El calor de tu sonrisa [TERMINADA]

Capítulo 50

Cuando llegamos soltamos a los perros y fuimos a la planta de arriba para enseñarle su habitación a Ana y para que colocara sus cosas. Mientras lo hacía...

(Conversación de Whatsapp)✔

               Marta

Yo: Hola! Seguramente estarás ya en el avión. Solo te quería decir que Ana se va a quedar unos días en casa. Hoy se ha llevado un susto porque se ha encontrado la puerta de su casa abierta al volver del viaje. Al final no ha sido nada pero el susto sigue en l cuerpo. La he invitado suponiendo que a ti no te importaba, y también le he dicho que se trajera al perro, total, uno más...
Marta: Hola!! Pues todavía no he subido al avión, me pillas a punto de facturar. Pobrecita, el susto que se tiene que haber llevado. Claro que no me importa, que se quede los días que haga falta. No molesta para nada, es un encanto. Y el perro tampoco, seguro que ni se nota que hay más de los que hay siempre. Nos vemos después que ya me toca facrurar. Te quiero!!
Pablo: Hasta después.

(Fin de la conversación)

Dejé el móvil en la mesilla y fui a la "habitación de Ana". La pillé de espaldas, terminando de colocar sus cosas en el cajón de la mesilla. Empecé a masajear sus hombros, estaba tensa, lo noté enseguida.

Pablo:
-Túmbate, que te voy a dar un masaje.

Ana:
-Gracias pero estoy bien.

Pablo:
-Estás tensa, se nota a la legua.

Ana:
-Vaale, hazme un masaje.

Narrado por Ana.

Me tumbo en la cama y él se pone a mi lado de rodillas. Empieza a subirme la camiseta, a lo que yo respondo volviéndomela a bajar. Se acerca a mi oído y me acaricia la cara.

Pablo:
-Ana.

Ana:
-Dime.

Pablo:
-Relájate.

Ana:
-Estoy relajada.

Pablo:
-¿Y por qué no dejas que te quite la camiseta?

Ana:
-Pues porque no hace falta. Y porque Marta...

Pablo:
-Marta llega en unas horas. No va a ocurrir nada.

Al final tuve que ceder y dejé que me quitara la camiseta. Cuando llevaba bastante tiempo con el masaje, que me estaba sentando muy bien la verdad, empezó a bajar la mano. La fue metiendo por debajo de mi falda hasta llegar a mi muslo, donde cada vez se iba adentrandro más.

Ana:
-Pa.... Pablo.

Pablo:
-Jajaja dime.

Ana:
-Eso no es la espalda.

Pablo:
-Ya lo sé. ¿No te está gustando mi masaje?

Ana:
-S... sí, el masaje sí. Pero creo que ya es suficiente.

Se acerca a mi cuello y empieza y darme besos.

Pablo:
-Vamos a pasar un rato divertido.

Ana:
-Mejor me pongo la camiseta. Dije mientras la cogía.

Pero él me la quitó y la lanzó al suelo. Me dio la vuelta y empezó a besarme apasionadamente. Después siguió con la parte de mis pechos que no estaba tapada por el sujetador, ahí ya me di por vencida. Al final acabamos haciéndolo salvajemente. Después de unos minutos de recuperación volvió al ataque, pero el sonido de la puerta nos intrrumpió. Se oye una voz desde abajo.

Marta:
-Ya estoy en casa!!