3

1.1K 63 2
                                    

Aquel chico tomo asiento delante mío, sonriendo sin mostrar los dientes, mirándome cómo si me conociera de toda la vida. Su confianza se había alojado en mí, dándole una pequeña sonrisa.

—Esto es raro —dije mientras tomaba un sorbo de mi bebida.

—¿Por qué? —preguntó apoyando sus codos en la mesa.

—Bueno, no se porque la gente te este mirando demasiado, tampoco estoy segura porqué te acercaste a mí.

Él pego una risa.

—Tal vez lo sepas después, escuche tu nombre y se me hizo algo familiar, es por eso que vine aquí —explicó. —Así que estas estudiando.

—Oh, no, estoy ayudando a una amiga, solo estoy revisando lo que debe de leer.

—¿Qué estás estudiando? —me preguntó con curiosidad.

—Ciencias de la comunicación — respondí con orgullo —. ¿Y tú? ¿Haces algo?

—Soy dueño de una empresa —habló dando un suspiró.

—Supongo que es por eso que todos te conocen, ¿no?

—Algo así —dijo haciendo una mueca extraña provocando que riera un poco —¿Y cómo te sientes ahora?

—Bien, creó —respondí, su pregunta habría sido extraña para mí  —. ¿Por qué?

—No lo sé, me he preocupado por ti desde la última vez que te vi.

Sus ojos se intensificaron mucho más en mí, todo de repente se volvió en un rompecabezas, lo que acaba de decir me dejo confundida, aturdida.

—¿Qué? ¿Me conoces? —pregunte, frunciendo el ceño, perdida.

—Desde hace mucho, en Seattle, ¿No te acuerdas de mí, verdad? —negué con la cabeza —. Fui tu vecino por un pequeño tiempo.

—¿Cómo es que me conociste? Estoy confundida, lo siento.—dije torpemente.

—Tranquila, no me gusta tener que recordarte cómo te conocí...

—Solo Dime —le interrumpí.

—Estaba llegando de una salida que había tenido, cuándo pase por tu casa, escuche gritos y había tomado la decisión de ver de que se trataba, y eran tus padres, te había visto por la ventana de la cocina, había entrado solo para mantenerte distraída. Lo hice en muchas ocasiones, hasta habría enfrentado a tu padre, pero las cosas nunca salen bien con un hombre cómo él, hasta que un día te fuiste y jamás te volví a ver, hasta hoy, por tu nombre y apellido.

Su voz resonaba en mi oídos cómo tambores, mi corazón parecía detenerse al saber todo el tiempo en el que estuve en su mente, había una persona en el mundo, a quién ni siquiera recordaba, que se preocupaba por mí. Nunca había estado sola en todo este tiempo.

Mi celular empezó a vibrar, con mi mayor esfuerzo logré contestar a tiempo.

—¿Becca? ¿Me puedes decir dónde estás? Estoy perdida.
  
—Ivy, ahora no, ocurrió algo... Te enseñaré Biología mañana lo prometo... Pero ahora no

Parece que ahora ella estaba preocupada por mí, ya que mi voz sonaba muy rota.

—Si, esta bien, si necesitas ayuda solo llámame, adiós —colgó.

Una vez que colgó, deje mi celular en la mesa, poniéndome de pie al igual que Jared, sabia que tenía el presentimiento de que me iría de nuevo, sin embargo fue diferente esta vez.

Mis brazos lo envolvieron en un confortable abrazo, el pareció estar tan sorprendido como yo, ya que demoró en entrar en razón, para luego aumentar su abrazo.

—Gracias... Gracias por estar ahí, enserio —agradecí mientras aún permanecía en sus brazos.

—No te preocupes Becca, por fin te encontré.

Y entonces el sueño que había tenido esta mañana, se volvió realidad hasta cierto punto, él era el chico a quién consolaba, a quién solo podía observar sus ojos azules, él era.

Nos alejamos, limpiando mis pequeñas lágrimas con mis manos.

—No...no sé cómo pagarte todo lo que hiciste por mí...de verdad —dije aún desconcertada.

—No tienes porque —me sonrió — podemos hablar de esto si quieres.

—Si, lo necesito —sonreí.

—Bueno, pero no aquí, ya me observaron demasiado  —reí — Puedes venir conmigo si quieres, hoy estoy libre.

—No hay problema.

De inmediato guarde aquellos libros, mientras que Jared fue a llamar a sus amigos quienes al parecer también miraron aquella escena.

—Bueno Becca, ellos son Tomo y mi hermano Shannon.

—Hola —saludé, estrechando la mano de cada uno.

—Hola Becca, no sabes lo emocionado que estuvo mi hermano al escuchar tu nombre, diría que estuvo apunto de correr hacía ti si no fuera por mí -reí, haciendo que Jared lo golpeará en su brazo con su codo.

-Bienvenida a nuestro mundo ahora, Becca -bromeó Tomo -. Bueno tenemos que irnos de aquí antes que llegué más gente.

Nos subimos en una camioneta negra, mientras que en el camino Shannon y Tomo hablaban de sus experiencias cuándo eran niños, cosa que me entretuvo mucho. Jared me dijo que iríamos a su hotel que tenía reservado ya que estaría por un prologando tiempo aquí en Nueva York.

Tal vez ir a hablar por un rato con él, era lo menos que tenía que hacer por todo lo que hizo por mí.

No Way » Jared LetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora