—No— le respondí con un hilo de voz.
—¿Por qué no?— hizo un puchero que me hizo querer tragarme mis palabras e irnos al asiento trasero. Maldición, claro que quería besarla.
—Porque estas borracha y no te gusto. No te gusto de la forma en la que a mí me gustas— escupí un poco molesto. Claro que no, ella estaba totalmente embobada con el idiota de Dev— Y, por supuesto que no quiero ser un puto muñeco de práctica para el imbécil del que estás enamorada. Sé que te hirió hoy, y no seré yo quien me quede con las migajas.
—No. Es solo que eres un maldito gallina ¿alguien más te ha rogado por un jodido beso? ¡Hazlo ya!
Acabó con mi autocontrol mirándome con esos ojos grises. Una presión en mis pantalones que había estado intentando evitar desde que la vi con ese jodido vestido, apareció sin previo aviso.
—Yo, ¡joder!— entonces tomé su rostro entre mis manos y rápidamente junté sus labios con los míos, y mentiría si dijera que no es el mejor puto beso que he dado, ella era tan bella, y si comenzábamos no pararía jamás. No merecía que un idiota como yo se comportara así con ella. Me separé, recomponiéndome— Joder, no. No puedo hacer esto, pero lo necesito...
Simplemente había sido un toque de labios y con eso me dejó anhelando cosas que me prometí no hacer con ella. Joder, Robin era más que eso.
La miré otra vez mientras me pasaba una mano por el rostro, y vi sus labios rojos y sus ojos grandes.—A la mierda— comencé a besarle con ansias, deshaciéndome de todos mis pensamientos negativos con el sabor dulce de sus labios. Pasé mis manos por sus piernas, como había querido desde hace tanto, lo hice como si fuera algo prohibido. Mientras nuestros labios se movían en sincronía, toqué con mi lengua su labio inferior y luego lo succioné, ella jadeó.
La presión en mis pantalones aumentó. Joder, fue el sonido más excitante que había escuchado nunca.
—Es mi primer beso— fue a penas un susurro, pero pude escucharlo. Fue el momento en que un atropellante sentimiento de culpa me golpeó. Ella era Heaven, la chica de los ojos grises que era demasiado sincera y tan hermosa, que debía ser besada por primera vez por un buen chico, leal y bondadoso, no a un bastardo como yo. Y mucho menos a uno como Dev, mierda.
No volví a mirarla cuando me aparté y prendí el auto.
Me sentía desorientado, y decidí no abrir la boca para cagarla más. Pero era imposible cuando ella veía al cielo con una pequeña sonrisilla.
—Esa es la osa mayor— dije de pronto, claro que ella lo sabía, pero quería ser cauteloso con cada cosa que salía de mi boca: tenía miedo de ella—. Mi madre solía dibujarla siempre.
—Es hermosa; jamás hablas de tu madre. Jamás hablas de ti.
—Tu tampoco lo haces. Siempre parece como si tuvieras miedo de abrirte conmigo.
—Tengo miedo de caer en tu juego de seducción— dijo, pero parecía que era una de esas veces en que las cosas se le salían sin pensar.
Sonreí.
—Creí que eras infalible.Claro que intentaba seducirla, muchas veces sin darme cuenta, mierda, sería un pecado no intentarlo.
—Pues haces un mal trabajo no-seduciéndome. Oh y, no voy a enamorarme por si te lo preguntabas, pero eres caliente.
Reí y parecimos romper el hielo.
—¿Cuántos años tienes?— me preguntó.
—18— respondí. Quedaba poco para llegar a su casa, y ahora solo quería apartarme. Aunque me encantaba estar con ella en su espontaneidad y su humor de perros, tenía que encontrar fortaleza lejos de ella.
—¿Pero tienes permiso para conducir?— inquirió.
—¿Tú tienes permiso para vestirte así?— miré un segundo mi escote.
—¿Y tú de ser un idiota pervertido?
Sonreí de nuevo. Ni borracha se tragaba mi mierda.
—No te quejabas de eso hace un minuto— casi al momento en el que lo dije me arrepentí. Pero a ella parecía no importarle.
Claro que había bebido como para llenar todo un río.Cuando aparqué en la acera frente a su casa y fue a salir del coche la detuve.
La jalé hacia mí y ella entrecerró los ojos, creía que iba a besarla. Sonreí con burla y sólo besé su frente, alargando el beso y aspirando el olor de su cabello.
—Gracias por hoy— suspiré y en voz baja suspiré: — Vas a recordar ¿no?La chica se quedó pensativa por unos segundos y luego río, como si hubiese descubierto algo muy gracioso.
—¿Tienes miedo de que lo haga?— Heaven arrastraba tanto las palabras que me preocupé de que se desmayara en ese segundo — ¿Por qué te apartaste cuando te dije que era mi primer beso?
—No quería que tu primer beso fuera ebria y que no lo recordaras...— era más bien lo de no recordar lo que me molestó.
Rodó los ojos y volvió a reír.
—Es mi primer beso, no el tuyo. Yo lo decido.Rodé los ojos.
—Pero no voy a olvidarme. Lo prometo por mi lunar en forma de corazón en mi trasero.Abrí los ojos y me imagine esa parte de ella.
—Joder, ¿de verdad tienes...?—No— sonrió.
Se golpeó tres veces el pecho y luego me señaló con su dedo índice. Salió a trompicones del auto y cuando llegó a su puerta dio un brinquitos. Me dirigió una última mirada y luego entró a su hogar.
Agradecí internamente que estuviera lo suficientemente ebria como para no plantearse el porqué yo sabía la exacta ubicación de su casa, después de todo, ella se empeñaba a darme una dirección falsa y pararse en el jardín de algún vecino, tal vez fingiendo que no vivía allí, que no era la hermana menor de esa chica Riddle. Nadie lo sabía, para su fortuna, sólo me lo había confesado esa noche, cuando la conocí, me contó sobre la complicada relación entre ellas, probablemente sí ella no me lo hubiera dicho, jamás me hubiera dado cuenta.
Lo que en realidad pensé ese día fue, que Heaven debería sentirse avergonzada de tener semejante hermana y no viceversa, Robin después de todo, es la única que llega a sobresalir entre tantas copias rubias de chicas huecas como su hermana.
Sacudí la cabeza cuando me di cuenta que llevaba varios minutos allí, mirando su puerta como un idiota.
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Never said to Heaven
Teen FictionAdvertencia: No te enamores de él. Una tarde en detención, un mujeriego, una chica borracha y una fiesta que ella olvidó. ¿Qué podría salir mal? Detrás de cada hombre hay un pasado. Detrás de cada chica hay un hombre que está siendo amado equivocad...