3. Robin Hood, el apodo del año [Editado]

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—¿Vieron la cara de Scarlett Riddle cuando Otto comenzó a desvestirse? épico – dijo Zaccary, e inmediatamente me pongo tensa al escuchar ese nombre

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—¿Vieron la cara de Scarlett Riddle cuando Otto comenzó a desvestirse? épico – dijo Zaccary, e inmediatamente me pongo tensa al escuchar ese nombre.

Los chicos se encontraban sentados sobre dos mesillas mientras yo estaba del lado contrario de la habitación, lo más lejos posible, sentada como cualquier ser civilizado leyendo un libro para la clase de Literatura.

—Yo solo sé que ella está jodidamente buena– ahora fue el turno de hablar de Joy, el chico tiene una envidiable piel bronceada y ojos grises, con unas apariencia típica de un chico rebelde de colegio. Ese que viene y va en motocicleta, hace lo que se le plazca y trae siempre una chaqueta de cuero.

Curiosamente, los cuatro trogloditas traían al descubierto sus antebrazos, dejando al aire sus tatuajes mellizos con la inscripción de '4th Tattoo', el excéntrico nombre de su banda de rock. Vale, no sólo traían a las chicas vueltas loca por su apariencia, nadie se puede resistir a los músicos.

Sin siquiera darme cuenta, había dejado de mirar a mi libro para posicionar mi vista sobre sus cuatro enormes cuerpos, con el ceño profundamente fruncido.

—Oh, miren — expresó Maurice, mirándome detrás de sus rulos negros que escurrían de su cabeza, mandándome escalofríos debido a su mirada intimidante — la chica aquí parece disgustada.

Rogué a mi boca mantenerse cerrada, de verdad lo intenté.

—Sus voces son impasibles, en realidad. ¿Podrían dejar de chismosear como viejas viudas? Trató de hacer algo productivo— miré a mi libro, arrepintiéndome de haber abierto la boca en primer lugar.

—Tranquila, chica. Ya se lo que de verdad quieres— Zaccary rió sonoramente y después golpeó el hombro del rubio a su lado –Hey, Otto ¿por qué no le haces un show privado como el de la cafetería?

De pronto la gran sonrisa de Otto decayó en cuanto cruzó miradas con su amigo. Si yo hubiese sido de esas colegiala que abundan en este instituto, estaría hecha un tomate, pero no, no era mi estilo.

Yo grabo— exclamó Maurice que comenzaba a sacar su móvil de su bolsillo.

Me dispuse a volver a leer como si estos idiotas no comenzarán a irritarme, pero entonces la mirada de Otto se cruzó con la mía y me me invadió una extraña sensación de familiaridad que rápidamente se convirtió en estupefacción.

—Vamos, no seas tímido– comenzó Zaccary – No tenías el mismo problema antes, en la cafetería.

Decidí que ya había tenido suficiente y por fin volví al libro, sin relajar mi ceño fruncido debido a la mención de Scarlett Riddle unas cuantas veces más.

Sin embargo, cuando creía que por fin podría pasar en paz el resto de mi castigo, pero el destino, o el karma no tuvieron piedad de mí. Jamás la tienen.

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