4. No somos hermanas [editado]

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Dev Jackson tiene los ojos más lindos de todos, de un color azul pálido, resaltando a través de sus gafas que caen en sus pómulos altos y su nariz recta, aunque su cara es más bien tierna y no varonil

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Dev Jackson tiene los ojos más lindos de todos, de un color azul pálido, resaltando a través de sus gafas que caen en sus pómulos altos y su nariz recta, aunque su cara es más bien tierna y no varonil. Es apenas unos centímetros más alto que yo, por lo cual no tengo que hacer esfuerzo para mirarle.

Él se encontraba frente a mí, pidiéndome sentarse conmigo en el almuerzo y la verdad es que no me molestaba en lo absoluto, por lo general me sentaba sola, mi escala social estaba por debajo del promedio. Eso se debía a que no le ponía importancia a encontrar nuevos amigos. En realidad, sólo le tenía a él y a Eleine, la bibliotecaria.

Conocí a Dev unos años antes, me ayudó a salvar a salvar geografía analítica, y después establecimos una extraña amistad que ha perdurado por un largo tiempo. Dev es un chico guapo, inteligente y educado, el delegado de su clase. ¿Cómo no gustar de él?

—Claro que puedes, Dev. Nunca habías preguntado antes— le contesté mientras cerraba mi casillero.

—Por eso mismo, creo que hace tiempo que no me sentaba contigo, he sido muy grosero al olvidarme de ti— se encogió de hombros y me quitó el bolso de entre las manos para así poder cargarlo por mi.

—Completamente lo entiendo, eres delegado, tienes muchas responsabilidades— lo miré y él me correspondió con una sonrisa que me dejó turbada.

Menee la cabeza.
—Vale pues, vamos antes de que te coma— oh mierda ¿qué fue ese comentario? — Es decir, tengo tanta hambre que podría comerte.

Bien, Heaven, cágala otra vez pero con distintas palabras.
El solo sonrió dulcemente y asintió mientras comenzamos a caminar rumbo a la cafetería.

—Escuché que ayer te quedaste en detención con cierto grupo de chicos irritantes— me dijo mientras tomaba una bandeja y me pasaba otra.

—Así es. Logran colmar mis nervios. ¿Cómo te enteraste?

—La escuela es como una pequeña ciudad, todo se sabe.

En ese justo momento, algo cambió en el aire, casi pude sentir la feromonas en el aire, y a las chicas sacando exageradamente el culo, no tenía que voltearme para saber quién estaba entrando al comedor, sin embargo, lo hicimos.

A pasos confiados, los chicos entraban como los reyes del lugar, la mayoría se detuvo para observarles lo cual me hacía preguntarme qué era lo realmente fascinante sobre ellos, fuera del factor físico.
Zac saludó a un par de chicos del equipo de futbol vagamente y siguieron su camino. Sentí a Dev tensarse a mi lado, por algún motivo, tenía cierta repulsión con ese grupo de chicos.

—Por Dios, pasa el gilipollas y siempre es lo mismo ¿no?— sabía que se refería a Otto Curtois, las mujeres en su presencia lo único inteligente que sabían hacer era abrir y cerrar las pestañas demasiado rápido y retorcer su cabello.

Never said to Heaven Donde viven las historias. Descúbrelo ahora