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Becca.

El reloj marcaba las nueve de la mañana, salí de mi habitación hacía la cocina, tomando un vaso de leche y un pan, era lo único que me provocaba comer.

Ayer por la noche, no llegué a hablar con mamá, a pesar de que ella insistía  en saber lo que ocurrió, me abstenía en hacerlo. Ella llegó a verme, sentándose en frente mío en la mesa, tal vez ahora ya era tiempo de decirle todo.

—¿Me puedes explicar lo que está ocurriendo? ¿No se supone que él estaría contigo ayer? –pregunto algo alterada.

—Se supone mamá, pero no fue así, ya viste dónde estuvo en verdad, no hay nada que explicar.

—Rebecca –dijo ella a regañadientes, cuando decía mi nombre completo, aparte de odiarlo, sabía que quería una explicación mas contundente.

—Aún no he hablado con él y no quiero hacerlo.

—Mereces una explicación Becca, esto no se puede quedar simplemente en un engaño, tú...

—Mamá, estuvo planeado –dije, intentando acabar con el tema pero al parecer ella quería saber más.

—¿Qué?

Su expresión me decía mucho, mostrándome que no estaba de acuerdo.

—Lo planeo Damián, es productor y mánager de su grupo, lo hizo para ganar publicidad, de alguna manera hace dinero con todo esto –explique.

—¿No pueden denunciar? Eso esta penado, no puedes manejar la vida de una persona a tu antojo –ella hizo tensión en sus labios, estando enojada.

—No, si firmaste un contrato, dando permiso a que te hagan ese tipo de cosas –mamá me observó con el ceño fruncido —Ellos eran muy amigos de Damián, firmaron el contrato confiando en que él no haría algo cómo esto.

—¿Cuándo termina el contrato?

—En un año.

Ella se alejo de la mesa, sin poder creerlo.

—Becca, no voy a dejar que te expongas de esta manera, ¿O me vas a decir que esto no te está haciendo daño?

Suspire.

—Es normal que me duela ahora, recién está empezando, mamá... Es mi decisión si seguir con esto o no.

—Si algo ocurre, recuerda que estoy aquí para ti, ¿Si?

Yo asentí, mientras ella me daba un beso en la frente.

Tan sólo con prender mi celular, encontraba una que otras páginas de chismes comentando lo que sucedió ayer, algunas de ellas decían tener información mía, sobre lo que opinaba al respecto, de hecho, todo aquello era mentira, pero ya ni siquiera me importaba lo que la prensa diga de mí.

Salí de casa, con algunos libros, un cuaderno y unos cuantos lápices, hoy iría a la biblioteca, pensaba ir a una cafetería, pero ahora eso es imposible sin tener a gente observando lo que haces y con sus cámaras justo enfrente de tu rostro.

Había llegado, un lugar calmado y sobretodo en silencio, lo que necesitaba para seguir con mi escrito, era una de las cosas por las cuales me sentía orgullosa, a pesar de todo, aún deseo seguir con este sueño.

Y así, se me paso dos horas enteras entre leer y escribir, buscaba un libro para leerlo en casa ya que todos los que tengo, los termine, pero aún no encontraba algo que me agradara.

—Perdón –escuche una voz masculina atrás mío, dándome media vuelta —¿Esto es tuyo? Estaba en el piso.

El chico sostenía un papel suelto de mi cuaderno, que de repente se desprendió.

—Si, gracias –dije, tomando el papel en mis manos mientras el chico sonreía.

—¿Tú eres... Rebecca? Creo haberte visto por televisión.

Reí.

—Solo Becca –sonreí —Si, creo ser esa chica que viste, espero que hayas visto el súper chisme.

El chico rió, ladeando la cabeza.

—De hecho, me intereso más que hayas modelado para Maddex, yo lo hice una vez.

—¿Enserio? –dije sorprendida mientras él asentía –Wow, bueno, gracias... Oh espera.

Detuve la conversación con aquél amable chico ya que sentí mi celular vibrar, entrando en la pantalla el nombre de Jared.

Y mi estado de ánimo cambio en un segundo, aquél chico lo notó y solo se despidió moviendo una de sus manos.

Hola.

—Becca, necesito hablar contigo, por favor...

Dudé unos segundos en decidir, una parte de mí estaba enojada, sin embargo, la otra sabía que esto era lo mejor.

—Bueno, ¿Dónde?

—En mi casa.

Cogí mis cosas del escritorio, dejando atrás el libro que iba a escoger, saliendo de la biblioteca a pasos largos.

Lo único que nos salva de las cámaras es estar escondidos, no entiendo como otra parejas logran pasar por esto, en verdad que los envidio.

Llegué, teniendo a Jared justo en la puerta principal, tal vez esperándome, baje del auto, deseando correr hasta él y abrazarlo, pero mi resentimiento no me lo permitía.

Simplemente pasé al lugar, sin querer mirarlo, cabizbaja, solo quería escuchar lo que tenía que decirme.

—¿Estás bien? —pregunto, sentándose al frente mío.

Al menos era consciente de que estaba algo enojada y decidió a darme mi espacio.

—¿Como crees que estoy? –levante una ceja, no podía evitar estar enojada.

—Se que debí llamarte antes, pero Damián tomo reglas estrictas y sabes que no puedo oponerme, aunque lo quisiera.

Él se levanto del mueble, caminando hasta mí, poniéndose en cuclillas, no lo miraba y tal vez eso lo mataba, tanto cómo para llamar mi atención sujetando mis manos.

—Lamento no haber podido disfrutar contigo ese día, no me dio tiempo de avisarte, Becca, todo fue momentáneo, no sabes todo lo que hice para que lo mío con Trina se viera real, todo el tiempo trate de meterme a la cabeza que tu eras la que estaba ahí, a la que le sonreía cómo un idiota, todo lo que viste, fue pensando solo en ti Becca, lo siento mucho.

Al ver que no respondía, simplemente sostuvo mi rostro con su mano derecha, observando sus ojos azules tan intensos, su semblante se percibía muy débil, arrepentido.

—De ahora en adelante, no hagas promesas que no podrás cumplir, así... Todo estará bien.

Él asintió, levantándose, hasta llegar a mis labios, quién los atrapó en una intensidad que ni yo me imaginaba pero que necesitaba, todos mis deseos desde que llegué aquí, los desplome en él, una vez que mis manos tocaron su piel y él el mío, por fin esa carga se fue, aquél peso se esfumó y solo me centre en él.

—Prometí no volver a tocarte, si sabes a lo que me refiero –susurro, mientras sentía como su respiración chocaba en mis labios.

Reí.

—Esa promesa si te dejo romper —sonreí.

Reímos, mientras volvía a envolverme en su brazos, era increíble como es que pase a estar tan vulnerable a una inmensa felicidad, solo tenía que aguantar, no todo siempre seria colores de aquí por doquier, lo tenía claro, sin embargo, no quiero rendirme, ya paso una vez, no pasara otra.

No Way » Jared LetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora