Rumores absurdos y mentiras peligrosas (Segunda Parte)

616 80 9
                                    

Paso un buen rato hasta que Will se dio cuenta de lo que realmente estaba haciendo…
Estaba besando a Alana… Otra vez…
Otra vez poniéndola en peligro y otra vez jugando con sus sentimientos cuando él sabía a la perfección que no podía amarla, al menos no tanto como a Hannibal.
O quizás al menos no de la manera enfermiza en la que amaba a su psiquiatra.
-Yo… Alana… Lo siento…- suspiró Will al fin, separándose del beso.
-No te disculpes… Eso fue hermoso…- murmuró ella bajando la mirada no sin cierta vergüenza.
-Nosotros no… Nosotros no podemos… Yo estoy con Hannibal.- murmuró Will desviando la vista y en un murmullo apenas audible.
-Sabes bien que él no te quiere… No tanto como yo. Ni siquiera ha venido aun.- respondió ella esta vez mirándolo fijamente -Él no te conviene…-
-Yo decidiré eso Alana… Por ahora, será mejor que me dejes sólo un rato.- murmuró Will sin desear mirarla, sus manos apretaban la sabana con fuerza, definitivamente todo esto no lo estaba ayudando a recuperarse en lo absoluto, incluso sentía que la fiebre volveria a subir en cualquier momento por culpa del dolor de cabeza que había comenzado a aquejarlo otra vez.
-Si eso quieres lo haré… Pero volveré pronto.- respondió ella antes de levantarse con un suspiro, le dió un corto beso mas en los labios y salió de ahí, dejando a Will mucho mas confundido que de costumbre.
A medida que transcurría el dia sintió que comenzaba a mejor de a poco, pero esa alegría por su mejoría se vio enviada al diablo con una sorprendente facilidad durante la madrugada.
No había recibido la visita de nadie, ni Alana, ni Abigail, ni Hannibal, pero eso era algo a su favor, necesitaba descansar, sin embargo cuando escucho voces en los pasillos y sonidos de pasos, además de un lejano eco de los patrulleros en el exterior, supo que no le sería permitida ninguna clase de estabilidad mental por el momento.
Lleno de curiosidad, se levantó y salió de su cuarto, caminando por los pasillos desiertos que hacía un momento habían estado llenos de ecos de pasos.
No fue si no hasta que llegó a la habitación de Gloria que entendió que algo le había pasado a ella.
Allí estaban Jack, Jimmy y Braian, además de otros agentes y forenses. Ante sus ojos conmocionados se presentó una camilla en la cual descansaba una forma retorcida y ennegrecida que alguna vez había sido un ser humano.
La cubrieron rápidamente con una sabana pero de todos modos Will ya la había visto. El agente soltó un jadeo y antes de que pudiera precipitarse al piso, Jack lo atrapó entre sus brazos.
-¿Tu no deberías estar descansando?- preguntó Jack mientras lo miraba poreocupado.
-¿Que fue lo que pasó?- murmuró Will, soltándose después de que se le pasó el mareo.
-El hospital especula que el incendio lo causo un cortocircuito …- respondió Jack.
-La unidad parece bien mantenida.- dijo Jimmy en ese momento con voz tranquila mientras levantaba su cámara para tomar algunas morbosas fotos mas en tanto Will contemplaba todo en silencio.
-Que horrible manera de morir…- murmuró Will al cabo de un rato de silencio solo interrumpido por el sonido de la cámara de Jimmy.
-Un niño en Italia estaba metido en una así, y una chispa de electricidad estática de su pijama provocó el incendio. Dos metros cúbicos de oxigeno se convirtieron en dos metros cúbicos de fuego.- comentó Jimmy, aun sosteniendo su cámara mientras su compañero Braian tomaba algunas muestras en el interior chamuscado del aparato.
El olor que inundaba la habitación era acre y penetrante, pero de los hombres allí presentes el nauseabundo olor solo parecía afectar a Will.
-¿Es posible que ella haya iniciado el incendio?- preguntó Jack mirando a sus empleados.
-No tenía su brazalete de conexión a tierra que impedia la acumulación de electricidad estética, se lo quitó.- dijo Braian, mostrándoles el brazalete retorcido y chamuscado que sostenía entre unas pinzas.
-¿Suicidio por inmolación?- murmuró Will con voz claramente incrédula.
-Tenia dos cargos por asesinato.- dijo Jack como si eso lo explicara todo. Pero enseguida Will sacudió la cabeza, frunciendo el ceño.
-Ella no era suicida Jack… Estaba enferma… Yo vine y hablé con ella.-
Jack se giró a mirarlo, al igual que los demás.
-¿Por qué hablaste con ella?-
-Porque sé cómo se sentía…-
-Era sospechosa de un asesinato, intentó matarte... Y que trataras de ser su amigo afecta el caso en su contra…-
-El caso en su contra ya no importa… ¿No es cierto Jack?-
Jack suspiró y sacudió la cabeza, acercándose para mirar el cadáver carbonizado después de levantar la sabana.
Sigilosamente Will se alejó un poco de la multitud y terminó sentado en uno de los pasillos, con la cabeza entre las rodillas e intentando no perder la calma… Era en cierta forma tan… conveniente que ella hubiera muerto… Pero con todo y eso... Creer que Hannibal había sido capaz de arriesgarse tanto como para matarla dentro de un hospital, donde seguramente hubiera quedado alguna prueba de que había sido él, era demasiado estúpido.
Demasiado estúpido y demasiado cruel.
Ver a una pobre mujer inocente arder en llamas por su propia mano… era demasiado cruel incluso hasta para Hannibal…
No… no quería pensar en que él hubiera podido hacer algo como eso… Después de todo en caso de ser así se sentiría él mismo un completo imbécil... por ser capaz de llegar a sentir algo por un monstruo de esa calaña.
Sin embargo… Se trataba del destripador de Chesapeak…
Sabía de lo que era capaz…
En ese momento la expresión de Will se tornó pensativa, dándose cuenta de algo muy obvio al fin...
¿Por qué no se había puesto a pensar en eso mucho antes?
Las extracciones de órganos de las victimas mientras aun vivían… Las puestas en escenas de los crímenes…
¿Por qué…?
¿Por qué no lo había reflexionado antes?
Se dio cuenta de que era incapaz de responderse esa pregunta a si mismo.
Él también había matado… Aunque con "motivos" y de maneras menos brutales… Sin embargo mientras estaba con él y con Abigail en ningún momento se había tomado el tiempo necesario para entender la magnitud de lo que eso se significaba.
Él era el destripador de Chesapeak… y recién ahora parecía comprenderlo del todo.
En la parte posterior de su cabeza comenzó un fuerte dolor que se fue extendiendo, y frente a sus ojos creyo ver destellos de luces, la mano de Hannibal clavándole una jeringuilla y luego su voz susurrándole cosas al oído una y otra vez.
Soltó un grito que resonó por todo el hospital, y acto seguido perdió la consciencia.
La fiebre volvió a subir y Will tuvo que permanecer internado cerca de dos semanas. Alana lo visitaba con regularidad, Abigail de manera espaciada y Hannibal Lecter no se dignó a hacer acto de presencia.
Will le preguntaba por él de manera insistente a la joven, pero las respuestas de la chica eran muy vagas y vacias, como si no quisiera hablar de él.
Se siguió hablando mucho de la muerte de Gloria Madchen, pero Will por un lado no deseaba escuchar nada mas sobre eso, aunque aun tenía la curiosidad de saber que le había sucedido, deseaba pensar que todo había sido un accidente…
Era tanta la soledad porque Alana trabajaba, Hannibal no venía y Abigail lo hacía muy de vez en cuando, que Will término por trabar una especie de amistad con el hombre que venia a cambiarle el suero todos los días, a sacarle sangre y a acomodarle las almohadas.
Era un hombre de apariencia común y corriente pero que parecía mas interesado en la salud de Will que sus amigos y su “familia”
El sujeto en cuestión le agradaba bastante a Will, se llamaba Matthew Brown  y no le molestaba distraerse de sus ocupaciones como enfermero solo para hacerle compañía a su “paciente favorito”
Escuchaba de buen grado las anécdotas que Will contaba sobre su infancia en los muelles con su padre, y sin embargo, debajo de todo ese interés y esa amabilidad, Will creía notar algo raro en ese hombre pero simplemente lo ignoraba.
Cuándo por fin llegó el día del alta, fue Abigail quien apareció para buscar a Will. Éste ultimo se estaba vistiendo con ayuda del enfermero cuando la muchacha entró en la habitación. Ella se quedó contemplando a Matthew, y algo en los ojos de ese hombre la hizo adoptar una actitud bastante agresiva.
-Vamonos ya papá, Hannibal nos está espera afuera.- dijo ella apartando a Matt de manera un tanto brusca para ayudar a Will a terminar de acomodarse la camisa. Un tanto drogado aun, el agente no se dio cuenta de esa actitud por parte de la joven, pero el enfermero le lanzó una mirada de advertencia que ocasionó una mueca en el rostro de Abigail.
-¿Asi que ese al fin se ha dignado a venir?- preguntó Will con acento bastante dolido, sobando su frente con un suspiro, el abandono de Hannibal había sido algo que no se había esperado en lo absoluto, se preguntaba si había hecho algo mal o si simplemente el doctor se había cansado de jugar con él o… peor aun, en serio tuviera una relación con Abigail.
-Estuvo muy ocupado… Ademas no me sorprende que no quisiera venir…- murmuró ella, bajando mucho la voz en la ultima parte de la frase por lo que Will no la escuchó.
Ya ella sabía lo que había pasado la noche en que Hannibal había ido al hospital. Había encontrado a Will besándose con Alana… Era totalmente normal que no quisiera volver a visitarlo. Aun recordaba lo que habían hablado…
Hannibal no pensaba decirle a Will lo que había visto, simplemente dejaria que las cosas se desarrollaran a su ritmo, quería ver cuanto tiempo era capaz el agente de guardar el secreto de su traición… Cuanto tardaría en volver a abandonarlos.
Y Abigail sentía mucho miedo al recordar la expresión que tenia Hannibal cuando le había comunicado sus planes mas inmediatos. Tenia la sensación de que los celos del psiquiatra, tan perfectamente ocultos bajo su semblante tan sereno e inhumano, habían llegado a un punto critico.
Incluso bajo esa mascara de frialdad, Abigail conocía la pasión burbujeante que residia dentro de él y lo intenso que era su amor por Will. “La intensidad y la locura del primer amor” lo había catalogado una vez, de manera casi burlona, el propio doctor.
-Bueno Matt… parece ser que aquí nos separamos…- dijo Will girándose hacia el enfermero con una débil sonrisa.
-Lo voy a extrañar Señor Graham…- murmuró éste último, acercándose y apretando el brazo de Will con su mano de manera demasiado cariñosa; lo suficiente como para que Abigail comenzara a tirar del brazo de su padre con mas insistencia deseando marcharse de allí de una vez.
-Cuidate…-
-Espere… Llevaré su maleta afuera.- se ofreció al fin el enfermero de manera solicita, tomando la pequeña maleta con algunos efectos personales que Abigail le había llevado a Will hacia semanas.
Will asintió, en tanto que Abigail despedía chispas por los ojos. No iba a ser agradable si ese hombre y Hannibal llegaban a cruzarse.
Pronto, los tres salieron al exterior, donde un nublado cielo parecía prometer nieve en cualquier momento. Will se acurrucó aun mas en su abrigo, casi temblando.
Los ojos de Will buscaron de manera ansiosa a Hannibal, hasta que vio salir su elegante figura del auto y acercarse hacía donde estaban ellos. Su mirada era esquiva, pero hubo un leve brillo hostil en sus ojos cuando estos pasaron por encima del enfermero.
-Vamos a casa.- fue todo lo que dijo el psiquiatra una vez que estuvo al lado de su familia. Will lo observó, confundido. Había algo extraño en Hannibal… Algo… Diferente.
Se lo notaba rigido, casi molesto. Y eso era muy extraño en un hombre que siempre se había deslizado como una gacela por la vida, grácil y elegante; y esa molestia en sus ojos… Simplemente no podía significar nada bueno.
-No tenías que venir a buscarme si no querias.- le soltó Will con voz ofendida y sin venir a cuento, todavía estaba dolido por que Hannibal no lo había visitado ni una sola vez.
-Vamos…- insistió Hannibal con voz tensa y esa clase de mirada que Will, si hubiera estado mas avispado en ese momento, hubiera identificado rápidamente como “peligrosa”.
Will suspiró, sabía que no podía hacer una escena frente al hospital, ninguno de los dos podía.
Así que se volvió hacia Matt y le sonrió -Oye, me gustaría seguir en contacto contigo, ¿tienes un bolígrafo o algo?- preguntó Will, haciendo que los ojos del enfermero brillaran como los de un niño en la mañana de navidad.
-Claro, sírvase.- dijo enseguida Matt, sacando un bolígrafo de su bolsillo y dándoselo a Will.
