Cuando mi padre se fue al hospital con Fernandito, estaba tan gris como cuando lo dejé en el automóvil, pero no cedí. Sólo cogí mi bolso; y chaqueta y corrí a buscar a Blas.
Quería decir la verdad, mi verdad. Me sentía destrozada, repleta de mentiras, pero no quería que esas emociones continuaran. Mi vida hasta ese día había sido un largo letargo y silencio, un sol tapado por mi dedo, una vida que no quería asumir como mía.
Lo que sucedió después fue más simple de lo que pensaba. Hablamos de todo, como ya hace mucho no hablábamos. Blas me besó y me preguntó la razón de que hubiese llegado llorando. Yo respondí. Él asintió con la cabeza, me cogió de la mano y permanecimos de esta manera varios minutos. Escuchando nuestras respiraciones el mundo se paralizó, todo se hacía pequeño en comparación a ese instante.
—¿Qué vamos a hacer, Chris? —preguntó Blas.
—Hablar con Samuel.
—¿Y luego?
—No lo sé, ir a mirar las nubes o esperar el amanecer. —Le dije asustada. La verdad, no tenía la menor idea sobre qué cosa pasaría luego, pero de la mano Blas todo se sentía mejor.
Juntos caminamos rumbo a la casa de Samuel, él bromeaba sobre la época en que nos obligaba a escuchar sus historias de terror y el rostro que poníamos al escucharlo. Como éramos los más cobardes de toda la clase y que quería volver a contarnos historias, para ver si nuestra reacción había cambiado al menos, un poco.
Existen amores ruidosos como chapotear bajo la lluvia, como bromear y caminar de la mano. El amor que anidaba mi corazón así se sentía.
En ese instante, caminando a casa de Samuel, no quería preocuparme por las palabras ajenas, por las sonrisas que desearían que fallara, no quería pensar en las tragedias familiares. Yo sólo quería pensar en que sea lo que sea que estuviese a punto de suceder, me aseguraría de que fuese pacífico y brillante como jugar con mis amigos.
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Las cosas detrás del sol
Teen FictionChristina, Samuel y Blas han sido amigos desde la infancia, pero el otoño se acerca y ninguno se siente preparado para las ráfagas de viento que anuncian un invierno duro. El recuerdo de un horizonte soleado en el fin del mundo, es lo único que par...