Últimamente la casa estaba sumida en un inminente silencio, a excepción de cuando Scarlett hablaba con sus amigas (más bien gritaba) o cuando Otto me mandaba canciones que eran de 'vital importancia' escuchar. Pero las cosas eran diferentes, mis padres no habían aceptado ser ayudados por la tía Mey y todo aún era caótico.
Papá se encontraba sumido en su ordenador, con los lentes sobre su nariz y el ceño fruncido. Apenas y notó mi presencia cuando me acerqué a la mesa.
—Hey, pa. ¿Qué haces?— pregunté.
—Arreglo unas cosas para mandar una solicitud de trabajo. Hay una empresa que busca muchas manos, tú madre y yo estamos mandando nuestros curriculums. Con suerte nos aceptarán, la paga es buena— me respondió con emoción.
—Me alegra— dije—, bueno, yo solo quería preguntarte si el otro viernes puedo ir a un concierto, es a un pueblo de distancia y unos amigos van a llevarme. Es de Blue October, ya sabes, esa banda que me gusta mucho y...
—Supongo que está bien— ni siquiera me miró. No es que mi padre fuera sobreprotector, pero tampoco era indiferente. Se lo atribuí a los nervios del momento y le agradecí.
—Este trabajo temporal es horrible. Pagan una miseria y hago más de lo que hacía en el antiguo— murmuró tecleando rápido en su computador.
—Tal vez debiste aceptar la ayuda de mi tía, ella solo quiere lo mejor para nosotros— agregué.
—Sabes que no, no podemos depender y colgarnos como parásitos de Mey. No hay otra alternativa.
Susurré un 'si la hay' y decidí que ya era tiempo de subir un rato a utilizar mi telescopio, el cielo parecía despejado y no llovía, en pocas palabras, una noche perfecta para observar el cielo.
Subí las escaleras rápidamente y pasé a mi habitación, el telescopio siempre se encontraba a un lado de mi ventana; pero no esta vez.
Comencé a buscarlo como una desquiciada, debajo de la cama, en el ropero y entonces una idea surgió calentando mis entrañas: lo habían vendido.
Si, eso mismo habían hecho con nuestro horno de microondas y algunas joyas de mamá.
El último lugar que se me ocurrió buscar fue el cuarto de mi hermana. Entré como si mi alma fuera llevada por el diablo.
—¡Hey!— exclamó mi hermana acostada boca abajo en su cama.
Miré a todos lados, caminé de un lado para otro y abrí su ropero también, no encontrando nada. Respiré con dificultad y me llevé una mano al rostro.
—¿Qué haces aquí?— inquirió con enojo — Por cierto, ¿qué fue eso de traer a Otto a la cena con tía Mey? Creí que dijiste que sólo eran amigos.
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Never said to Heaven
Teen FictionAdvertencia: No te enamores de él. Una tarde en detención, un mujeriego, una chica borracha y una fiesta que ella olvidó. ¿Qué podría salir mal? Detrás de cada hombre hay un pasado. Detrás de cada chica hay un hombre que está siendo amado equivocad...