni siquiera se inmutó.
-Y que ves?- preguntó con curiosidad Hannibal como si estuvieran sin más en su consulta de siempre.
-Eres....- Will sentía que ni siquiera era capaz de decir las palabras que se acumulaban dentro de su boca, respiró profundamente varias veces intentando calmarse.
-Soy?- presionó Hannibal mirándolo con toda la atención del mundo.
-Eres... Eres... Eres el Destripador de Chesapeak?- susurró Will convirtiendo de pronto su afirmación en una desesperada pregunta... Todo lo que deseaba era que Hannibal le dijera que no... Que estaba equivocado... Que por primera vez en su vida esas verdades tan claras que se aparecían frente a él como epifanías al descubrir asesinos era una mentira... Una confusión...
Pero Hannibal guardó silencio, mirándolo con una ceja levemente enarcada. La pregunta tácita flotaba en el aire con densidad.
"Vas a disparar Will?"
De pronto el agente sintió que estaba en el peor de los peligros... No podía decírselo a Jack... Por que su suerte estaba siendo echada en ese mismo lugar, en ese mismo momento, en ese preciso segundo.
La única forma de salir con vida de esta situación era presionando el gatillo.
Pero... ¿Era capaz?
Miró a Hannibal con desesperación aún sin bajar el arma pero aún sin tampoco dejar de esperar la negativa y la defensa de su doctor.
Abigail parecía haberse convertido en piedra al fondo de la escena... Él los había descubierto... Claro que sí... Y todo, absolutamente todo... Era el diseño de Hannibal.
-N-no... No puede ser... No... Tu y Abigail... Tu eres... El... El... Y ella es tu... Aprendiz...- susurró Will otra vez conteniendo las náuseas mientras todo su cuerpo temblaba, una parte de él deseaba salir corriendo de allí con todas sus fuerzas... La otra parte parecía mucho más sosegada y hasta burlona.
"¿Realmente recién te das cuenta Will? ¿Realmente no lo sabías?
Por favor... Lo supiste todo el tiempo... Y aún así no querías alejarte de ellos... Y sigues sin querer hacerlo..." susurraba esa voz dentro de su mente...
Una voz que tenía los matices de la suya propia... Impregnados con los de Hannibal y los de Abigail también.
Hannibal... Era el monstruo... Era el Destripador de Chesapeak...
Y había hablado con él sobre sus deseos de capturarlo... Incluso había visto con cuánta frialdad le había advertido.. Si, esa era la palabra "advertido" que el Destripador acabaría por asesinarlo... Que estaba jugando con él...
Jugando... Era una palabra dura...
Jugando...
De pronto Will se sintió más indefenso y solitario que nunca...
Sólo... Jugando...
"Recuerda que haga lo que haga siempre voy a amarte" resonó de pronto la voz de Hannibal dentro de su mente...
¿Sería verdad?
Por que siquiera estaba considerándolo? Tenía que ponerle punto final a esto... Y Hannibal sólo parecía estar esperando su decisión.
Will aquietó el temblor en su mano y sujetó el arma con firmeza.
-Si vas a matarme hazlo ahora Hannibal Lecter...- murmuró Will -Por que nunca soltaré este arma y diré que te acepto...- susurró al fin sin siquiera notar que detrás de Hannibal, Abigail se ponía cada vez más y más pálida...
Estaba definitivamente asustada... Pudo sentir las olas negras y espantosas de la furia del doctor alzarse dentro de su silencioso cuerpo y detrás de su mirada vacía al escuchar las duras palabras de Will.
Iba a matarlos... No sólo a Will... A los dos... Lo presentia en lo más profundo de su alma...
-Realmente no te he matado por que estaba esperando exactamente eso. Que bajaras el arma y guardaras silencio.- murmuró al fin el doctor y esas palabras impactaron en Will de una manera peor que las suyas en el doctor...
Acababa de confirmárselo... Ya ni siquiera podía aferrarse a los vanos jirones de esperanza que quedaban dentro de su pecho acerca de estar equivocado...
-No lo haré...- susurró Will esta vez apuntando justo a la cabeza del doctor.
Hannibal fingió retroceder un poco y giró la cabeza hacia un costado, su rostro era una máscara de decepción y molestia.
Will le quitó el seguro al arma con la única intención de demostrar que iba en serio, que en verdad iba a dispararle, que en verdad iba a matarlo... Pero... Sabía que no lo haría... No era capaz de hacerlo... Tal vez pudiera dispararle en un brazo, o en una pierna, al menos para detenerlo. Miró de reojo a Abigail... Que iba a hacer con ella? Ella... No, ella también era una víctima... se había dejado arrastrar por el encanto de él.. Por la fuerza de él... Por la confianza que el transmitía en todos y cada uno de sus actos...
Ambos tenian que pagar... Ir a la cárcel.. Donde ya no pudieran hacer daño... O más posiblemente a un instituto mental.
Sin embargo la idea de verlos recluidos a ambos ahora que sabía lo que sabía no le parecía en lo absoluto reconfortante como debiera esperarse... Ahora él mismo se sentía como la taza rota... Como si se desmoronara pedazo a pedazo todo aquello en lo que había creído ciegamente...
-Si vas a disparar deberías hacerlo de una vez...- advirtió Hannibal y se notaba que su advertencia sería tanto la primera como la última.
Dentro de su propia mente Will se vio a si mismo siendo asesinado sin siquiera saber que le había sucedido... Sabía que Hannibal era capaz...
¿Lo era?
Y él.. ¿Realmente era capaz de encerrar a Hannibal?
¿Con que pruebas?
¿Y si sus testimonios no eran tomados con seriedad?
¿Y si nadie le creía?
¿Y si Abigail se unía a Hannibal para hacerlo pasar por un demente?
Las preguntas se agolpaban dentro de la mente de Will, parecía como si Hannibal lo hubiera llevado a esta situación con el único propósito de darle solamente dos alternativas, tan fáciles como terribles.
Podía matarlos, si no a ambos, al menos tendría que matar a Hannibal...
O tendría que quedarse con ellos...
Sólo tenía dos caminos.
Hannibal había movido todos los hilos con la única intención de llevarlo allí... Entre la espada y la pared.
Y si no decidía pronto su vida terminaría en menos de un parpadeo.
Will sujetó con más fuerza el arma, intentando vaciarse de todo sentimiento, ni siquiera miraba a Hannibal a los ojos, miraba más allá de él.
-Voy a hacerlo...- murmuró el agente y siguiendo a su murmullo siguió el fuerte sonido de su arma al dispararse, quebrando el silencio de la noche.
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Will soltó el arma de golpe, jadeando con fuerza y retrocediendo hasta apoyarse en el coche patrulla donde permitió que su espalda se deslizara hasta caer sentado sobre el suelo.
Abigail estaba paralizada...
Y Hannibal...
Hannibal también...
Había sentido el disparo del agente pasar casi rozando su mejilla y alborotando un poco su cabello...
Miles de ideas pasaron por su mente al escuchar de pronto el sonido del revolver...
La primera era que su vida había tocado a su fin, que Will había optado por la opción menos pensada y había decidido matarlo. Estaba listo para morir por supuesto, llevaba listo mucho tiempo...
Al no sentir ninguna herida lo segundo que pensó fue que el pulso de Will había fallado en el último segundo crítico y había errado el disparo.
La tercera fue que Will simplemente quería dejarle en claro que era capaz de hacerlo y tal vez intentaría, luego de eso, convencerlo de que se entregara.
La cuarta fue que Abigail había terminado por lanzarle el bisturí que había empezado a sacar de su bolsillo lentamente al notar lo tensa que se ponía la situación y dicha arma se había clavado en algún lugar de la anatomía de Will, frustrando el disparo...
Y entre esas teorías se le habían ocurrido mil más que a duras penas se había molestado en revisar... Pero la única teoría que no se había cruzado por su cabeza, para su propia sorpresa, era la que en verdad había sucedido...
Sólo fue consciente de ella cuando escuchó a sus espaldas un débil quejido y el peso de un cuerpo al caer sobre la hojarasca que había al costado de la carretera, en la linde del bosque.
De manera maquinal el doctor se dio vuelta justo a tiempo de ver caer a una persona a unos cuantos metros de ellos...
De inmediato estuvo claro lo que había sucedido...
A pesar de la angustia de la situación Will había notado algo que para su sorpresa, Hannibal no había llegado a captar...
No estaban solos...
Un corredor ejercitándose antes del alba por una carretera desolada... Nada inusual... Pero la presencia de ellos allí y de tres cadáveres por supuesto que lo era.
Y al verlos ese joven de inmediato había sacado el teléfono para llamar a la policia, intentando esconderse detrás de un árbol.
Realmente Hannibal estaba algo descolocado... Por primera vez en su vida... No había escuchado que alguien venía, y no quería pensar que era por que toda su mente y toda su voluntad estaban concentradas en Will y en su propio deseo de saber en qué terminaría todo... Si Will lo aceptaría o no...
Pero no importaba el por qué... Simplemente Will aún en ese momento lo había escuchado antes que él..
Sus sentidos y habilidades sin duda se agudizaban con la tensión.
Y antes de que ese infortunado corredor pudiera terminar de marcar el número de la policía... Una certera bala de Will había atravesado su pecho...
Will... Los había defendido... Y había asesinado a tal vez la única persona que podría decir que todo era cierto...
Hannibal miró por un segundo al cielo y a las estrellas, casi agradeciendo en su interior por ese precioso y único instante que acababa de vivir... Ese segundo en que la vida de todos parecía haber cambiado sustancialmente por que pesar de que seguían en el mismo sitio que hacía tan solo un momento... Se habían movido de ese lugar para siempre.
Will jadeaba sentado sobre el suelo, con la espalda apoyada contra la puerta del auto y se tapaba el rostro con ambas manos...
" Si vas a matarme hazlo ahora Hannibal Lecter...Por que nunca soltaré este arma y diré que te acepto..." tales palabras acababa de decir... Tales palabras... Antes de matar por él y soltar el arma... ¡Oh ironía del destino!
Pero él ahora estaba demasiado alterado y asustado como para querer entender nada, ni siquiera el por qué de sus acciones ni sus pensamientos antes de disparar el arma tampoco...
Lo único de lo que era consciente era que no podía soportarlo... No podía concebir la vida sin él a su lado... No podía hacerle daño... Prefería que lo matara.
"Y eventualmente lo hará" le aseguraba una voz en el fondo de su mente.
Abigail se sentía como Hannibal... Inmensamente agradecida... Sentía que acababan de salvar la vida por muy poco... Incluso había estado dispuesta a herir a Will y encontrar la manera de convencer a Hannibal de que le borrara la memoria.. Cualquier cosa con tal de que ninguno de los tres resultará herido o muerto... No sabía si era capaz de convencer a Hannibal en nada, pero estaba dispuesta a dejar la vida intentándolo. No quería que ninguno de los dos sufriera ningún daño, eran sus padres ahora, y los amaba.
La chica se acercó con pasó firme a Will y se arrodilló a su lado, abrazándolo con fuerza. Al principio el intentó huir, pero la calidez y la firmeza en los brazos de ella lo convencieron de lo contrario. Se quedó inmóvil, recibiendo las caricias tiernas de ella y sus intentos por calmar su agitado corazón... Aunque era algo demasiado difícil... Ni siquiera quería escuchar las suaves palabras que ella le dedicaba... No quería oírla justificando al Destripador de Chesapeak.. No deseaba saber los motivos... Simplemente deseaba abrir los ojos en su casa, rodeado de sus perros y descubrir que todo había sido una horrible pesadilla... Sentía dentro suyo una enorme vorágine de sentimientos encontrados, destrozados, perdidos... Como si todo su ser, su mente y su cuerpo ansiaran mezclarse con una infinita negrura llena de cuernos... Lo ansiaba... Lo deseaba... Lo necesitaba... Quería consumirlo y ser consumido... Añoraba a Hannibal Lecter aún estando allí con él...
De pronto se descubrió a si mismo buceando en lo más hondo de su propia mente, encontrando fragmentos rotos que parecían brillantes trozos de cristal clavados en lo más profundo de su memoria...
En esos cristales vio reflejos de cosas que hubiera jurado que jamás había visto o vivido... Pero que su ser inconsciente le aseguro que eran reales...
Se vio a si mismo disfrutando el asesinato de una mujer... Y lo relacionó de inmediato con las vacaciones que había pasado con Hannibal y con Abigail... Se vio ayudando a Abigail también en esas vacaciones a matar a un chico... Lo vio y lo revivió con claridad, con el mismo sentimiento que en ese entonces... Ese mismo placer delirante que le había provocado la sangre al empapar sus manos, la vida al escapar del cuerpo de sus víctimas... Lo vio a él.. A Hannibal Lecter... Como esa figura cornuda y completamente negra, saliendo del bosque con un hombre muerto a rastras, también durante esas vacaciones... Habían asesinado como familia a otra familia... Y después Hannibal le había mentido... Había hecho algo para que lo olvidara todo.. Pero ahora era inutil... Ya lo sabía... Se vio a si mismo incluso esa propia noche hablando cosas que olvidaba al instante de haberlas dicho.
Recordó su deseo de matar a Bedelia y su promesa de que si alguien los veía sería lo último que vería, promesa que ciertamente había cumplido...
Buscó un poco más profundo dentro de su mente y se vio, esta vez por iniciativa propia, saliendo a matar el día en que Abel Gideon había asesinado a esa enfermera.
El día en que creyó haber perdido doce horas de su vida.. Y ahora todas esas horas regresaban a él una a una...
Se vio seguir a una mujer joven, se vio a si mismo acechando como un cazador, sintiendo cada músculo en tensión, esperando para aprovechar la mejor oportunidad... Se vio y se concibió como una figura negra también... Empapado por una oscuridad que era ajena pero también suya... Se vio seguirla hasta su casa en las afueras, se vio forzando con toda la destreza del mundo una ventana... Y se vio matándola de manera brutal... Abriendo su cuerpo como si buscara órganos igual que un niño buscaba dulces dentro de una piñata...
Pudo tomar uno de esos órganos y después de arrancarlo lo había mordido como si se tratara de una fruta madura... Había mordido, había saboreado y después había tragado.
Abigail se apartó cuando todo el cuerpo de Will tembló inesperadamente y el agente empezó a vomitar a un costado de la carretera, intentando desterrar de su mente esos horribles recuerdos... Intentando borrar de su memoria el sabor... Y lo mucho que le había gustado ese sabor...
Will no se detuvo hasta que sintió que se quedaba vacío, que ya no había nada más que pudiera expulsar de su organismo...
Se sentía débil, mareado... Abigail de inmediato se levantó y fue hasta el auto a buscar una pequeña botella de agua. Will la tomó agradecido cuando ella se la tendió y se enjuagó la boca varias veces antes de beber un largo trago. Se sentía mejor... Dentro de lo que cabía... Pero la completa y dolorosa claridad era demasiado abrumadora, ahora podía verlo todo... Podía verlos a ellos dos y podía verse a si mismo... Ahora que no estaba perdido... Era cuanto más perdido se había sentido en toda su vida.
Y mientras Will recuperaba pedazo a pedazo los momentos que le habían faltado en las últimas semanas, un dichoso Hannibal Lecter se había alejado para acercarse a la víctima de Will.
En efecto era un joven corredor que había muerto con su teléfono celular en la mano.
Hannibal lo inspeccionó detenidamente, el balazo de Will se había incrustado justo en el medio del corazón del joven. Limpio, rápido y definitivo.
Increíble teniendo en cuenta la distancia a la que habían estado y la situación en la que Will se encontraba...
Pero para el doctor era simplemente una señal más de que no se había equivocado con Will en lo absoluto...
Con cuidado arrastró el cadáver hacia donde estaban los otros tres, conteniendo apenas la sonrisa que amenazaba con aflorar a sus labios...
Will había dicho que no lo aceptaría.. Pero esto... Era una clara manera de aceptarlo. Había matado por él y con toda la lucidez de que mataba en el nombre del que había sido considerado el peor asesino de los últimos tiempos.
Y en su interior Hannibal tuvo que contener una dudosa avalancha interna de felicidad y gratitud...
Era sentimientos confusos y débiles pero que allí estaban... Se sentía aliviado... Y no era por no morir. Por supuesto su existencia le importaba y mucho, pero el alivio era debido a Will... A que Will no moriría... A que el enfrentamiento con la verdad había salido mucho mejor de lo que el mismo había esperado...
Aún no había comprobado el estado de Will, después de todo había asuntos más urgentes que atender, pero las cosas estaban saliendo tan bien que realmente el doctor se consideraba a si mismo gozoso y satisfecho del resultado de esa noche.
No le dirigió la palabra ni a Will ni a Abigail mientras se ocupaba de los cuerpos. Ni siquiera cuando ellos se vieron forzados a alejarse del coche patrulla para que Hannibal pudiera deshacerse de él también y de cualquier prueba.
Abigail tenía toda la intención de meter a Will en el auto, pero el agente a duras penas llegó hasta la puerta antes de volver a caer sentado sobre el duro pavimento con ella a su lado. Aún se sentía débil, mareado y asqueado... Pero en una medida mucho menor que antes... Ahora que lo veía todo con claridad habia una frescura nueva en su mente... Llena de vida color rojo sangre... Una nueva parte de él...
Se había roto al descubrir lo que era su familia, pero ahora las piezas volvían a acomodarse, ya no formaban la misma imagen que antes, algunas piezas se habían roto para siempre y habían desaparecido convertidas en brillante polvo y otras partes nuevas rugientes de vida habían aparecido para completar los espacios vacíos... Formando una imagen nueva, una que parecía mucho más resistente... Mucho más peligrosa... Mucho mejor... Y mucho peor...
Pero aún estaba demasiado débil y asustado como para ser capaz de "mirarse al espejo".
Así que sólo guardaba silencio, dejando casi flotar su cabeza por encima de la noche que lentamente se iba despejando y se iba tornando hermosamente estrellada... A estas alturas de lo único que era consciente era de que necesitaba los brazos de Hannibal alrededor suyo... Fuera quien fuera él...
Y eso mismo fue lo que obtuvo...
La espera le pareció interminable... No sabía que había hecho Hannibal con los cadáveres ni quería saberlo tampoco... Sólo le importaba que las pruebas hubieran desaparecido para siempre en el fondo de algún barranco como esos policías que habían asesinado juntos...
Suspiró de alivio al sentir los brazos de el rodeándolo con su firme calidez...
-Ya todo está bien Will... Ya no hay por qué temer- murmuró el doctor con esa voz tan segura y tan convincente que penetró en cada recoveco del alma de Will dándole la paz que necesitaba.
Las manos del agente se aferraron a la ropa de Hannibal mientras el asentia con la cabeza débilmente...
-Llevame a casa Hannibal...- murmuró Will mientras se aferraba a él, y Hannibal entendió muy bien que Will hablaba de la casa que ahora era de ambos.
Esta vez la sonrisa logró aflorar a sus labios.
-Claro Will.- murmuró el doctor mientras lo ayudaba a levantarse junto con Abigail.
Los tres subieron al auto y se marcharon de allí a toda velocidad, justo cuando el sol comenzaba a asomar por el horizonte.

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