Capítulo 26: ¡Estamos de regreso, perras!

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¿Regresamos a casa? ¿Acabo de escuchar eso? ¿Hablaba en serio? No lo creo. Al fin regresaremos a casa. Definitivamente uno de los dramas que ha estado invadiendo mi vida últimamente, fue vivir aquí, en la mansión de Grace.

Jackson...

Recuerdo el día que dijo que yo le gustaba. Me estremecí ante ese recuerdo. Alejarme de él será lo mejor. Sí. Además... Ahora que lo pienso, ¿será por eso que Jackson no correspondió los sentimientos de Lana hace unos años? No tengo idea, pero es lo más probable. No le he contado a Lana sobre esa extraña confesión, pero si esa es la razón, me matará. Jackson la hizo sufrir mucho en silencio cuando sucedió todo eso.

Bryan se aclaró la garganta, sacándome de mis pensamientos. Sacudí la cabeza y regresé nuevamente al mundo. —¿H-hablas en serio, Bryan? —tartamudeé.

—Así es —la voz de mi madre resonó desde el piso de arriba. Ambos volteamos a verla—. Deberías ir a empacar, Sam —sugirió con una sonrisa.

Emocionada por la noticia, asentí y de inmediato comencé a subir las escaleras rápidamente, hasta llegar a mi habitación. Tomé mi maleta y empecé a empacar toda mi ropa como loca.

Sin previo aviso, alguien entró a la habitación. Escuché pasos firmes acercarse detrás de mí. —Así que... ¿Te vas? —sus ojos azules reflejaban algo de tristeza.

—Sí -contesté, tratando de disimular un poco mi alegría ante su tristeza—. Escucha, Jackson, vivir aquí fue una experiencia muy caótica y jamás lo olvidaré —reí al recordar la vez que tuvimos la pelea de almohadas y todas las veces que Jackson se metió en problemas por mi culpa—. Pero ahora debo irme, la casa está lista y... —dio un paso hacia adelante, interrumpiéndome.

—Sam, ¿sabes qué? Aguarda un momento —hizo un gesto con la mano y salió de la habitación.

Quedé un poco desconcertada al ver la manera repentina de interrumpirme y alejarse así, sin más. Sin embargo, mi expresión confusa no tardó mucho en quedarse atrás. Seguí empacando. Por fin algo bien salía en mi vida. Volvería a casa y todo estará como antes, ¿no?

Cierto o no, el ritmo de mi vida cambió mucho más cuando Bradley se convirtió en mi «vecino temporal», por decirlo de alguna manera. Tenerlo cerca es... Inexplicablemente agradable, pero todo cambia cuando Mackenzie aparece. Como si ella estuviera ahí, nada más para echarlo todo a perder. Aunque... También me siento mal de cierto modo, por «quitarle» a Dylan en noveno grado, según lo que me contó Lana. Siendo amigas en ese tiempo, no estuvo demás que Mackenzie me lo dijera, así nos hubiésemos ahorrado todo este conflicto de la rivalidad que tiene conmigo. Pero ahora que lo pienso, su actitud no justifica nada. Estuvo mal por su parte no haberme dicho... Sí, creo que en eso tengo razón.

Una vez que terminé de empacar, cerré la maleta y me dirigí al pasillo. —¡Mamá, ya terminé de empacar! —informé bajando las escaleras—. ¿Mamá? —me volví nuevamente hacia la escalera, al escuchar algo de movimiento desde arriba. Encontré a un Jackson luchando por bajar cuatro maletas a la vez por las escaleras. —Jackson, no es necesario que bajes nuestras maletas —dije entre risas.

—¿De qué rayos hablas? Estas maletas son mías —fue mi turno de sonrojarme.

—Oh, yo... yo... —tragué saliva, no sabiendo qué decir. Dios, que vergüenza—. Espera, ¿por qué llevas esas maletas? ¿Acaso tú... —no logré terminar de formular la pregunta ante tal confusión.

—Vendrá con nosotros, Sam —mi madre apareció a mi lado sobresaltándome.

Mis ojos se agrandaron. —¡¿Qué?! —grité. Oh, no. Si viene, significará adiós paz.

El diario de una NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora