13. Aniversarios y alcohol gratis [Editado]

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—...Entonces haces otro dobles, cortas aquí y listo— una gota de sudor rodó por la frente de Tim mientras manejaba un papel azul. Después lo tomó entre ser dedo gordo y el índice y lo enseñó cómo si de Simba se tratara— Aquí tienen un dinosaurio de origami. Tener genes de China tiene sus ventajas.

—Eh, hermano eso parece heces de dinosaurio— comentó Theo mirando la cosa extraña sin figura aparente que llevaba Tim en la mano.

—Además, ¿el origami no es Japonés?— pregunté con una ceja alzada.

Tim se encogió de hombros y miró su intento de dinosaurio.

—No entienden en arte, pero tranquilos, otro talento han de tener.

Sonreí con diversión. En ese momento llegó Otto con una chica colgada del cuello. La chica rió falsamente y lo besó en la boca, de esos besos húmedos y extraños que te hacen sentir incómodo cuando los presencias.

Miré hacia otro lado en el momento en que vi que Otto tomó su trasero, ajeno a las personas que presenciaban el acto. ¿Era estrictamente necesario montársela en público? Y peor aún, en el instituto. ¿Dónde estaban los guardianes de los pasillos cuando se les requería? Casi quise girar los ojos para mí misma, probablemente se encontraban lustrando los zapatos del rubio francés. Todos hacían lo que él quería.

—No te sientas mal. Él no debería... Voy a decirle que...—comenzó Theo.

—¿Qué? ¡No! No estoy molesta ni nada, sólo es... Incómodo. No vengo aquí para ver esa clase de gestos afectuosos.

—Entonces ¿tú y él no, ya sabes?— dijo Tim esta vez con seriedad.

—No. Somos amigos— aclaré.

—¿Otto con amigas mujeres?— Theo parecía divertido— Eso es incluso menos creíble que ver a Otto con novia.

—¿En serio?— pregunté.

—Bueno, no— respondió — pero aún así es extraño.

Los tres nos quedamos en silencio y miré de nuevo en dirección a Otto, que aún ocupado miró en mi dirección y se separó rápidamente de la chica. Quitó sus manos de su cuerpo y la alejó sutilmente. Volvió a mirarme y abrió la boca, parecía tener una pequeña batalla interior. Entonces se irguió seguro de sí mismo y dio unos pasos en mi dirección y le sonreí.

—Que bueno que ya no estás evitándome— escuché la voz áspera de Dev a mi lado, e inmediatamente me volví para verlo.

Never said to Heaven Donde viven las historias. Descúbrelo ahora