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Becca.

Dos semanas después...

Días y semanas acostumbrándome a la idea de que mi mejor amiga no volverá a llamarme como todas las tardes, poco a poco tenía que avanzar, tenía que hacerlo, por ella.

Mamá estuvo organizando algunas cosas con la abuela, sobre mi estadía en Seattle y no sabía en que tiempo volvería a Nueva York, sin embargo, no me iría sola, Dylan me acompañara.

Aún faltaba al menos cuatro semanas para volver con la abuela; con respecto a lo mío con Dylan, por mas que intentaba amarlo de una manera distinta, había algo que no me dejaba hacerlo, aún no tenía algo con él pero se supone que estamos en ese progreso, que por mi parte siento no progresar tanto como lo hace él conmigo, volviendo al temor de lastimarlo nuevamente.

—¿Iras muy lejos? –me preguntó Dylan, mientras ayudaba a mi mamá con unos papeles.

—No, tengo que hacer algo importante, tal vez demoré un poco.

Él solo me sonrió de lado, devolviéndole el pequeño gesto, mientras salía de casa hacía el auto.

Hola Ben –dije desde mi teléfono, mientras encendía el auto.

—Hola Becca, ¿Lista? Acaba de llegar hace un minuto.

—Si, estoy en camino.

Días después de la ida de Ivy, puse en marcha a cumplir aquél primer deseo de ella y era, empezando, por buscar la luz que sería mi única oportunidad de empezar de nuevo.

Recordando ese mismo instante al señor Ethan Jenkens, quien estuvo interesado en mi trabajo como escritora aquél mismo día que Ivy dio por fallida su lucha, esta oportunidad era mi salvación.

Tal vez aún no me vea muy bien pero aquello era lo de menos. El edificio de Ben en días como hoy, Lunes, estaba lleno de personas de aquí para allá, hasta había unas cuantas personas peleando por que el ascensor no cabían mas personas, solté una risa por ello.

Espere unos cuántos minutos a que él ascensor retomará nuevamente y subí lo mas rápido que pude antes que llegara otra avalancha de personas.

Llegué al sexto piso dónde se encontraba la oficina de Ben, y ahí estaba él junto al señor Ethan.

—Bueno, los dejo solos, con permiso –dijo Ben, dándome paso a su asiento mientras él cerraba la puerta.

—Buenas Días, Señor Jenkens –saludé, dándonos un apretón de manos, mientras me acomodaba en la silla.

—Buenos días señorita –sonrió —Veo que lo pensó bien, el señor Ben me dijo que ya tenía algo planeado.

—Si, así es, traje mis trabajos listos aquí, por lo que se no es el único quien decide si sacar mi libro a la venta o no –dije, entregándole una copia de mis escritos.

—Exacto, pero la mayoría de mis socios están de acuerdo conmigo –reímos —De todas maneras yo y me equipo le avisaremos para decirle la respuesta final, será un día muy importante y deseo que usted esté presente.

—De todas maneras estaré ahí, no se preocupe.

—Me informaron que tuvo una perdida hace poco, en verdad lo siento mucho.

No Way » Jared LetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora