La alfombra de la habitación ya no es tan interesante como hace dos horas atrás, tampoco lo son los azulejos ni las cortinas del ventanal del fondo. Minuto tras minuto la espera se vuelve cada vez más odiosa. Hasta podría decirse que me parezco a Agnes con tanta impaciencia.
Sentada aun en la cama, luego de casi una hora después de llegar aquí, tiro mi torso hacia atrás para recostarme y clavo la vista en el techo. Del otro lado de la cama, junto al ventanal, distingo a Lorian mirando detrás del cristal. Intento no ser tan obvia al mirarlo pero me intriga de sobremanera porque ese cambio repentino de humor al llegar aquí. Inmerso en sus pensamientos mientras mira fuera, se quita los lentes y los limpia con el ruedo de su camisa.
Pero al parecer, no solo él está aislado en sus pensamientos, hace ya casi una hora que René nos ha dejado aquí y desde entonces un silencio invade la habitación. Un silencio que más que tranquilizarme, me impacienta más porque comienzo a pensar y a hacer trabajar mi mente y entonces, cuanto menos quiero pensar en algo preocupante es cuando más lo hago.
Desde que llegamos al Rengoku todos los Hematsukis con los que me crucé me han mirado de manera despectiva y aunque no sé porque, algo me dice que en esa audiencia que tendré todos me observaran de la misma manera. Me da la impresión de que nadie aquí me quiere en el Rengoku pero realmente no me importa lo que ellos quieran, no intento caerles bien.
-Iré a buscar a René –se predispone Lorian tan repentino que me hace salir de mis pensamientos un poco brusco.
-Voy contigo –doy un salto para ponerme de pié.
Lorian vacila dudoso mientras se acomoda los lentes como de costumbre.
-No –responde. Un "no" tan frio que me hierve la sangre.
-No he preguntado si querías –replico al instante mientras arreglo mi cabello que se despeino de haberme tumbado.
-Tampoco yo lo hice – me interrumpe –tú te quedas aquí con Agnes y punto.
-¿Disculpa? –lo increpo. No voy a dejar que maneje mi vida y mucho menos cuando esta de mal humor, ya parece René hablando así de odioso –no pienso quedarme ni un solo segundo más aquí dentro.
-Y que... –sonríe sínico –... ¿Prefieres salir y exponerte a que todos te miren como una intrusa? No parecías muy a gusto con tantas miradas hacia ti.
Me quedo paralizada un instante ¿Fui tan obvia o acaso él me prestó mucha atención? Intenté que no se me notara demasiado lo incomoda que estaba pero creo que no he hecho un muy buen trabajo fingiendo. El pequeño silencio que dejo su comentario se corta tras el chistido repentino de Agnes que parece no estar a gusto con la discusión o con el comentario de Lorian.
-No me interesa como esta gente me mire –le contesto entonces –estoy aquí para salvarlos, deberían agradecerme.
Lorian levanta una ceja y eleva el mentón un poco molesto. Realmente no voy a quedarme callada y dejar que gane.
-Vaya –se sorprende –mira quien ha vuelto de repente –lleva las manos a los bolsillos y va hacia la puerta de la habitación –creí que esa niña arrogante había quedado en el pasado.
No puedo creer ¿Qué le pasa? ¿Arrogante? Es él quien esta diciéndome arrogante, que desde que llegamos no hace más que mostrarse tan odioso. Si sabía que su compañía aquí iba a ser así me hubiese negado rotundamente a que me acompañe. En vez de ayudar esta empeorándolo, estoy ya bastante nerviosa como para que el me diga este tipo de tonterías sin venir a cuento.
Abro la boca, dispuesta a contestar aquella estupidez pero en ese instante la puerta de la habitación se abre como una exhalación, haciendo que los tres volteemos hacia ella.
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Athmen
FantasyVisitar la casa de un viejo conocido de su familia es solo el primer paso que Emma debe tomar para poder entrenar un don increíblemente peligroso que le fue otorgado. Llena de odio ella y su hermano están tramando su venganza sobre aquellos que no...