Comimos hasta quedarnos satisfechos, y cuando terminamos, todos ayudamos a limpiar y fregar. Y, sin quererlo ni beberlo, acabaron siendo las 23:00. Nos terminamos de preparar rápidamente, Mangel y Rubius se pusieron sus chaquetas, mientras yo me puse mi chaqueta y los tacones. Me aseguré que lo tenía todo en el bolso, y empezamos a salir, yo entre los dos. Y, entonces, un escalofrío me recorrió mi cuerpo. Miré atrás, y vi mi mano siendo agarrada por Rubius, quien en aquellos momentos estaba cerrando la puerta de la casa. Le estuve mirando un buen rato, mientras Mangel seguía a lo suyo y bajaba por el ascensor como un loco sin darse cuenta de que nosotros dos nos habíamos quedado atrás. Rubius cerrando y yo, mirándole.
Cuando terminó de cerrar la puerta, se volvió para ir al ascensor, y ¿qué vió? A una ___________ mirándole. Me sonrió, sacándome del trance, y los dos avanzamos en un silencio cómodo hasta el ascensor. Apretamos el botón, y mientras esperábamos a que llegara el ascensor, mi mano fue agarrada por rubius. Lo miré, y me volvió a enseñar aquella sonrisa, su magnífica sonrisa que me tenía calada, y sus ojos marrón verdosos. Me sonrojé, a lo que él se rió un poco, y entramos en el ascensor. Bajamos en un silencio cómodo, y cuando quisimos abrir la puerta del portal, ahí estaba Mangel esperándonos a los dos con el coche aparcado en doble fila. Nos montamos mientras nos sonreíamos y Mangel nos miró con cara rara
-Cada día que pasáih loh doh juntoh, ehtáih peóh. No lo entiendo- dijo, para volver a poner en marcha el coche
-Llámalo... cosas del destino- dijo Rubius, quien estaba montado en el asiento de adelante, y mientras cogía el cinto, me sonrió
-No hay explicación para eso, marvado- dije
-Exacto, Zelda Azul- dijo. No me acordaba ya de aquél mote, y me hizo recordad bonitos momentos -Tienes razón-
-Yo siempre tengo razón-
Y con esa frase, empezó una discusión muy absurda que tenía a arañas, cables inteligentes y donuts como amos del mundo. Reímos y escuchábamos música, para ir calentando hasta casa de Thous. Miré el reloj de mi muñeca, y me dí cuenta de que solamente habíamos tardado veinte minutos en llegar hasta la casa de Thous. Bajamos del coche, y Rubius y yo nos volvimos a dar de la mano. No sabía por qué, y no sabía cómo habíamos llegado a aquella situación, pero me gustaba, la verdad. Me agradaba la sensación de tenerlo cerca.
Entramos en casa de Thous, Rubius y yo cogidos de la mano, y vimos a no mucha gente allí. Sólamente estaban Thous, Fleky, Mario, Mangel, Rubius y yo. Genial, otra vez tendría que ser la única del grupo. Fantabuloso. Estaba bastante cómoda allí, con gente que conocía y a la que caía bien, pero una pregunta inundó el aire que respirábamos los seis.
-Rubius, ¿qué hacéis tú y __________ tomados de las manos?- preguntó Fleky. Y exacto, Rubius y yo todavía seguimos de la mano, por lo que yo me sonrojé
-Pues... no sé- pude decir entre tanto sonrojo
Los chicos murmuraron entre sí, a lo que yo y Rubius nos miramos confundidos, y pasamos de las críticas. Después de aquello, salimos de nuevo afuera, y nos montamos en los coches. Éramos seis, y cada uno sabía conducir (por suerte) ya que si alguno acabábamos demasiado mal como para no poder conducir, otro podría sustituirle. Plan perfectamente diseñado.
Llegamos finalmete a la discoteca a las 23:30. El sistema de pago era bastante extraño, pero eficaz. Curiosamente, todas las copas valían lo mismo, y cada vez que pedías una copa, te ponían un sello invisible, pero que se veía con luz. Luego, a la salida, te veían cuantos sellos tenías y pagabas esa cantidad. Me sorprendió, la verdad.
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La Chica Gamer [Rubius y tú]
Fiksi PenggemarY decide dar un giro de 360 grados a su vida, mudándose a Madrid. Lo que no sabe es todo lo que la espera allí. Con un canal con pocos seguidores, espera ser importante... y no sabe cuánto lo será PD!: Esta historia es del tumblr guiado por mí, clas...