El agente tomó la mano del enfermero al no tener un papel donde anotar y escribió su numero de teléfono en ella, de paso acariciando esa mano de manera muy vistosa -Espero verte pronto…-
-¡¡Vamonos ahora!!- insistió Abigail en ese momento, demasiado nerviosa por la constante provocación a la que Will estaba sometiendo a Hannibal.
Quizás el agente aun no tenia una idea de lo terriblemente celoso que podía llegar a ser Hannibal, aunque éste lucía totalmente controlado.
O eso pensaría cualquiera, de no ser por que su mano derecha estaba convertida en un puño y había algo de sangre escurriendo entre sus dedos por la fuerza con que se había enterrado las uñas en la palma.
-N-nos vemos…- murmuró Matt tan atontado que a duras penas podía hablar, Will sonrió, le guiñó el ojo y luego se dio la vuelta para caminar hacía el auto tranquilamente, aunque su expresión en ese momento no era nada feliz.
Hannibal y Abigail fueron en silencio detrás de Will, tomados del brazo. Abigail lo sujetaba por si acaso, tenía la horrenda sensación de que el psiquiatra en cualquier momento se pondría a acogotar a Will delante de todo el mundo y no le importaría nada mas pero, si pensaba en eso, al menos su expresión no lo denotaba.
Y mientras ellos se marchaban de ahí, el enfermero Matthew Brown los observaba desde la entrada del hospital, fascinado.
Will Graham ciertamente era fascinante, pero por lo visto ya otro cazador había puesto sus ojos encima de ese hombre tan… Apetecible. Los conocía bien, a todos ellos. Will les había hablado de ambos en mas de una ocasión… Abigail Hobbs y Hannibal Lecter… su “familia”. No tenía problemas con la chiquilla, siempre podía encontrar la manera de deshacerse de ella mas tarde, el problema era Lecter…
Durante los largos días que había compartido junto con Will y en los que había cuidado de él, Matt se había dado cuenta de esas lagunas mentales tan evidentes en su paciente que mas bien parecían océanos.
Will deambulaba por el hospital sin saberlo, y Matt siempre lo acompañaba… Era en esos episodios cuando el agente comenzaba a… Hablar.
Fue así cómo Matt había escuchado todas y cada una de las historias que salían de la boca de ese hombre respecto al destripador de Chesapeak y respecto a Hannibal Lecter, que eran básicamente la misma persona.
Había apreciado cada detralle, cada palabra y la había grabado dentro de su mente. Will simplemente era hermoso cuando comenzaba a sudar y a jadear el nombre de Lecter con un brillo enloquecido en sus ojos preciosos.
Y Matt secretamente anhelaba ser la causa de las torturas de la psique de Will, y no ese lituano presuntuoso que a sus ojos no sabía aprovechar el tesoro que tenía.
Asi que ahora, todo lo que tenía que hacer sería encontrar una manera de sacar a Hannibal Lecter del medio sin que nadie sospechara nada. Despues de todo, también él era un asesino.
Entró al hospital, soltando una risa algo siniestra, recordando como la noche en que esa paciente había muerto prendida fuego, él se había topado con el agente en un pasillo, jadeando y gritando de espanto y, fue gracias a eso que había podido saberlo todo, aprovechándose de la mente inestable de Will.
El tembloroso hombre le había contado todos sus secretos a sus bien dispuestos oidos… Había sido perfecto… Y por eso Will Graham tenía que ser suyo.
El viaje de camino a casa fue hecho en un silencio desolador por parte de todo el mundo. Hannibal estaba demasiado “concentrado” en manejar, Will un tanto adormilado y Abigail sólo miraba el oscuro paisaje por la ventanilla.
La tensión proveniente de parte de Hannibal casi se podía cortar con un cuchillo, la joven estiró una mano y acarició la de él, que reposaba sobre la palanca de cambios, era su manera de darle un poco de consuelo, aunque estaba segura de que no serviría de nada.
Cuando llegaron a casa, Hannibal le pidió a Abigail que saliera a dar una vuelta, al menos un rato, necesitaba estar a solas con Will.
El agente entró en la casa, ignorándolos a los dos, y apenas desapareció de la vista, Abigail tomó a Hannibal con fuerza del brazo, mirándolo a los ojos.
-¿Vas a matarlo no es cierto?- susurró con voz temblorosa, algo en la expresión de él le hacía pensar que así sería.
Hannibal emitió un suspiro -No… No le haré nada. Simplemente hablare con él.- respondió con voz calmada. Sin embargo, a los oídos de Abigail, esas palabras sonaron como una mentira absurda.
-Jurame que no le harás nada… Él está inestable… Las cosas que hizo… no son su culpa.-
-Ya se que intentas defenderlo a él y a la paz en ésta familia, yo quiero lo mismo Abigail, asi que no tienes por que preocuparte. El único secreto y lo único que él debe respetar para conservar la vida es lo que somos nosotros dos… Y lo estamos haciendo.-
Abigail suspiró, algo mas aliviada al escuchar esas palabras y soltó el brazo de él , miró hacía la casa por un momento y después simplemente se dio la vuelta y se marchó, caminando bajo el cielo nublado.
Hannibal la miró irse por un breve momento y después entró en su morada, buscando a Will. Este último estaba sentando en uno de los sofás de costumbre, con una copa de vino en la mano y bebiendo como si no hubiera pasado absolutamente nada.
-Así que hiciste un nuevo amigo mientras estabas internado…- comentó Hannibal abriendo la conversación de una manera tan hostil que sorprendió mucho a Will, el psiquiatra por su parte fue y se sirvió una copa también, yendo luego a sentarse frente al sofá de Will.
-Pues… Si. Teniendo en cuenta que prácticamente nadie me visitó mientras estaba internado…- le dejó caer Will de manera poco sutil.
-Si vuelves a hablar con ese hombre voy a matarlo.- replicó Hannibal fríamente y sin rodeos, sus ojos se clavaron duramente en los ojos de Will, mirándolo de una manera en la que nunca antes lo había mirado.
El agente se quedó sorprendido y quizás hasta asustado por esas palabras tan directas y sinceras, pero entonces sonrió un poco -Estas celoso no es cierto?-
-¿Se supone que no debería estarlo? Vives en mi casa, tenemos una hija, estamos… Juntos. ¿Y aun asi coqueteas descaradamente con alguien delante de mi, y se supone que debo matener la calma?- replicó Hannibal con voz cortante y helada.
-¡Pues debiste pensar en eso cuando decidiste que tenías muchas cosas mas importantes que yo y me dejaste librado a mi suerte!- dijo Will levantando la voz, pensando una y otra vez en la soledad y el abandono del que se había sentido víctima durante ante aquellas semanas.
-En ningún momento te dejé solo… Y si lo hice fue por que pensé que estabas mas a gusto con Alana… ¿Acaso me equivoco?-
El agente se levantó en ese momento, dejando la copa a un lado y sacudiendo la cabeza
-No puedo estar con alguien como tu…- intentó empezar a decir, pero Hannibal, mucho mas directo, se levantó y dejó caer la copa; la cual se hizo pedazos contra el suelo. Y en lo que pareció sólo un parpadeo, el psiquiatra estaba a su lado y sujetaba con fuerza su barbilla, obligándolo a mirarlo.
-Ni siquiera lo intentes… Que ni siquiera se te pase por la cabeza abandonarme una vez mas. Tu y yo estamos juntos en esto… Hasta el final. Y sé muy bien que me quieres tanto como yo te quiero a ti… Asi que deja de luchar… Rindete de una vez… Y deja de jugar con los limites de mi paciencia.-
Will se asustó mucho por esas palabras y por la fuerza con la que Hannibal lo tomaba, nunca lo había visto asi, casi como… Si estuviera fuera de si. Sus ojos brillaban con una fiereza nunca antes vista y en el fondo de ellos se adivinaba la presencia de la bestia, una mucho peor de la que Will pudiera tan siquiera imaginarse en sus mas oscuras pesadillas.
Sin embargo no pensaba dejarse intimidar con tanta facilidad, así que se soltó de ese agarre bruscamente, desafiándolo con la mirada.
-Haré lo que yo quiera, no puedes controlarme…-
-Creeme cuando te digo que mi paciencia está tocando fondo…-
-¿Qué harás? ¿Me mataras?-
Lecter se sonrió burlón al escuchar esas palabras, pero sus ojos despedían chispas. -No sin antes escuchar una buena explicación del motivo por el que quieres abandonarnos otra vez a mí y a Abigail. - replico con voz llena de hiriente sarcasmo.
-¡Por qué me estoy dando cuenta de que todo lo que hiciste éste tiempo fue jugar conmigo y con mi mente para satisfacer tu asquerosa curiosidad! - exclamó Will con acento furioso, aunque casi parecía como si sus ojos quisieran derramar lágrimas.
-¿De donde sacaste esa idea?- murmuró Hannibal con voz mucho mas calmada que antes, o al menos no tan horriblemente fría.
-Recuerdo… Cosas. Cosas que pasaron en éste consultorio incluso antes de que tu y yo empezaramos a salir. La jeringa… tus manos… las luces. ¿Me has estado drogando todo este tiempo, no es cierto? Has estado jugando con mi mente y manipulándola a tu antojo… Quien sabe si todos estos sentimientos que tengo por ti no sean una ilusión que tu mismo creaste para complacer a tu desquiciante ego.-
-¿Ahora me acusarás de hacer que te enamoraras de mi?- preguntó Hannibal sorprendido por esa suposición, si bien era cierto que había drogado a Will y había realizado algún que otro experimento con él… Jamás se le había pasado ni una sola vez por la cabeza utilizar esas sesiones para confundir los sentimientos del agente.
-No se… Realmente ya no sé nada. Estaba feliz contigo antes de que todo esto pasara, podía… llegar a aceptar las cosas como son… O al menos intentar tolerarlas con tal de seguir a tu lado y al lado de Abigail… Pero todo esto… La manera en que asesinaste a ese doctor… Todo fue para inculparme a mí. Para tener un plan de respaldo y arruinar mi vida si lo considerabas pertinente. ¿Cómo podría seguir en una relación así?- intentaba explicar Will con voz calmada aunque por dentro sentía como si estuviera cometiendo el peor error de su vida, sin embargo esas semanas en el hospital, lejos de la influencia constante de Hannibal Lecter habían sido como un bálsamo que había aclarado su mente. Incluso había sido capaz de hacer un nuevo amigo…
-Todo eso no pareció importarte mientras te entregabas al placer de matar conmigo… Y por mucho que intentes negarlo, al mundo o a ti mismo... Eso no fue ningún tipo de manipulación de mi parte. Eso fue algo que siempre vivió contigo, bajo tu piel... Y por eso jamás podrás sacudirtelo de encima...- murmuró Hannibal con voz siniestra y triunfadora, diciendo palabras muy parecidas a aquellas que Will le había confesado a Jack en cierta ocasión.
-¡Todo eso está mal!- exclamó Will, llevándose las manos a la cabeza -Es por esto que tengo que alejarme… yo… necesito un tiempo… volveré a casa, con mis perros… Por una temporada. Quizás ya ni siquiera responda las llamadas de Jack. Lo que sentí la noche que capturé a Gideon… Ni siquiera puedo explicarlo con palabras. Mi mente se derretía y colapsaba hacía la locura total. Necesito un… respiro…- susurró Will, mordiéndose los labios para no sacar a colación todos los otros temas que había en su cabeza, sus sospechas respecto a la relación que unía a Hannibal con Abigail y sus sospechas sobre lo que le había pasado a Gloria Madchen, necesitaba investigar más sobre eso antes de sacar conclusiones precipitadas.
Hannibal pareció pensarlo un poco, sin mirar al agente. Por su expresión se podía ver a las claras que ya estaba máquinando perversos planes dentro de su mente brillante. Pero no eran planes divertidos, eran planes serios. Su rostro era él de un hombre que sabía que debería tomar una decisión, por que las cosas ya no podían simplemente seguir como hasta ese momento.
-Tomate todo el tiempo que necesites Will… Pero no hagas nada de lo que podrias arrepentirte después.-
Will tembló ligeramente por esas palabras, se daba cuenta de que esta vez la amenaza iba muy en serio, sobre todo por la explosión que había tenido lugar hacía tan solo un rato.
-No haré nada… Dile a Abigail lo que decidi…- suspiró Will, y acto seguido salió de esa casa como si lo persiguiera el mismísimo demonio.
Sabía que necesitaría amigos para afrontar todo esto, pero no se preocupaba, contaba con Alana, con Matt y con Beverly…
Y mientras él pensaba en ellos, Hannibal pensaba exactamente en las mismas personas.
Se preguntaba a cuál de ellos mataría primero.
Comenzaba a hartarse de la situación, y si Will no entendía por las buenas, lo haría por las malas.
Tenía que entender de una vez que no tenía permitido tener nada en la vida que no fuera a él.

HannibalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora