El recorrido constante que mantenían mis manos sobre las caderas de la morena frente a mí, era realmente incitante. Y aún más en esta disco de mierda repleta de personas sudorosas restregándose entre sí buscando algo más que un simple baile para pasar el rato.
Ah, ¿a quién engaño? Es obvio que con una de estas chicas terminaré en una cama de hotel, porque ni loco llevaría a una rastrera de club a mi casa a estas alturas de la noche. A no ser...
-Muévete así, es más excitante -susurró ella cerca de mi oído en un hilo de voz. Se nota que a todas las traigo loquitas.
Ágilmente hice caso a la petición de la pordiosera apegándome más a su espalda baja, conservándose aún el ritmo de la música con sus caderas contra las mías.
Por Satán, esta chica está sedienta de sexo; en más de una ocasión durante el baile ha pasado «accidentalmente» sus manos sobre el cierre de mi jean. Me gustaría decir que es un gesto asqueroso, pero no puedo negar que se siente bien. Sin embargo esta presa ha sido tan fácil de cazar que no ha logrado provocarme lo suficiente como para avanzar a lo que quiero. Le susurré algo al oído obteniendo como respuesta una risilla coqueta antes se separarme de ella, porque por favor, no quiero ser el responsable de un desmayo de la chica sobre la pista de baile a causa del intenso orgasmo que está a punto de tener.
-Debo admitir que eres ridículamente atractivo para el género femenino, Bryan Williams, me llevas trece ganadas -comentó Matthew al verme luego de darle un sorbo a su cerveza.
Me acerqué más a la mesa donde se encontraban los chicos sabiendo perfectamente a qué se refería con esas «trece ganadas»: dinero para mí.
-Bien, me debes ochenta dólares. Reglas son reglas -contesté después de chocar los cinco para dar un largo trago de victoria a la bebida con Ginebra que me acaban de pasar.
A Matt no le quedó de otra que sacar el dinero de su billetera y entregármelo de mala luego de yo haber sido su vencedor por sexta vez consecutiva. A decir verdad, no estaría tan mal vivir de esto después de todo.
-En mi defensa, eres un Dios del sexo, no puedo competir contra eso tan fácilmente -reí suavemente ante su vano intento de no quedar como un idiota.
-Sería excelente que también fueras un Dios de los estudios, como tu hermana, ¿eh, Bryan? -habló Cyrus recibiendo un par de carcajeos por parte de todos.
-Él tiene razón -lo apoyó Matt mientras contemplaba mi petulante expresión burlonamente.
-¿Quién mierda habla de la jodida escuela? Aún falta una semana para ir a ese puto lugar del infierno -farfullé buscando un sitio dónde sentarme en la mesa.
-Oh, no te expreses así, es el último año. Luego, podremos beber tantas botellas como queramos -Matt arrastró las palabras sentándose junto a mí-. Es broma, no seremos el típico grupo de borrachos, seremos el grupo de mafiosos adinerados que controlan la zona. ¿Qué dicen?
-¿Podrías dejar de pensar tanta maldita mierda? Solo... solo... -mi voz se apagó al ver a una chica castaña sentada en la barra del club con su cabeza metida entre sus brazos y muchos copas de tragos a su alrededor.
-No, ¿podrías dejar de comportarte tan menstrualmente con nosotros? -ignoré su comentario, o mejor dicho: olvidé responder gracias a que mis ojos se encontraban sumidos en mi nuevo plan mental de caza-. ¡Oh, no otra vez! -exclamó entre dientes al ver que me puse en marcha en dirección a la chica castaña-. ¡Ten un poco de piedad por mi billetera al menos en esta, Bryan!
Elevé las comisuras de mis labios sacudiendo mi cabeza antes de apresurar el paso de mi travesía hacia el sitio en la barra junto a la chica.
-¿Qué hay, muñeca? -pronuncié en tono coqueto al sentarme junto a ella.
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El diario de una Nerd
Teen Fiction(HISTORIA COMPLETA) Samantha Williams no es nada más y nada menos que otra chica que recorre fantasmalmente los pasillos de West High. Aún en sus dieciséis tristes años de vida, nunca se interesó en un chico, ya que tenía su cabeza metida entre los...