Nota: Seguramente no entiendan nada de este capítulo XD, pero les prometo que en el segundo toma sentido.
En la ilógica y burda realidad...
—¿Y qué pasó está vez? —La directora suspira sonoramente, hundiéndose levemente en su silla con cansancio, su expresión declamaba tal rendimiento que por un segundo creí que se encajaría su pluma directo a la yugular sólo para no volver a tener esta conversación.
La suerte no estuvo precisamente de mi lado este año; pasé de una eventual visita a la oficina de la directora a ir en contra de las leyes sociales del instituto y asistir cada dos por tres. Incluso me parecía conocer este lugar mejor que mi propia casa, el tapiz azul claro, las miles de repisas con muñecos endemoniados y una mancha de soda en el techo que jamás se pudo borrar.
Muchas veces me pregunto cómo es que una chica que no tenía una vida social significativa, pasó a ser algo más; supongo que nadie tiene una respuesta concreta para eso.
Se debe, tal vez, a que me crucé con cierto grupo de músicos adolescentes, casi al azar, y sin benevolencia me arrastraron a todo lo que estar cerca de ellos implicaba: Joy, Maurice, Zaccary y Otto.
Pero el peor de todos sin duda es Otto Curtois, el guitarrista y vocalista francés más engreído, pedante, encantador y mentiroso de la historia, que se había inmiscuido en mi vida y parecía no tener una puerta de salida para ella; simplemente se había aferrado a mí como una niña a su maldita cobija rosada, sin importar cuánto daño y arrastradas en el lodo podría sufrir aquella triste cobija, la cual cabe a agregar ¡soy yo!
Para distraerme, cuento las muñecas de colección vestidas extrañamente como animales que directora Breeze colecciona en su oficina, todas mirando hacia mí terroríficamente.
Treinta y dos, treinta y tres, treinta y cuatro...
—¿Qué otra respuesta quiere? Estos —La profesora Marie Blunt apunta con su enorme uña en nuestra dirección, su rostro parece una olla humeante apunto de estallar, poco faltaba para que saliera humo de sus orejas y se pusiera a soltar mordiscos y ladrar— jóvenes calaña. Debería expulsarlos de inmediato.
—Yo soy la directora. Yo tomaré esa decisión —Tal vez la hubiera tomado en serio si no hubiese estado acariciando un peluche diabólico en forma de conejo con ojos de botón.
—¿Desde cuándo hacer música es un pecado? Debería estar agradecida, en realidad —dice Zac con una sonrisa. Mira a los otros tres chicos que se encontraban a sus costados y revuelve sus cabellos infantilmente. Parece realmente divertido con la situación.
La profesora Blunt estaba a punto de rechistar cuando la directora levanta un dedo y la apunta con su dedo.
—Usted salgan de aquí, he escuchado suficiente —exclama la directora y la profesora cumple la orden, no sin antes dirigir hacia mí la más amarga de sus miradas.
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Never said to Heaven
Teen FictionAdvertencia: No te enamores de él. Una tarde en detención, un mujeriego, una chica borracha y una fiesta que ella olvidó. ¿Qué podría salir mal? Detrás de cada hombre hay un pasado. Detrás de cada chica hay un hombre que está siendo amado equivocad...