Me desperté tempranamente, considerando que todos nos habíamos ido a dormir cerca de las tres a.m. En algún punto de la noche me había despojado de mi vestido, quedando simplemente en brasier, bragas y unos shorts de licra para debajo del vestido. No escuché ruido alguno fuera así que decidí ir al cuarto de baño para darme una ducha y volver a ponerme el vestido que traía la noche anterior.No había podido dormir totalmente bien, todo lo vivido posteriormente me abrumaba; las mentiras, en su mayoría, mi vida de por sí era una enorme mentira: mi hermana se negaba rotundamente a decir que somos hermanas, Dev parecía siempre ausente aunque nos habíamos besado y algo había cambiado, mis padres siguen 'estaremos bien' sin resultado alguno, y sumando en la ecuación a Otto, el chico en el que creí y me había ocultado algo tan importante como mi primer beso, o incluso peor, había sucumbido a mi yo ebria sin importarle las consecuencias, siendo igual que siempre, un chico sin escrúpulos pensando con la cabeza equivocada.
Miré el reloj sobre la mesa de noche a mi lado, donde marcaba las 9:32. Suspiré y me incorporé para luego caminar hacia la puerta. La abrí lentamente, miré afuera sin encontrarme a nadie, unos ronquidos sonaban de fondo. Salí de la habitación con el vestido en la mano, pero me detuve al escuchar un quejido.
Miré hacia abajo, hacia el dueño de aquel alarido, encontrándome al ultimo chico que quería ver hoy tenido en el piso, recargando a penas la espalda en la pared junto a la puerta de la que había sido mi habitación; sacudía la mano que al parecer le había pisado. ¿Había pasado allí toda la noche?
Miró en mi dirección y abrió los ojos como platos en respuesta, pegándome un repaso con la mirada. Recordé que apenas y me encontraba visible y entonces me cubrí lo que pude con el vestido que levaba entre las manos.
Otto no apartaba la mirada de mis piernas, poniéndome en extremo nerviosa y molesta, una mezcla curiosa.
—Heaven...
—Cierra los ojos y cállate, joder— chillé. Él siguió mis órdenes y yo corrí rápidamente al baño, cerrando con seguro la puerta detrás de mí. Fruncí la nariz con horror, Otto me había visto casi desnuda.
Casi me reí de la situación tan ridícula que estaba viviendo, y sin más me despojé de todas mis ropas y me di ese tan ansiado baño. Salí y me sequé el cuerpo con una toalla para después ponerme lo que llevaba el día anterior.
Unos tímidos toques en la puerta se escucharon.
—¿Si?— cuestioné.
—Heaven, te traje una camiseta para que no uses de nuevo el vestido y estés más cómoda— la voz varonil de Otto vibró hasta dentro de la habitación de baño.
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Never said to Heaven
Teen FictionAdvertencia: No te enamores de él. Una tarde en detención, un mujeriego, una chica borracha y una fiesta que ella olvidó. ¿Qué podría salir mal? Detrás de cada hombre hay un pasado. Detrás de cada chica hay un hombre que está siendo amado equivocad...