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Era la una de la tarde, me encontraba haciendo algunos trabajos de la universidad, cuándo de repente tocaron el timbre. Y sin aviso pensé en Ivy.

Y si, era ella.

—Necesito una explicación —exigió, entrando a casa —. Me tuviste preocupada toda la noche.

—Lo siento, te lo diré todo.

Guardé algunas cosas de mi habitación, y me preparé para el interrogatorio de Ivy, ella si que era muy explosiva cuándo quería, es cómo un don. Extraño.

—Empezare yo, te tengo noticias —me dijo, mientras se sentaba al borde de mi cama.

—¿Cuales?

—Mañana iré a comprar las entradas después de las clases, acaban de llegar aquí hace dos días —dio un grito ahogado mientras yo reía al ver su reacción.

—Tendrás que hacer algo por mí luego de que te acompañe, literalmente me estas raptando por una noche —le señale con mi dedo índice en señal de advertencia.

—Esta bien —bufo —Ahora te toca a ti, vamos, Dime.

Suspire.

—Bueno, como sabías, ayer te estuve esperando en el restaurante cómo por una hora y media pero de algo sirvió —sonreí.

—Parece que aporte en algo bueno.

—En esos minutos un chico se acerco y todo parecía ir bien, hasta que me dijo que ya me conocía, y tenía razón.

—¿Cómo así?

Entonces empecé a explicarle aquella tan borrosa historia. Aveces adoraba esta parte tan especial de Ivy, era capaz de escucharme y entenderme, le ponía tanta atención a la historia que hasta podría decir que ya se lo estaba imaginando a grandes escalas.

—Él fue una parte importante en mi vida, Ivy, y aún me siento algo culpable de no recordarlo tanto como debería de ser. 

—No te preocupes por eso, Becca, piensa que volverse a ver ha sido una buena forma de pagar todo este tiempo, ¿Y? ¿Es guapo? —levanto las cejas, sonriendo cómo si hubiera insinuado algo.

—¡Ivy!

—Bueno, bueno, sigue contando que el magnífico empresario te llevo a su hotel —me dijo con una expresión divertida, mientras yo reía —¿Tiene sala de cine? Porque si es así tengo que conocerlo.

—También tiene dinosaurios por si querías saber —dije sarcásticamente, ella bufo.

—¡Oye!, no me dijiste cómo se llamaba, ni tampoco el de sus amigos, podría conocer al amor de mi vida y tu me lo estas ocultando.

—Claro que no —reí —Él se llama Jared... Su hermano... —pensé, tratando de recordar su nombre  —¡oh! Shannon y un amigo, Tomo. Nunca había escuchado ese nombre. —me encogí de hombros. 

Ivy pareció ver un araña, peor que eso diría yo, ella no dejo de mirarme de una forma extraña por largos segundos, iba a hablar pero ella me ganó.

—Espera, ¿Qué? —ella sonrió, sin esperarse de lo que había escuchado.

—¿Qué de qué?

—¿Cómo qué de qué? ¡Hablas enserio, Becca Steinfield! —exclamó, saltando de mi cama para gritar aún más, y yo seguía sin entender absolutamente nada —Me dijiste que el tal Jared te envió un mensaje ¿no es así?

—mm... Si...¿Por?

—¡Dame tu celular ahora, Becca!

Yo seguía en un estado de inmovilidad al ver la extraña actitud de Ivy.

—¡Ahora!

—Ya, ya, aquí tienes —se lo entregué en sus manos.

Ella me lo quito en un segundo, abriendo la bandeja de mensajes y entonces otro grito apareció.

—¿Qué pasa? ¿Ivy vio a un chico? —pregunto mi madre, asomándose por la puerta.

—Señora Anne... Mucho mejor que eso —respondió Ivy sin desquitar sus ojos de la pantalla.

—Trata de calmarla —bromeó, mientras se alejaba de la habitación.

—Ivy, ¿Puedes decirme que pasa?

—Te dijo hermosa... Que ternura —me dijo ella haciendo un puchero.

—Bueno.... Si... ¿Y eso qué? —dije, tratando de no avergonzarme.

Un sonido se hizo presente en la habitación, al parecer le había llegado un mensaje.

—Bueno, Becca, ya tengo resuelto porque esos hombres te señalaron, observa por ti misma.

Ella me dio su celular, fijándome en aquellas fotos, una de ellas era cuándo estaba entrando al hotel con los demás y otras cuándo salí de aquel lugar.

—¡Ivy! Dime que es esto y que ocurre.

Ella suspiró, volviendo a mirar el celular para luego sentarse a mi lado.

—¿Este era el chico de ayer, verdad?
—asentí.

Preguntó, mientras estaba en la ventana de google con una foto de aquel chico.

—Ve a Wikipedia.

Y así lo hice, aparecía su nombre, el nombre de los chicos que conocí ayer, eran una banda, aquella misma por la que Ivy se moría por ir a verlos.

—¿Así que con qué empresario, verdad? No lo niego, parece uno.

—Necesito llamarlo.

—¡No puede ser! ¡Tienes su número! ¡Y lo dices cómo si nada! —pataleó, saliendo de la habitación.

Ahora todo encajaba, él sabía que esto pasaría. La salida temprana del restaurante, su curiosidad por saber sobre la salida con Ivy y esa sonrisa extraña cuándo le dije que no tenía ni idea de aquel grupo musical.

—Hola... Necesito hablar contigo, ¿Estas ocupado?

—Hola Becca, no lo estoy, supongo que ya lo sabes.

—Mmm... Creo saberlo.

—¿ amiga te lo dijo?

—Si... De hecho sigue aquí, así que...

¡Oh por dios! ¡Sabe de mí! ¡Le hablaste sobre mí! ¡Te amo! —exclamó Ivy saliendo de su escondite.

—Ya me di cuenta —rió —Puedes venir Becca, si quieres ven con Ivy, parece estar muy eufórica.

—Gracias, nos vemos en un rato. —colgué.

¡Ivy! ¡Hoy es tu día! —grite alegremente.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! —exclamó sujetándome de los brazos.

—¡Te llevare a verlos! ¿Verdad, que soy la mejor amiga del mundo? —estire mis brazos esperando un abrazo de ella.

—¡Becca! ¡Te amo más que la pizza!

Las dos reímos al unísono, hasta que ella se abalanzo hasta mí.

—Quieres no botarme al piso ahora, tenemos que ir.

—Si, si, ¡Ahora, Becca!

Estaba ya dando por sentado que Ivy se desmayaría a tan solo mirar la puerta del edificio. En verdad que tenía miedo por ella, ojalá y logre calmarse.

No Way » Jared LetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora