Capítulo 24

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Angie

Sin proponérmelo, después de haber pasado una hora de relax en mi baño de burbujas, la inspiración me había interrumpido, y ahora estaba con todos los lápices dispuestos ante mí, y mi bloc de dibujo en la mesa de mi atelier.

Cuatro vestidos de noche.

Miré con una sonrisa... No es porque fuera mi trabajo, pero me encantaban.

Ahora tocaba darles un toque de color. – pensé estirando la espalda.

Pero entonces sonó el teléfono y tuve que dejar todo.

Qué raro... el teléfono de línea. ¿Quién tenía este número?

—Hola. – contesté ya convencida de que sería alguien vendiendo algún servicio, o una grabación con alguna encuesta.

—Hola, Angie. – dijo una voz femenina que no esperaba escuchar.

—¿Belén? – pregunté sorprendida. —¿Cómo tenés mi...?

—Lo saqué de la guía. – respondió adelantándose. —Es que necesitaba hablar con vos urgente, y no quería que Rodrigo se enterara... no le podía pedir tu celular.

—Ehm ...o-ok. – dije cada vez más curiosa. —¿Pasó algo? ¿Necesitas ayuda?

—Mmm... no. Si, en realidad lo que necesito es que me escuches. – sonaba nerviosa. —No sé cómo decirte esto, pero... acabo de ver a Rodrigo con otra chica.

Puse los ojos en blanco.

Pretendía separarme de mi novio ¿Y esto era lo mejor que se le ocurría?

—Si, se juntaba con su hermano y una amiga, Belén. – expliqué con poca paciencia.

—Yo vi a cuatro personas. – me contradijo. —Y él iba de la mano con una chica. Morena, ojos muy azules. Se dieron un beso.

Parpadeé incrédula.

—No, no puede ser. Debes haber visto mal. – dije molesta.

—Ok, Angie. Cree lo que quieras. – dijo resignada. —Yo cumplí en contarte.

—¿Qué buscas con todo esto? – pregunté sin aliento.

—Nada. – respondió. —A mí, tu novio ya me rompió el corazón una vez. Pensé que había cambiado, pero evidentemente...

—Evidentemente, deberías preocuparte más por tu matrimonio, y dejarnos a nosotros en paz. – dije furiosa, colgando el teléfono con un golpe.

Enfurruñada, dejé mis diseños de lado, y me puse a ver tele, esperando que Rodrigo llegara...

Bueno, puse la tele de fondo, porque ni prestar atención a la película que estaban dando podía.

Rodrigo

Malhumorado, llegué a casa de Angie con unas ganas terribles de ponerme cómodo, acostarme a su lado, y quedarme el fin de semana sin hacer nada. Solo abrazándola.

Patricia no nos había dicho nada nuevo, el almuerzo había sido una pérdida de tiempo, y me odiaba por no haberme quedado aquí con Angie. Donde más quería estar.

—Hola. – dijo ella desde el sillón de la sala.

—Hola. – sonreí sacándome la campera, y sentándome a su lado. —Te hacía acostada y recuperándote de la resaca.

—Si, recién me levanto. – contestó distraída con la película. —¿Qué tal la comida? – preguntó.

—Ehm... bien. – respondí. —Nos fuimos a un restaurante de por ahí los tres y comimos. Tranqui. – me encogí de hombros, por dentro muriéndome de culpa al mentirle.

París (#3 Trilogía Fuego y Pasión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora