Capítulo 22

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Angie


El desfile había salido perfecto.

Al final, tanto esfuerzo, estrés y sufrimiento, habían valido la pena.

La gente se estaba poniendo de pie para aplaudir los últimos modelos en pasar, y detrás, con Rodrigo nos sonreíamos satisfechos, después de semanas.

Nos tomamos de la mano, como aquella primera vez, como el primer desfile de la primera colección que hacíamos juntos.

Y todo volvió a ser como antes.

En una burbuja del tiempo, en la que nada había ocurrido, ni Enzo, ni Martina, ni Belén, ni el embarazo... nada.

Solo nosotros dos, caminando hacia la pasarela, con un millón de flashes y montones de personas mirándonos, pero aun así sintiéndonos como si estuviéramos solos en nuestro mundo.

Al final del camino, después de pasar a la fila de modelos, que también aplaudían, Rodrigo se giraba para mirarme a los ojos, con una sonrisa de esas que hacía tiempo no veía. Una sincera, que me ablandaba el corazón y me ponía tonta.

—¿Ves? Todo va a estar bien, Angie. – susurró en mi oído, repitiendo lo que llevaba semanas repitiéndome. —Si estamos juntos, todo va a estar bien.

Los ojos se me llenaron de lágrimas, analizando el significado de esas palabras tan lindas, que en ese momento, eran las que más hubiese querido creer.

—Te amo. – siguió diciendo, acariciándome el rostro con ternura, y entonces todo pasó muy rápido.

El griterío de la gente, embotó mis oídos, y ya no pude escuchar más.

Rodrigo se inclinó hacia delante y me plantó un beso en los labios. Frente a todos. Un beso intenso que me dejó sin aliento, y a él igual de afectado.

Cuando nos separamos, su cara era un poema.

Había sido un impulso, no lo había pensado, podía notarlo.

Con los ojos como platos, de a poco pareció ser consciente de donde estaba, y de lo que acababa de hacer.

No, no tenía los oídos embotados. Es que la gente se había quedado en silencio. Totalmente mudos.

Mierda.

Hicimos como si no pasara nada, y retomamos el camino a los camerinos cuando la gente reaccionó y volvió a aplaudir, todavía en un estado de confusión que apenas se comparaba con el nuestro.

No es que fuera malo el hecho de que se supiera de nuestra relación. No era nuestra intención esconderla tampoco.

Lo que era muy malo, era hacerla pública en ese momento, y de esa manera.

Como cierre de uno de los desfiles más importantes del año.

Donde la noticia y las portadas, tenían que ser los diseños, y no el romance de los diseñadores.


Una vez de vuelta al back, Rodrigo se agarró la cabeza.

—La cagamos. – dije mordiéndome los labios, mientras veía como los socios entraban con cara larga, seguidos por un Miguel que nos pedía disculpas con la mirada. Esto no pintaba bien.

—Pero ¿En qué estaban pensando? – nos gritó uno de ellos mientras nosotros bajábamos la cabeza y decíamos que lo sentíamos mucho, pero ni nos escuchaban. Estaban furiosos.

—Bueno, que ya está hecho. – dijo Miguel, peinándose el jopo. —No hagamos de esto un mundo. Seguro que nadie lo ha notado. No pasa nada. – agregó sin que nadie le creyera.

París (#3 Trilogía Fuego y Pasión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora