5. Autoestima baja y bragas flojas [Editado]

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Una semana entera pasó, era jueves y lo único fuera de lo común fue el FaceTime con mi tía mientras le hacían un facial, con turbante rosa en la cabeza y todo

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Una semana entera pasó, era jueves y lo único fuera de lo común fue el FaceTime con mi tía mientras le hacían un facial, con turbante rosa en la cabeza y todo. Mi interés pasó desapercibido para Dev, que se dedicaba a invitarme un helado cada dos días, siempre marcando la palabra 'amiga' con lujo de detalles.
¿Cómo se supone que luche en contra de la friendzone?

Todos perdimos las primeras clases debido a que Zaccary Jensen trajo zorrillos y de alguna forma se las arregló para meterlos a cada salón, así que pasamos las horas fuera esperando a que el olor se dispersara.

Perdida en mis pensamientos, cerré la puerta de mi casillero y me sobresalté al notar un rostro conocido, saliendo así, de la nada.

—Hey, Heaven— Jessica, una chica alta del club de chismorreo de la escuela. Algo me olió mal desde el principio.

—Hey— me limité a responder.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—La respuesta es no. No sé cómo quitar el olor a zorrillo— contesté al instante.

Me miró con duda en su rostro.
—Eh, no iba a preguntarte eso.

—Entonces, dispara— dije, preparándome para su siente movimiento.

—¿Es cierto que estuviste en el castigo junto a 4th Tattoo? Muchos dicen que incluso son amigos...— hablaba de Otto y los demás. ¿Por qué no me sorprende?

—Estuve en detención con ellos, si. Y no, no somos amigos definitivamente.

No había nada que se le pareciera entre nosotros, sólo de vez en cuando, a lo largo de la semana había notado pequeñas miraditas curiosas de parte de cierto chico rubio, pero eran simples efectos de decirle que su canción era horrible.
Por Dios, es Otto Curtois, jamás nadie podría contradecirle o decirle que está haciendo algo mal, mucho menos una chica.
Las chicas simplemente se dedicaban a alabarlo y babear por él.
Y tengo pruebas contundentes.

Un hecho invariable en toda la semana fue ver cómo Otto se restregaba contra cualquier anónima, y ellas no ponían ni sólo un pero.
Era asqueroso ver como todas esas chicas eran engañadas con el propósito de llevarlas a la cama y luego tirarlas, y todas ellas como tontas, creyendo que podrían cambiar al estúpido mujeriego y dándole sus números después de solo una noche, esperan que él se haya enamorado de ellas.
Un número que probablemente terminaría en el basurero.

Y ¿cómo sabía todo esto? Pues, es increíble la cantidad de cosas que escuchas cuando pasar el tiempo suficiente en el baño de mujeres.

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