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Becca.

Si amar a Dylan es lo que me hace bien, entonces es hora de dejar ir todo lo que Jared alguna vez fue para mí, sin embargo, no sabía si lo que estaba perdiendo ahora sería algo de lo que me arrepentiría para toda mi vida, mentiría si dijera que no tuviera miedo a avanzar.

Él lo fue todo para mí, jamás había amado a alguien de esta manera, mis palabras sonaban tan fáciles de decir pero lo que tenía que afrontar era mucho más potente.

Quisiera que todo hubiera pasado de una forma distinta, tenerlo aquí conmigo, disfrutando de una hermosa casualidad que se dio, pero el daño era irreversible, mi amor por él no podía luchar más.

Si estos meses son los últimos en los que lo podré ver, siempre llevaré conmigo aquella vez en que acarició el contorno de mi rostro con sus suaves manos, transmitiendo tranquilidad y a la vez aquél leve ardo que me proporcionaba, tal vez avisando todo lo que pronto iba a ocurrir.

Aún no tenía algo planeado con Dylan luego de aquél beso, pero supongo que esto será el inicio de algo que pronto comenzara a crecer.

—Bajaré en un rato, cielo, ¿Aún te sigue doliendo? –dijo mamá encontrándose distraída con las pocas cosas que le hacían falta llevar al hospital.

—Dylan puede llevarme, no deberías de faltar a tu trabajo por algo como esto, estaré bien, no duele mucho –le dije mientras le veía bajar de las escaleras.

—Ya te dije que estaría contigo esta vez, mira tan solo el dolor que tienes ahora –refuto cogiendo las llaves del auto que se encontraban en la mesa.

—Mamá, es leve, ya pasará –susurre, obstruyendo su paso para decirle algo importante —Quisiera estar sola en casa por lo menos dos días, estarás bien con Ben, él también te necesita y estoy segura que querrá decirte algo importante.

—Becca, sola es lo menos que puedo permitirte cariño. –sus manos suaves fueron a mi mejilla, dándome cariño.

—Esta bien –suspire —Dylan me acompañara, ¿Podrías estar tranquila con eso?

—Bueno. –me sonrió, mientras dejábamos la casa.

Shannon.

Al entrar, el olor a licor invadió mis fosas nasales, el comedor, la sala de estar, todo estaba hecho un desastre, siempre conocí a mi hermano por ser un chico ordenado, y eso delataba lo peor de lo que ya estaba; Mamá tenía razón en preocuparse.

Llamaba a su nombre y no respondía, uno, dos, tres, nada.

Frustrado, subí hacia su habitación, donde lo encontré sentado al borde de su cama con un botella en sus manos, esto no pasaba desde que él tenía diecinueve años, dónde recayó en aquél vicio y que fue difícil sacarlo, me desconcertaba demasiado verlo hacer esto de nuevo, mucho mas en estas circunstancias.

—¡¿Qué es lo que te pasa?! –exclamé, llegando a él, quitando de sus manos aquella botella.

—Mamá te llamó, ¿No es así? –me dijo,con la mirada perdida en el suelo, sin siquiera responde a mi exaltada pregunta.

—Esta preocupada por ti, pensé encontrarte en otra situación... No en esta basura, dejarás todo esto ahora mismo –dije enojado.

—¿Crees que lo haré porque sencillamente me lo pides? No se porque se te ocurrió venir, yo soy quién lleva toda tu carga, a mí es a quién manejan, debería de no importarte... Vete.

—No me iré hasta que te deshagas de todos esto, hemos decidido dejar todo esto por ti, podemos empezar de cero si así lo quieres.

—¡¿Perder todo lo que hemos logrado por un error mío?!

—¡Es por tu bien! ¡¿Qué pasa si vuelves a recaer?! ¡¿Crees que a mamá le haría bien?!... ¿Siquiera a Becca?

—¡A ella ya no le importó! Deseo no haberme conocido y ahora yo tampoco, así jamás le hubiera hecho todo esto, ahora dejame en esta basura a mí.

—Jared, dejame arreglar esto por ti, Damián está mucho más concentrado en ti que en mi y Tomo, ni siquiera se dará cuenta de lo que hago o no, pero ahora tienes algo muy importante que hacer.

—¿Cómo que? ¡Solo vete! –grito intentando quitarme la botella de la mano, haciendo que se moleste aún más —¡Entiende, Shannon! ¡Jamás te creerá! Ya le hice demasiado... Solo..

—¡Ya basta! ¡Ella está embarazada! Su bebé está corriendo peligro ahora y si no dejas esta mierda, juro que llevarás este arrepentimiento por toda tu vida... Ella no quería decírtelo y tiene sus razones, ahora que te veo no quiero pensar que lo que te dije ahora estuvo mal, tú ve lo que haces, ya hice mucho por ti.

Becca.

Nuevamente una fiebre invadió todo mi cuerpo, de camino al hospital me había debilitado en un segundo.

Ahora se supone que tendría que pasar la noche aquí, de la misma manera que Ivy, ya que los doctores decidieron internarla por un buen momento, no sabía el porque de todo esto, mi mejor amiga luchando por su vida y yo haciendo lo mismo.

Espero que las dos podamos salir de esto.

—¿Sabes dónde fue mamá? –pregunte a Dylan quien estaba a mi lado revisando mi temperatura.

—Fue a esperar a Ben, aún hay algunos camarógrafos afuera y la prensa, supongo que nunca se detendrán. –me respondió, tratando de darme una sonrisa.

—¿Dime que hacer Dylan? Pronto sabrán la verdad... Y él se enterara, mi única salida es irme de aquí, pero no puedo... No dejaré sola a Ivy. –susurre mirando con desgano hacía el techo sintiendo las punzadas que mi cabeza producía.

—No puedes hacer las cosas al mismo tiempo, debes hacer una de las dos... Se que no es momento de responder pero sabes que es la realidad. –asentí, impotente a la toma de mis decisiones.

—No importa... Seguiré con esto, aguantaré lo que pueda –dije.

—Becca... Por favor, es mejor irnos y si, habló de nosotros. –lo observé a los ojos, asimilando la gran decisión que tuvo. 

—No, aún no, solo dame....

Solté un quejido al sentir una fuerte presión a lado derecho de mi estómago.

—Becca, ¿Qué pasa? –escuche decir, su voz empezaba a sonar desesperada.
Ese dolor llegó como una gran ola en el mar, se esparció por todo mi estómago, provocando un dolor que jamás podría olvidar en toda mi vida, era como si una flecha se enterrará justo en mi pecho.

Sentí pánico, lo único que podía pensar era en mi bebé, los ojos se me hacían agua y no me dejaban ver con claridad, tan solo ver a mamá corriendo hacía mí, al igual que Dylan.

El aire me estaba haciendo falta, y ni siquiera podía articular una palabra, de pronto percibí un líquido manchando mis muslos y mi mente me dijo lo perdiste.

Deje que el dolor me controlará, desplomando mi cuerpo otra vez en la camilla, viendo como doctores entraban a mi habitación y atrás de ellos, aunque pensé que jamás lo necesitaría, esta vez las palabras de Ivy tenían una completa razón, claro que lo necesitaba, verlo de pie en la puerta observándome con espanto me hizo entender que de alguna manera, él ya esta completamente enterado y saber que sin querer estoy apuntó de romper su corazón, porque no se, si ahora la que se irá seré yo.

Sus ojos ante mí, fue lo único que me llevé en mi memoria antes de cerrar los ojos por completo.

No Way » Jared LetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora