Suelta mi mano rápidamente y mira a Agnes de refilón, ella solo se apresura y pasa por debajo del arco de madera siguiendo a René que iba por delante. Entonces Lorian también lo hace y yo le sigo, decidida a ir detrás de los demás. Pero en el momento en que atravieso el arco puedo darme cuenta que ya nada es igual.
Me detengo en seco, helada. Lorian y Agnes me observan frente y yo cruzo mirada con ambos.
El paisaje sigue siendo el mismo, los arboles, el cielo nublado, la escarcha bajo mis pies; pero algo en el ambiente me convence que no estoy en el mismo sitio. La energía, el aire es distinto; como si estuviese respirando pureza, como si de repente el oxigeno fuera aun más liviano. Esta sensación es tan rara pero a la vez me hace sentir bien.
Como si esto fuera poco, no me había percatado de un detalle que me hace convencer aun mas de que no estoy en el mismo sitio: a solo un par de metros otro arco idéntico al anterior. Un arco que antes no estaba, solo era uno y ahora como por arte de magia, ni bien atravieso el primero, aparece otro más.
-Debemos seguir –ordena Lorian intentando hacerme reaccionar.
Trato de hacerle caso y sigo el camino pero aun así no puedo volver del todo del asombro. Traspasamos el siguiente arco y uno nuevo aparece delante a la misma distancia que tenían los otros anteriores. Traspasamos el siguiente y como era de esperarse otro arco más aparece.
Lorian y Agnes caminan delante de mí con normalidad y yo me obligo a hacer lo mismo. Traspasamos arco tras arco sabiendo que otro más aparecerá delante. De repente las nubes desaparecen, los arboles se empiezan a ausentar dejando un suelo llano tupido de césped verde. Arco tras arco el paisaje va mutando y en cuanto me doy cuenta el escenario es completamente distinto. Un extenso campo verde que poco a poco se convierte en sembrados, el sol irradia tan fuerte que las escarchas en el suelo ya no existen. Los arcos ahora aparecen frente a nosotros con más distancia entre ellos hasta que al traspasar por un tan idéntico a los demás ya no aparece otro. Ese fue el último.
Freno en seco, otra vez. Pero ahora no lo hago por lo que siento sino por lo que veo: un ligar completamente distinto al que estaba al pasar por el primer arco; un extenso campo verde con caminos y rotondas de flores, cantidad de personas yendo y viniendo por los caminos. A lo lejos puedo ver una colina cubierta de sembrados y casas y hasta podría distinguir gente trabajando allí aunque esta lo bastante lejos como para ver solo pequeños puntos moviéndose entre los cultivos.
Volteo a mi espalda sin siquiera pensarlo, con la idea de encontrarme con la fila de innumerables arcos por los que llegue aquí pero solo veo mas y mas campo.
-Emma –llama Lorian. No puedo quedarme lo que resta del día apreciando los jardines del Rengoku, no estoy aquí de paseo –niña, ven.
Nos encontramos en un camino principal, más ancho que los demás de a mis costados, que lleva hasta las escalinatas de un edificio que parece ser un templo o algo parecido. Sea lo que sea, es un edificio enorme con paredes de madera oscura y tejados a dos aguas con las puntas respingadas.
Nos acercamos a las escalinatas y subimos a la entrada del edificio. René ya está allí, esperándonos, ha sido más rápido que nosotros o mejor dicho he atrasado a los demás por mirar cosas detalle a mí alrededor.
-¿Que se siente estar aquí? –Me pregunta Agnes entre sonrisas –Hay Hematsukis por todos lados.
Aunque trate de ofenderme por su comentario no puedo evitar reír.
-No me había dado cuenta –le sigo, fingiendo asombro.
Las dos echamos a reír. Lorian se nos adelanta como si le molestara que bromeáramos, de la nada su actitud parece más fría y seria. No estoy segura de comentar algo con Agnes, quizás es solo una impresión mía así que solo lo dejo pasar.
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Athmen
FantasyVisitar la casa de un viejo conocido de su familia es solo el primer paso que Emma debe tomar para poder entrenar un don increíblemente peligroso que le fue otorgado. Llena de odio ella y su hermano están tramando su venganza sobre aquellos que no...