Capitulo 5

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No quiero salir de la ducha, son relajantes las gotas en mi rostro. No puedo dejar de pensar en lo que René me dijo; quizás tiene razón y yo no merezco tener semejante don...

...¿Qué pasa conmigo? No puedo creer que haya pensado eso, tengo que demostrarle que se equivoca y que mi Athmen no me controla. Estoy aquí para prepararme y no tengo que echarme atrás ni mucho menos comportarme como una niña tonta que se pone a llorar porque su profesor le levantó la voz.

Tomo mi tiempo para arreglarme: vestirme y peinarme aunque sea un poco.

No pienso quedarme todo el día en mi cuarto, así que pongo mi teléfono en el bolsillo, salgo de la habitación y camino por el pasillo. Un poco antes de llegar a las escaleras algo llama mi atención,  una habitación con la puerta abierta; me quedo en el pasillo mirando su interior donde se encuentra René un poco ocupado. Va de un lado a otro llevando ropas a un bolso de cuero arriba de la cama. Guarda las prendas y vuelve hacia el clóset para buscar más. Parece estar apurado ¿Donde lleva esas ropas? ¿Acaso piensa viajar? ¿Y nuestro entrenamiento? Sé que son asuntos suyos y que no me compete pero enserio quiero saber qué va a pasar con mi entrenamiento; tenemos mucho trabajo por hacer y no puedo permitirme tardar más de lo que ya estaba tardando.

- Voy a irme unos días - Me dice aún pasándose de una lado a otro por la habitación.

-¿Unos días? - Pregunto.

-Si, surgió un problema importante que tengo que resolver urgente - Contesta.

-Pero...

Antes de que diga algo mas Lorian sale de su habitación con sus cabellos húmedos y los lentes en la mano, me mira y entra a la habitación de René.

-Él quedará a cargo - Dice René señalando con el mentón a Lorian quien sonríe por debajo.

Dudo que Lorian pueda entrenarme. No creo que sea capaz de ayudarme a controlar mi poder.

-¿A cargo? - Pregunto mirando a Lorian de pies a cabeza - ¡Vaya!

- Quedarás bajo su responsabilidad - Dice René - Después de todo parece mejor entrenador que yo.

-Tengo una niñera - Murmuro cruzándome de brazos con un tono vacilón - Quien lo diría.

Ambos me disparara una mirada fulminante, René hasta se detiene para hacerlo.

-Mal no te vendría - Replica y sigue empacando.

-Pobrecito -Comento mientras me recuesto por la pared del pasillo y flexiono la pierna para apoyar mi pié.

Lorian solo me mira, baja su mirada hasta mi pié y vuelve a verme a los ojos; se a lo que refiere, estoy manchando su preciada pared con mis pantuflas. No hice falta que dijera nada, en cuanto entiendo pongo los ojos en blanco y bajo el pié arrastrando por la pared hasta llegar al suelo mientras lo miro y le regalo una sonrisa odiosa, el me mira aburrido y levanta una ceja. Hace solo dos días que convivo con él y ya sé cómo irritarlo. Y eso me divierte.

René cierra el bolso, guarda su teléfono en el bolsillo de su pantalón y suelta un largo suspiro mientras mira detenidamente por toda la habitación, al ver que estaba todo en orden toma su bolso y los tres bajamos hasta el salón.

Antes de marcharse sin antes tener una larga charla con Lorian en la cocina, hablan muy bajo casi susurrándose, claramente no quieren que yo escuche su charla. Tampoco me importa mucho, solo voy al sofá y prendo la televisión.



Ahora solo somos Lorian y yo, cada uno por su lado. Voy a la cocina y lo veo sentado en la mesa del fondo, en el comedor, viste más informal que de costumbre, parece más relajado llevaba zapatillas, unos jeans con las botamangas dobladas y una camisa blanca arremangada desprendida hasta el pecho.

AthmenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora