Ya era viernes... el tan esperado viernes. Hice mi rutina habitual, me levante por la mañana, me preparé, me vestí, desayuné, me limpié los dientes a conciencia y fui hacia la pequeña tienda con el regustillo de la pasta de dientes todavía en mi boca. A la gente de Madrid no les sorprendió nada que una chica de 23 años de pelo azul estuviera en un autobús, pues hay tantas cosas por la calle, y cada uno va a su bola. Tanto que no se enteran. O les da igual.
Abrí la tienda a la hora exacta, pues a las 11 ya estaba despachando a un montón de pequeñas personitas (y no tan pequeñas) que me pedían bocadillos, gominolas, y bolsas de saladitos. Pude oír el timbre de entrada otra vez a las clases del instituto más cercano, y tras despachar a dos niños de 12 años que sólamente querían un regaliz y un chicle, la tienda se quedó sumida en una pequeña paz. Una paz que era cortada por la televisión que tenía a mi lado.
En ese momento, entró un señor mayor, pidiendo el periódico El Mundo. Pero él me recordó algo. Su peculiar acento malagueño era igual que el de aquel chico que entró por primera vez a mi tienda y me pidió pipas. Aquel chico tan apuesto y tan salao'. Aquel chico tan conocido. En el momento que entró en mi tienda no lo reconocí, pero después me di cuenta de quién era. Era el afamado youtuber SrCheeto, uno de los amigos de mi ídolo, Ruben Doblas Gundersen.
Salí del trance, y le dí el periódico a aquel amable señor malagueño, que, curiosamente, también pidió unas pipas. Tras irse, yo me acordé de que tenía que renovar algunos Monsters de la nevera. Puse el dinero correspondiente a un pack de seis Monsters en la caja registradora, y los guardé. Esos serían para casa. Y recordé, mientras estaba guardando y ordenando las gominolas y demás comestibles, que esa misma tarde tenía una fieshta. Una fieshta nada más y nada menos que acompañada de la mano de el mismísimo Cheeto.
La campana del instituto de al lado me volvió a sacar del trance, y tras decidir que aquella tarde me iría de compras por Madrid hasta las siete y que no comería en casa (¡Guau, mi primer día de compras por Madrid!), una horda de infantes volvieron a mí con su dinero preparado para pedirme más cosas.
Pronto dieron las 14:30, y llegó mi hora de cerrar. Recordé brevemente el paquete de Monsters que tenía reservado, y cambié de planes rápidamente. Compraría un kebab, me lo comería por el camino, llegaría a casa, cogería el dinero y, por último, dejaría el pack de monsters en la nevera.
Así lo hice, todo más rápido que coser y cantar. Cogí las llaves de casa, y en esos momentos me jodí bastante por no tener coche, pero así era la vida. Miré el reloj, las 16:18, y empezó mi tarde de tiendas.
Compré poco, a decir verdad, pero me gustó. Unas vans, unos pitillos, una camisa de color verde azulado y unas converse. Era poco, demasiado poco para una chica de 23 años, pero no es que fuera muy aficionada a las compras. Tenía el toque de feminidad justo para pasar el día.
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Como sé que este capítulo tampoco es que sea muy sustancial, voy a poner otro, para que veáis la introducción a la fiesta y todo el embrollo y toooooooodo.
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La Chica Gamer [Rubius y tú]
ФанфикY decide dar un giro de 360 grados a su vida, mudándose a Madrid. Lo que no sabe es todo lo que la espera allí. Con un canal con pocos seguidores, espera ser importante... y no sabe cuánto lo será PD!: Esta historia es del tumblr guiado por mí, clas...