Capítulo 46

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Por la noche, Miguel me llamó y no pareció para nada sorprendido de que estuviera en París. Como había imaginado, había sido un plan suyo, y había tenido ayuda de Camila, su ex compañera de trabajo.

—¿Te diste cuenta de que podría haber salido muy mal, no? – pregunté haciéndome la molesta. —Por algo me fui y me separé de Rodrigo hace unos meses. Necesitábamos ese tiempo para aclarar la cabeza.

—Puedes decirme todo lo que quieras, pero no me vas a negar que la sorpresa te ha encantado. – se rio del otro lado de la línea.

—Sos un metido. – refunfuñé riendo con él.

—Venga, lo acepto. – cedió. —Me gustó jugar a Cupido, y hablando de eso. ¿Ya habéis arreglado lo vuestro? ¿Cuándo pensáis volver?

—Eso todavía no lo hablamos. – susurré, alejándome hacia el balcón para que Rodrigo no me escuchara. —Hemos tenido tanto trabajo, que aun no pudimos discutir... algunas cosas.

—¿A qué estáis esperando? – se quejó. —Mira guapa, que me encanta cómo diseña tu chico, pero aquí se te echa de menos.

—Yo también los extraño. – dije con una sonrisa. —¿Así que te gusta cómo diseña Rodrigo, eh? – lo piqué.

—Oye, no se lo digas. – me advirtió. —Que se le sube a la cabeza...

—Si, lo conozco. – me reí. —Pero a veces estaría bueno que le hicieras saber lo que vale. Acá, la modelo Bianca Baci está desesperada porque le diseñe un vestido, y si vos no lo valoras, no le va a costar encontrar quien lo haga. ¿Qué harías si se va de CyB?

—Confío en que podrás convencerlo de que se quede en ese caso. – comentó. —Vosotros hacéis un excelente equipo. Y además me cabrearía muchísimo contigo si me dejáis tirado.

—Ya veremos, Miguel. – volví a reírme. —Ahora contame de vos. ¿Cómo está todo por allá? ¿Cómo van las cosas con Lola? – pregunté y me puse cómoda porque sabía que cuando empezara a hablar de su novia, tendría para rato.

En Argentina era más temprano, así que entre mi llamada con Miguel, y la que después tuvo Rodrigo con Enzo, fuimos a dormirnos tardísimo.

Quería ponerse al tanto de las novedades del caso, pero al parecer, no había pasado nada.

Fernán ya se había puesto a disposición de la justicia, pero no había aún nada para contar.

Irene estaba mejor, aunque según el hermano de mi chico, no había hablado demasiado con ella. Después de enterarse del engaño de su marido y de la conversación que había tenido con su ex, decía que necesitaba tiempo para ella misma.

Se había recluido en un Spa, y según decía, ya volvería a casa cuando estuviera descansada.

Rodrigo le había pedido a su Enzo que la siguiera de cerca, pero tampoco se había preocupado mucho. Cuando ellos se habían peleado y no se hablaban, la mujer había hecho lo mismo.

Había empacado un bolso liviano, y había desaparecido tres días en un centro de tratamientos estéticos.

Aparentemente no era algo extraño, y podía comprender sus ganas de tomar distancia para pensar mejor.

Con todo tranquilo en otros aspectos de nuestras vidas, ahora por fin podíamos enfocarnos en nosotros.

Este fin de semana que comenzaba, lo teníamos libre, así que nos dedicaríamos a pasear, a disfrutar y, aunque nos costara, también a hablar.

El sábado por la mañana, nos levantamos pasadas las once de la mañana, aunque habíamos puesto el despertador. Pero es que se estaba tan bien en la cama, que era difícil tener que salir de ella para enfrentar el día.

París (#3 Trilogía Fuego y Pasión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora