Capítulo 49

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Angie

Desde que Gino me llamaba para contarme de su casamiento, Rodrigo se había puesto intenso.

Y no porque estuviera celoso de mi amigo, no.

Si no porque ahora él, ¡también se quería casar! ¿Pero qué le pasaba por la cabeza?

Yo le había dicho que no, que firmar un papel no nos cambiaría en lo más mínimo. Y que ahora, que nuestra empresa iba a comenzar a funcionar, no podíamos pensar en tener semejantes gastos.

¿Y así quería ser padre?

Claro, él me había discutido como siempre. No quería una boda ostentosa. Se conformaba con ir al registro civil, "poner el gancho" como él tan románticamente lo llamaba, y ya. Después a lo mejor podíamos hacer un asado. Pero yo no lo veía tan claro.

Para mi, casarse era dar un gran paso.

Uno que no me sentía lista para dar.

Tal vez porque esperaba más.

Desde pequeña había soñado con un vestido blanco, con una linda ceremonia, con todos mis amigos presentes. No en un trámite frío, que lo volvería todo gris.

¿Estaba siendo injusta y egoísta? Puede ser, pero también quería ser sincera conmigo misma. Y era algo en lo que no pensaba ceder.

Ese día, habíamos salido tarde del trabajo, porque la nueva colección que estábamos haciendo, nos estaba ocupando todo nuestro tiempo, incluso haciendo que nos lleváramos algo de trabajo a casa.

De todas maneras, estábamos conformes, y teníamos algunas ideas muy buenas, que surgían de que estuviéramos sintonizados e inspirados los dos.

Cruzábamos la puerta, cuando un hombre moreno, grandote y guapo se llevó puesto a Rodrigo y lo envistió contra la pared.

Mi novio, que no entendía nada, se lo quería sacar de encima, pero el otro era una mole, y no se le estaba haciendo sencillo.

—¿Vos sos el que se está haciendo el vivo con mi mujer? – preguntó enfurecido.

—Está confundido. – me apuré en decir, mientras tiraba del hombre para que lo soltara.

—No, no estoy confundido. Sos Rodrigo Guerrero ¿no? Su ex del colegio... fuimos a tu fiesta. – dijo entre dientes. —Y en mi teléfono había como veinte llamados a tu celular.

—Sos el esposo de Belén. – recordó Rodrigo, soltándose de su agarre y acomodándose la ropa. Se habían visto solo una vez, en su cumpleaños, pero él estaba tan borracho que apenas le había visto el rostro.

Miré a mi novio con la boca abierta. ¿Seguía hablándose con su ex cuando me había dicho que ya no lo hacía?

No, esto debía ser un malentendido. Lo sabía.

—El mismo. – respondió haciéndole frente otra vez.

—Te puedo asegurar que yo a ella, nunca la llamé. – dijo serio. —Hace unos meses le pedí que me dejara de llamar, que me dejara de escribir, pero...

—¿Me estás diciendo la verdad? – quiso asegurarse, ahora luciendo devastado.

—Te lo juro. – dijo Rodrigo mirándolo a los ojos.

El otro asintió con pesar y se disculpó entre dientes antes de marcharse.

Quién sabe qué versión tendría de los hechos por culpa de su esposa.

Miré a mi novio y le acomodé el cuello de la camisa, con cariño.

—¿Ves? – dijo él alzando una ceja. —Estas cosas no pasarían si me dijeras que si.

París (#3 Trilogía Fuego y Pasión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora