Capítulo 58

239 24 9
                                    

A media noche me despierto por los movimientos de Ana. No para de llorar, de gritar y de patalear. Se despierta sobresaltada y con la respiración agitada quedándose sentada. Se abraza a mí llorando y yo la consuelo acariciando su espalda.

Ana:
-Pablo estaba ahí. Dijo entre lágrimas y sollozos.

Pablo:
-¿Quién?

Ana:
-Hugo, me acorraló en la esquina otra vez, estaba a punto de clavarme un cuchillo.

Pablo:
-Has tenido una pesadilla recordando lo que ha pasado.

Ana:
-¿Y si vuelve? ¿Me matará esta vez?

Pablo:
-Ana mírame.

Ella me hizo caso y se quedó mirándome. Le agarré la cara con las dos manos.

Pablo:
-Escúchame bien, no te va a pasar nada. Tus padres están ahí fuera y yo estoy aquí, a tu lado. Muñeca te protegeré con mi vida si hace falta pero te aseguro que no te va a tocar ni un pelo. No lo voy a permitir.

Se aferra a mi cuerpo pero un poco más calmada.

Ana:
-Gracias, no sé que haría sin ti.

Minutos después se quedó dormida entre mis brazos. Yo me dediqué a observarla, parecía tan frágil y débil, que se podía romper en cualquier momento, pero no voy a permitir que le pase nada.

Un rayo de luz deslumbra mi cara haciendo que abra los ojos. Me levanto cuidadosamente para no despertar a Ana y la dejo dormir un rato más. Me pongo los pantalones y salgo de la habitación cerrando la puerta tras de mí. Llego a la cocina y me encuentro a los padres de Ana desayunando.

Pablo:
-Buenos días.

Alfonso:
-Buenos días muchacho.

Alicia:
-Anda ven, siéntate a comer con nosotros.

Me sirvo un café y me siento al lado de Alfonso.

Alicia:
-Oye hijo, siento que hayas tenido que dormir con Ana, ya le he dicho que ponga al perro fuera y convierta esa habitación en una de invitados, pero no me hace caso.

Pablo:
-Jaja, no se preocupe, he dormido muy bien. Además Ana y yo ya hemos dormido juntos otras veces.

Alfonso:
-¿Y eso?

¡MIERDA!

En ese momento entra Ana en la cocina.

Ana:
-No pienses mal papá, los de TCMS nos vemos todos los meses y en una de esas salidas tuvimos que dormir juntos. Dice mientras se sirve un café.

Menos mal que ha llegado a tiempo y me ha sacado del apuro, mi niña tiene un coco... ¡qué lista es!

Se sienta a mi lado, se echa azúcar y me pone la mano encima de la pierna y yo se la agarro sin que nos vean. Ante esa situación nos miramos y sonreímos evitando levantar muchas sospechas. Cuando Aliciay Alfonso terminan de comer y salen de la cocina aprovecho para darle un beso a Ana.

Pablo:
-Buenos días preciosa. Digo dándole un toque en la nariz.

Ana:
-Buenos días mi rey.

Pablo:
-¿Qué tal has dormido?

Ana:
-Bien, después de la pesadilla claro.

Pablo:
-Ya verás como pronto dejas de tener pesadillas.

Ana:
-Eso espero.

Cuando terminamos de bebernos el café puse las tazas en el fregadero y ayudé a Ana a levantarse. Sus padres estaban doblando las mantas que habían usado para dormir.

Ana:
-Esperad que os ayudo.

Antes de que pudiera hacer nada la agarré del brazo.

Pablo:
-Tú no vas a ninguna parte, tienes que descansar.

Ana:
-Pero si estoy bien!!

Alicia:
-Cariño Pablo tiene razón, tienes que estar en reposo.

La llevé hasta la cama y la ayudé a acostarse. Me puse los zapatos y cogí mi móvil y mi cartera.

Pablo:
-Voy a la farmacia a comprar todo lo necesario para curarte.

Ana:
-No hace falta, pueden ir mis padres.

Pablo:
-Yo voy encantado, ahora vengo.

Ana:
-Vale, mi cartera está en el bolso.

Pablo:
-¿Te crees que te voy a coger dinero? Eso lo pago yo.

Ana:
-No te atrevas, Pablo!!

Pablo:
-Ahora vengo!! Dije saliendo de la habitación.

El calor de tu sonrisa [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora