79 - Esto ya SÍ que es una cita

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------------------------------------Nota-de-Autora--------------------------------------

Bueno, ya estamos aquí. De nuevo. Y, hay algunas cosas importantes que tengo que decir... este es el PENÚLTIMO CAPÍTULO de esta nove. Gracias por seguirla, en serio, me hace muy feliz haber llegado hasta aquí, y que todos vosotros estéis junto a mí, apoyándome a subir más capítulos. Pero hay un final para todo. 

Otra cosa, es que, para hacerlo bonito, subiré el último capítulo el 31 de diciembre y... bueno. El 6 de diciembre habrá una pequeña sorpresa para los seguidores de este fic, que sois muchos, y me encanta. 

Y, por último, antes de que sigáis con el capítulo, que debéis leer porque es SUPER IMPORTANTE Y SUCEDEN COSAS QUE ASIKJAFDSLFSD, es que he empezado una nueva nove, o fic, o como lo queráis llamar, y es sobre el mundo de Naruto. Espero que os guste, me hacéis un favor pasándoos aunque no os guste, y dejar un voto, sería para mí algo importante. Vais a mi perfic, veis las noves, y sólo un voto contribuye a todo. Muchas gracias ^^

AQUÍ, VA, EL SUPER HIPER DUPER MEGA CAPÍTULO NÚMERO 79 Y EL PENÚLTIMO!!! DISFRUTADLO!!

-----------------------------------------Fin-de-nota-de-Autora-------------------------------

Volvimos a la habitación de nuestro hotel, algo agotados, pero con ganas de más, por lo que decidimos salir a cenar por ahí, para terminar de forma bonita el viaje. Aquella era la última noche en Los Ángeles, y según lo que pasó ayer, esperaba que todo fuera a pedir de boca… para mí.

-________, vamos a un restaurante italiano- dijo Rubius, mirándome

-Mejor un mejicano…- dije, mientras miraba algunos restaurantes que había por la costa 

-Zelda, no me vas a hacer cambiar de opción. Italiano, invito yo- dijo, y me miró a los ojos, y sonrió. Me sonrojé inmediatamente -Pues italiano entonces- dijo, y me crucé de hombros

-Pues mañana, comemos en un Foster’s Hollywood- dije, y el asintió

-Todo lo que tú digas, princesa-

¿Princesa? Bueno, me sonrojé, y miré a mis zapatos. Mis vans fostoritas. Tipico de mí. Rubius tiró de mí, y me reí un poco, dejando que tirase. Desde ahí, todo se volvía normal. No había ninguna situación incómoda con él. 

Estuvimos dando vueltas por la zona comercial de la costa, hasta que encontramos un italiano que nos convenciera. O que convenciera a Rubius. ¿Y cuál fue ese? El que tenía una langosta de dos metros en la puerta. Uy sí, qué romántico.

Entramos, y pedimos mesa para dos, “al lado de la ventana” especificó Rubius. Ahora sí que era romántico. Nos sentaron al lado de una ventana con cortinas color vino (típico) y nos entregaron la carta

-¿Qué quieres de comer?- preguntó Rubius

-No sé- respondí -Pero de beber, un poco de vino-

-Opino lo mismo, vino. El más barato, pero vino- dijo, y lo miré con cara de ironía -Si hubiera venido solo, hubiera cogido vino bueno, pero somos dos. Tengo que pagar tu comida también-dijo, y me crucé de brazos -Bueno, vino decente, para la señorita-

Un momento. Pausa, stop y retroceso. ¿En qué se había convertido todo aquello?

Miré la carta interesada. Muchas cosas que terminan en -i. Macarroni, espaggetti, tallarini. Todo acabado en -i. Pasé de la pasta, y pedí una lasagna de carne (con extra de carne y salsa barbacoa), una ensalda y un postre llamado Pannacota. 

Comimos como los dioses. Y era un momento bastante romántico, a decir verdad. Ninguno de nosotros se comportaba tontamente, si no que era uno mismo. Rubius no hacía muecas tontas, y me contaba cómo llegó a conocer a Mangel, mientras yo le contaba porqué me fui a vivir a Madrid. La luna nos iluminaba, y decidimos que ya era hora de irse al hotel. 

La Chica Gamer [Rubius y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora