El olor a sudor y alcohol se impregnaba a cada segundo que pasaba en ese horno humano, el lugar era bastante extenso, el escenario se encontraba de frente a mí, las luces multicolores me encandilaban de tal forma que no podía ver correctamente. Algunas personas se arremolinaban fuera y dentro del establecimiento creando un fuerte y molesto flujo que me dejaba aún más desorientada.
—¿No es la mejor canción que has escuchado? Simplemente perfecta, yo...
Mi hermana no dejaba de hablar sobre lo maravilloso que era Otto Curtois y su canción, en cierta forma me sentía molesta porque el chico se tomó el tiempo para mencionarme delante de cientos de personas, nadie supo que se trataba de mi, sin embargo, yo sí que lo supe.
Su canción fue sensacional, más de lo que me esperaba para variar, pero ¿era necesario ver a Scarlett babear como una bebe viendo un enorme caramelo? Porque se supone que tuvo que haber dejado ese hábito unos 13 años antes.
—Si, Scar. Ahora podemos irnos ¿no es así?— repliqué mirando por encima de mi hombro hacia la salida del lugar, deseosa de respirar un poco de aire fresco.
—¿Y quién te dijo que esto terminó? No voy a parar hasta conseguir un lugar en su sala VIP.
Mi hermana sonrió satisfactoriamente y tomó mi brazo con fuerza, para después dirigirme entre la gente hasta una esquina del auditorio. Tuve que gritar algunas vulgaridades durante el arduo trayecto hasta la supuesta zona VIP. Justo cuando estábamos cerca, la gente comenzó a parecerme menos densa, incluso pude reconoceré algunos compañeros de preparatoria, Courtney, Kendra y Alexis, conversaban mientras se tocaban el cabello y lo retorcían entre sus dedos. Mantenían una pose que me parecía bastante incómoda y fingida, pero claro, después de todo eran las abejas reina de la escuela, ellas por ley debían practicar sus comportamientos, y por desgracia, mi hermana era una de ellas.
Scarlett me dirigió una mirada antes de apresurar su paso y llegar antes que yo hacía el grupo de chicas. Yo, en cambio, me quedé unos metros apartada.
—Hola amigas. ¿Qué hacen aquí?— Scarlett sonrió mientras les daba un beso a las chicas en cada mejilla, sin llegar a tocar la superficie de su piel. Me pareció ridícula su forma de saludarse, ¿no podían simplemente darse la mano?
—Esperábamos que alguno de esos chicos nos viera y nos dejara pasar, pero el estúpido guardia nos ha dicho que nos alejemos más de dos veces, es demasiado molesto— explicó Courney, tocando varias veces su cabello rubio y cruzando sus largas y delgadas piernas, envueltas en unas medias negras sobre las rodillas.
Scarlett se encogió de hombros y me lanzó una mirada que yo sabia de sobra su significado de 'lo veremos luego' y después preguntó:
—¿No se supone que no vendrían? Roxanne dijo que tenían planes y ninguna de ustedes podría venir.
Ahora fue el turno de hablar de Kendra, y no pude evitar mirar el piercing en su nariz mientras yo fingía simplemente no existir dentro de ese lugar. Ella vestía completamente de negro, combinando con su melena, resaltando sus ojos pintados al rojo carmín,
—Nosotras siempre tenemos planes, pero sabes la obsesión que tiene Courtney con esta banda, me sorprende que no lo tuvieses bien claro, tía.
Sacarlett se encogió de hombros: —Entonces ¿Y Roxanne?
La última chica, la pelirroja de nombre Alexis se encogió de hombros y miró hastiada hacia otro lugar, cruzando sus esbeltos brazos sobre el pecho.
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Never said to Heaven
Teen FictionAdvertencia: No te enamores de él. Una tarde en detención, un mujeriego, una chica borracha y una fiesta que ella olvidó. ¿Qué podría salir mal? Detrás de cada hombre hay un pasado. Detrás de cada chica hay un hombre que está siendo amado equivocad...