Capítulo 29

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Miguel

Después de nuestra conversación telefónica de madrugada, no habíamos vuelto a vernos.

Lola se había pedido el lunes porque rendía un examen, y el martes yo había tenido que viajar de urgencia a Chile para recibir y reunirme con gente de París con la que queríamos trabajar.

Y de alguna manera, cuanto más tiempo pasaba, más ansiedad me generaba el tema.

Cada vez que lo recordaba, quería darme la cabeza contra la pared.

¿Cómo me había atrevido a llamarla para preguntarle si había vuelto con Rodrigo? ¿En qué estaba pensando? ¿Quién me había creído?

¡Bravo, Miguel! Cuando no piensas con la polla, piensas con el culo.

Tal vez había sido una suerte que nos desencontráramos por unos días, aunque dudaba que el asunto pudiera quedar en la nada por más tiempo que pasara. Tenía que creer que aun había alguna posibilidad de que lo olvidara.

De que lo pasara por alto.

De que de tanto estudio, no prestara atención al llamado...

De que... sufriera de amnesia temporal o algo parecido.

Mierda.

Dejé caer la cabeza contra el respaldo de la cama, y por costumbre, me llevé una mano al cuello para aflojarme la corbata; para darme cuenta de que me la había quitado, junto a la camisa, hacía un buen rato... para descansar entre reuniones.

¿Cómo podría dormir si tenía la cabeza hecha un auténtico lío?

No podía y punto.

Me puse de pie, algo inquieto y abrí las ventanas.

La habitación del hotel estaba muy bien. Tenía bonitas vistas, era cómoda y me habían tratado como a un rey, pero yo tenía unas inexplicables ganas de largarme de allí.

No era mi primer viaje de negocios desde que había llegado a Sudamérica, y sin embargo, se sentía parecido.

Las horas se me hacían eternas, y el trabajo aburridísimo.

Eran momentos como estos en los que me daba cuenta de lo lejos que había llegado en mi carrera, y a la vez... lo mucho que me había alejado de mis sueños.

¿Qué hacía discutiendo contratos, cerrando negociaciones y todas esas cosas?

¿Dónde había quedado ese Miguel que se quedaba hasta las tantas solo dibujando por placer? Que se inspiraba viendo el paisaje de una ciudad, admirando las formas y las siluetas que se escondían en una simple escena cotidiana.

La creatividad solía estar en todo.

La respiraba cada día de mi vida.

¿Y ahora?

Parecía algo lejano.

El único momento en el que sentía ese impulso era cuando le dedicaba tiempo al proyecto de la revista con Lola.

Desde que la idea había venido a mí, sentía ese extraño hormigueo lleno de motivación que me recorría el cuerpo...

Si hubiese sido por mí, hubiera dejado todo de lado para ponerme de lleno en ello.

Pero la realidad, es que tenía otras responsabilidades, y me tocaba seguir posponiendo mis deseos por avanzar con ese sueño.

Así me sentía.

Dejando de lado todo lo que verdaderamente me gustaba.

El diseño, mi proyecto, mi país, mis amigos, las fiestas... Lola.

París (#3 Trilogía Fuego y Pasión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora