El llamado.

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//N.A: Espero que les guste el capítulo, yo realmente lo disfruté <3 los invito como siempre a checar mis otras obras y dejarme su amor en forma de votos y comentarios (?) No saben cuánto adoro leerlos, besos!//

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El juicio para el Doctor Hannibal Lecter y la joven Abigail Hobbs duró lo que a muchos les pareció una eternidad.

Jack Crawford presentó las pruebas suficientes como para hacerlos a los dos merecedores de la inyección letal, o por lo menos a Hannibal. Sin embargo, no hay muchas cosas que el dinero no pueda comprar, y el excelente abogado de la familia Lecter acabó por conseguir que los declarasen dementes a ambos.

A Hannibal Lecter se le halló culpable de 13 crímenes y posiblemente implicado en otros ocho a pesar de la carencia de pruebas. Abigail Hobbs, o Abigail Lecter, la cual era su nueva identidad, fue encontrada culpable de cinco asesinatos con cuchillo de caza y uno con pistola.

Nunca se pudo esclarecer si lo que le pasó a Gloria Madchen fue un accidente o no, así que al menos de eso se vieron librados. Pero el asesinato de Beverly Katz y el de Alana Bloom cayeron sobre ellos de inmediato.

Will no se presentó jamás a dar testimonio, y los Lecter no tuvieron ninguna noticia de el mientras atravesaban el proceso que los absolvería de la inyección letal o los condenaría a ella.

—Felicidades, oficialmente ambos fueron declarados dementes. — comunicó el doctor Chilton una tarde, dos años después de que Hannibal Lecter y Abigail Hobbs fueran apresados fuera de la propiedad de Will Graham.

Los Lecter estaban en sus celdas, una al lado de la otra, como si fueran dos animales en un zoológico, detrás de una pared de cristal que le permitía a la gente de afuera observarlos.

Ambos vestían el mono blanco de la institución mental para criminales dementes que dirigía el doctor Frederick Chilton y ambos se encontraban de pie frente al cristal, a pocos palmos de distancia de él.

Las manos de ambos estaban cruzadas a la espalda, y sus expresiones eran idénticamente vacías. Cualquiera que los viera podría jurar que realmente eran padre e hija.

—El destripador de Chesapeake y la hija del Alcaudón de Minnesota… No… El destripador… Y su favorita. — Chilton se estiró en su asiento, mirándolos a ambos con una evidente expresión de satisfacción.

Había sido todo un logro para él conseguir que le asignaran el “cuidado mental” de dos personajes tan famosos e impresionantes como aquellos. Dos mentes incalificables, aunque a él le gustaba considerarlos como sociópatas puros.

Se habían pintado muchos cuadros sobre ellos dos, algunos con connotaciones románticas, pero la mayoría de los casos era una relación padre-hija la que se les atribuía.

Chilton los estudiaba constantemente, intentando entrar en sus mentes.

Un hombre que se suponía incapaz de tener sentimientos dado el tipo de psicópata que era y que aun así se había enamorado y se había hecho cargo de una chica que había perdido a su familia…

Y por otro lado estaba ella, la supuesta inocente victima que lo había abandonado todo solo para seguir el camino de su padre biológico.

Eso arrojaba otra vez a la mente de muchos estudiosos si sería cierto que la maldad era algo hereditario.

De cualquier forma, los Lecter eran fascinantes. Lo fuerte y profunda que era la unión de ambos y la inteligencia que poseían los dos. No habían sido atrapados, ellos se habían rendido.

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