A mi hermana la sacaron mucho antes de lo planeado de cuidados intensivos, así que me dijeron que podría visitarla mucho antes de lo pensado. No sabía cómo actuar, pero quería darle todo el afecto que pudiera. El día en que pude ir a visitarla, apreté los botones del ascensor a toda velocidad y no podía dejar de tamborilear con mis dedos, a la par que los números avanzaban.
Sentía que nada podía borrar mi felicidad del rostro, miré a mis amigos y les dibujé una amplia sonrisa.
—Gracias, por acompañarme.
—No es nada, Chris—dijo Samuel sosteniendo unos globos.
Salimos del ascensor y mi papá nos esperaba en la puerta del recibidor.
—Tu hermana y tu mamá te están esperando, ya hablé con la enfermera de turno.
Abracé a mi papá y luego caminamos hasta la habitación, a la par que yo enumeraba cada habitación en voz alta como una forma de lograr tranquilizarme.
—306, 305, 304, 303—Estaba muy nerviosa—.Aquí es. —Les indiqué a mis amigos y entramos.
Las miradas de mi mamá y mi hermana no parecían creerlo.
—Hola—saludé—. Feliz día de las madres adelantado.
Blas y Samuel le entregaron sus regalos a cada una.
—No les pude traer pastel ni nada de comida, pues las enfermeras me dijeron que todavía estás con la dieta del doctor—Le comenté a Nino—, pero cuando estés mejor prometo cocinarte lo que quieras.
—No importa, preciosa, sólo con venir ya estoy feliz.
Tras escuchar esto, recordé que en mi mochila llevaba un regalo especial para ella y se lo entregué.
—Este es un dibujo que hicimos con Fernandito para ti, es por el día de las madres.
—Gracias—indicó ella mirándolo—. Es muy lindo.
Nino comenzó a llorar y era comprensible. Aprovechando ese momento, mi madre y los chicos nos dejaron solas, para que pudiéramos hablar:
— ¿Cómo estás?
—Un poco adolorida, pero los doctores dicen que mejoraré rápido.
Contemplé el rostro de Nino y me sentí triste. Mi mamá me había dicho que ya le habían hecho varias cirugías el día que llegó, pero le quedaban muchas para que su rostro y su cuerpo quedaran similar a como antes. Llevaba varios vendajes y sus lágrimas se escapaban por surcos que antes no existían.
Le ayudé a secar sus lágrimas y me quedé en silencio junto a ella. No sabía qué le había pasado a Nino el día en que desapareció, tampoco entiendo en la actualidad qué pensaba su esposo cuando hizo lo que hizo. No planeo entenderlo o compadecerlo. Sólo sé que aquel momento con mi hermana a mi lado otra vez, entendí que la compañía correcta hace latir tu corazón, no causa dolor, siempre es capaz de sacarte una sonrisa y debes cuidarla para que nunca se vaya de tu lado.
Aquel día junto a mi hermana y una vez tuve su mano entre las mías, supe que había experimentado el amor y no quería que se fuera jamás de mi lado. Esperaba de todo corazón que Nino no se fuera nunca y esperaba seguir amando de esa forma tan placentera toda mi vida.
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Las cosas detrás del sol
Teen FictionChristina, Samuel y Blas han sido amigos desde la infancia, pero el otoño se acerca y ninguno se siente preparado para las ráfagas de viento que anuncian un invierno duro. El recuerdo de un horizonte soleado en el fin del mundo, es lo único que par...