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Becca


No sabía lo que estaba apunto de enfrentar y eso me llenaba de terror, este dolor no se comparaba en absoluto a otros que habría sentido de niña o adolescente, esa época donde ni si quiera me imagine llegar a este punto, en ser consciente como de la noche a la mañana, mi vida esta en juego. 

Jared cruzó el umbral de la puerta, entrando al lugar que literalmente se volvió como una especie de habitación para mí todo este tiempo, se parecía demasiado al área de emergencia de un hospital, las luces de un blanco cegador me iluminaban al ser tendida en aquella camilla, bajo los focos y que mi piel se notaba de un modo fantasmagórico.

De un brusco tirón, Elena rasgo mi ropa.

—Ella tiene que pujar –escuche decir a Alexa entre mi desbocado sueño que me ablandaba el dolor, pero aquello seria solo un segundo.

—No tiene la fuerza necesaria, Alexa –contradijo Elena.

—¿Qué ocurre? –dijo Dylan.

—¡El bebé tiene que salir ahora!... Si no los dos morirán –volvio a decir a Elena.

Mi espina dorsal hizo una pequeña electricidad, de pronto, sintiendo como el dolor volvía a mi cuerpo y a mi sentido, vi a Jared cogiendo entre sus manos aquella gran aguja, implantandolo en alguna parte de mi cuerpo, sin darme tiempo de preguntar, hice un quejido ante el dolor.

—¡Sácalo ahora! –exclamé, echando mi cuerpo hacia atrás, sintiendo como miles de puños se desataban en mi estómago, ella no iba a Morir —¡No puede respirar! ¡Hazlo ya!

—La morfina le hará efecto.... Lo mas seguro es que ella morirá si hacemos una cesárea, ahora –de repente dijo una voz, que mi mente reconoció, la ayudante de Will estaba aquí.

—No... –intervino Jared.

—¡No hay Tiempo! Confía en Becca, Jared ella lo hará, el bebé se muere. –replico Elena.

Sentí como Jared, bajo sus manos de mi abultado estómago, dándole paso a Elena junto a la enfermera, mientras que Dylan y Jared me ayudaban a mantenerme incorporada para que pudiera respirar.

—¿Llamaste a Will? –dijo Jared rápidamente hacia Alexa.

—Esta cerca, la ambulancia también, ellos ayudarán, mientras tanto ayuda a Becca.

Vi de pronto como Elena y Alexa ayudaban en todo lo que podían a aquella enfermera, sentí varios piquetes en mis caderas, teniendo lo que estaba a su alcance, estaba iniciando el proceso.

—Aún no hace tanto efecto la morfina –dijo Jared hacia la enfermera.

—No totalmente, pero tenemos que hacerlo.

—¡Hagalo ahora! –implore, preparando mi mente como sea posible.

—Mírame Becca –escuche decir a Dylan, quien intentaba visualizarlo entre la tanta oscuridad que cegaba mis ojos. 

Entonces sentí aquel corte, que hubiera preferido que me pisoteara un animal a sentir esto, grité, al no ver solución para calmar mi dolor de ese momento, poco a poco la morfina hacia efecto pero no estaba siendo lo suficiente para desaparecer ese infernal suceso, mi respiración no iba a aguantar mucho para superar aquello.

—Becca... porfavor... Cumple tu promesa –escuche a Dylan con un desgarro en su voz, mientras observe a Jared, junto a la enfermera, su camisa llena de sangre.

Oí las sirenas, de pronto sintiendo aquél océano de dolor, tan fuerte y lejana que nunca había sido capaz de ver ni de imaginar.

De pronto sentí varios pasos que llegaron hasta la sala, que en menos de un segundo se encargaron de mí lo mas rápido que podían.

Y fue ahí cuando entre tanto dolor y sufrimiento, vi a Anesa en los brazos de Jared, únicamente deseaba morir en ese instante, nada parecía compensar esta tortura, solo a cambio de un latido más de mi corazón, sin embargo, al ver aquella escena, trataba con las únicas fuerzas que tenía entregarlo todo solo para poder verla.

—Es Anesa –me dijo Jared, entregándomela en mis brazos.

Observé su pequeño rostro que tanto deseaba ver, una redondez perfecta, sus ojos tan grandes y de un sorprendente color marrón chocolate y sus mejillas que llameaban coloradas.

—A... Nesa.... —susurré —Te amo... Tanto.

Su llanto, aunque débil, me hizo saber que ella estaba bien, el dolor había desaparecido pero entonces siento como de pronto mi niña estaba siendo muy pesada para mí y Jared la tomó, sentí los brazos durante un momento como si fueran de goma a después sentir absolutamente nada.

No podía sentirme a mi misma.

La oscuridad se extendió sobre mis ojos con mas solidez y aunque los doctores estaban interviniendo no sabia cual seria mi futuro, o si aquí es acababa, sin embargo, tuve la dicha de tenerla en mi brazos.

Intentaba moverme, seguir luchando, pero sabia que seria mucho mas fácil rendirme y dejar que la oscuridad me aplastara, más y más, pero aun así, intentaba arrastrarme y quitarlo de mi camino.

Pero estaba tan oscuro que ya no podía ver sus rostros de cada uno quien se encontraba en la habitación, entonces mis ojos se cerraron, cayendo en aquel profundo abismo en donde el dolor no se sentía y la paz me consumía.

Mis oídos fueron los únicos en seguir en aquella vida, escuchando los tan alarmantes gritos que pedían mi salvación.

—¡Esta lista! Llevensela​ al hospital, ¡Ahora!

—Becca... Lucha porfavor...

—Haz que tu corazón siga latiendo...

Mis oídos no volvieron a escuchar nada mas que aquel llanto quien me avisaba que mi amor, pudo seguir luchando, mamá tenía que seguir haciéndolo, lo haría, ¿Pero cómo? Si me encontraba presa de mi propia debilidad.

Mi niña... Mi Anesa... Solo esperó que estés bien, me fui viéndote y esperó volver cumpliendo la misma acción, se que Jared no se rendirá ante mi tan llegada muerte, deseo cumplir con mi promesa, y que esta vez nada me pueda separar de mi familia.

Aquel sueño de aquella mañana antes de entrar a esa cafetería, me hacia entender ahora lo que significaba, tanto fuego a nuestro alrededor que tan solo una luz y una acaricia podía calmar, y ahora lo entiendo todo, Anesa era aquella luz y yo esa acaricia, ese sentimiento de amor que intentaba apagar el fuego pero que nunca fue la solución, si no hasta mirar llegar aquella luz, que se que calmaría esa angustia de mi esposo, aunque yo no esté, se que Anesa será su luz y su paz para siempre.

Próximo capítulo: El Final.

No Way » Jared LetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora