Capítulo 41

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Cuando estaba a punto de dormirme oigo unas voces en el pasillo. Me levanto y me dirijo hacia la puerta. La abro un poquito sin que nadie se de cuenta, dejando una rendija, lo justo para poder ver. Lo que veo me produce dolor y nostalgia. Los tortolitos estaban muy acaramelados. Entre besos se decían cosas como "Te quiero" "Me encantas" "Te como".... Pero la que me mató fue cuando Marta le dijo a Pablo: "Esta noche van a temblar las paredes". Cerré la puerta y me metí en la cama con un paquete de pañuelos que me harían falta. Las lágrimas se tomaron la libertad de salir y yo no pude evitarlo.

No llegamos a ser novios ni nada parecido pero había aflorado en mí sentimientos intensos

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No llegamos a ser novios ni nada parecido pero había aflorado en mí sentimientos intensos. No podía negarlo, me había empezado a enamorar. De las lagrimillas pasé al llanto cuando escuché sus gemidos. Eran tan fuertes que se escuchaban perfectamente. Unos minutos después llegaron las chicas. Por suerte mi cama era la más alejada de la puerta y no tuvieron que pasar por mi lado para acostarse asi que no me vieron. Me di la vuelta e intenté no hacer ruido. Enseguida se acostaron y después de estar un rato llorando me quedé dormida.

Cuando me despierto estoy sola en la habitación. Veo una nota en la mesita, la cojo y la leo.

Chiqui nosotras hemos ido a desayunar. Como anoche tardaste en dormiste y estabas tan agustu no te quisimos despertar. Cuando termine te traemos algo para desayunar. Besos.

La verdad es que tenido mucha suerte con ellas, y con Anna, Cris.... Les hago caso y me espero en la habitación. No tardan mucho en llegar, supongo que se fueron pronto.

Ruth:
-¿Como estás Anita?

Ana:
-Bien.

Silvia:
-Te hemos traído un café y un donut.

Ana:
-Gracias.

Ruth:
-Tranquila que lo de Pablo lo olvidarás rápido.

Ana:
-Silviaa.

Silvia:
-Lo siento. Pero tenía que contárselo.

Ruth:
-¿Pero por qué no querías que yo lo supiera?

Ana:
-No es eso. Eres mi amiga y me da igual que lo sepas pero es que no quiero que se enteren los demás.

Ruth:
-Tranquila que no se lo voy a contar a nadie.

Después de comer y de hablar un rato nos preparamos y bajamos a la piscina. Esta vez ya estaban todos abajo. El día pasó igual que ayer. Por la noche nos tomamos algo en un bar de fuera y después volvimos a las habitaciones.

El calor de tu sonrisa [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora